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Así actúa la ayahuasca, el alucinógeno de moda en Ibiza

Varios investigadores han analizado su potencial como herramienta en algunas terapias psicológicas, por su capacidad para estimular el pensamiento divergente

Las alucinaciones no son visuales sino sonoras y quienes la toman suelen escuchar amplificados los sonidos de su alrededor

Durante los últimos años se ha popularizado el consumo de una bebida alucinógena en la más famosa de las islas Pitiusas. Es la conocida como ayahuasca y varios autodenominados chamanes organizan sesiones en los que se realizan tomas. Los que la han probado aseguran tener experiencias extracorporales, mientras que sus promotores afirman sin rubor que la bebida es capaz de curar todo tipo de males.

La bebida de la ayahuasca ha sido utilizada históricamente por varios pueblos indígenas amazónicos, cuyos curanderos o chamanes le achacaban poderes sobrenaturales, como la adivinación o la capacidad de entrar en contacto con dimensiones sobrenaturales.

El interés y la popularización de esta droga entre los occidentales comenzó en 1963, cuando se publicó el libro Las cartas de la ayahuasca, en el que se recogía parte de la correspondencia entre  los escritores William Burroughs y Allen Ginsberg. En este libro se narra parte del viaje que hizo Burroughs a la selva amazónica en busca de «una planta de míticas propiedades alucinógenas y telepáticas».

Sin embargo, no fue hasta bien entrado el siglo XXI cuando la ayahuasca empezó a hacer furor en Ibiza. Hasta tal punto llegó la fama de esta bebida que en 2014 la pequeña isla mediterránea acogió la primera Conferencia Mundial de la Ayahuasca (la segunda tendrá lugar en Brasil el próximo mes de octubre).

La bebida: ayahuasca y chacruna

Aunque a menudo se suele pensar que la bebida de la ayahuasca se obtiene de la planta que lleva su nombre, en realidad es una combinación de dos tipos diferentes. Por una lado está la propia ayahuasca, también llamada yagé o caapi, que es una liana o enredadera propia de las selvas de Sudamérica y cuyo nombre científico es Banisteriopsis caapi. El otro ingrediente fundamental de la bebida es la Psychotria viridis, una especie de arbusto de la familia del café, conocida popularmente como chacruna.

Ninguna de estas dos plantas es alucinógena si se consume por separado y, curiosamente, ni siquiera es la ayahuasca la que contiene el compuesto alucinógeno. Son las hojas de la chacruna las que contienen la DMT, o dimetiltriptamina, una sustancia similar a la que se encuentra en varios tipos de hongos alucinógenos. Sin embargo, si tomamos las hojas solas no observaremos efecto alguno, ya que nuestras enzimas intestinales normalmente desactivan la DMT anulando su efecto.

Ahí es donde entran en juego los tallos de la ayahuasca que se utilizan para preparar el brebaje, ya que interrumpen el efecto de estas enzimas y permiten que la DMT sea absorbida por el cuerpo, entre en el torrente sanguíneo y, finalmente, llegue a nuestro cerebro.

Es entonces cuando comienzan las alucinaciones, que se inician alrededor de media hora después del consumo y que alcanzan su máximo efecto en torno a una hora después de la ingesta. Finalmente, los efectos desaparecen tras unas seis horas.

¿Cómo son las alucinaciones?

Al contrario de lo que sucede con sustancias alucinógenas, como el LSD o algunos tipos de hongos, las personas que consumen ayahuasca son mucho más conscientes de que están alucinando y suelen mantener un estado de alerta. Además, las alucinaciones no son visuales, sino sonoras.

En lugar de oír voces, lo que escuchan aquellos que la prueban corresponde a una especie de amplificación o exasperación de los sonidos que se producen alrededor de ellos, motivo por el cual muchos chamanes a menudo ponen música durante las sesiones de toma de ayahuasca.

Después de la experiencia, muchas personas aseguran encontrarse mejor consigo mismas, con lo que se ha planteado que la ayahuasca pueda tener posibilidades para tratar algunos trastornos, como depresión o bipolaridad.

La ayahuasca como fármaco

Las drogas psicodélicas siempre han suscitado cierto interés entre algunos miembros de la comunidad científica, por su posible potencial como herramientas para ciertas terapias. De hecho, el pasado año la Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y la Salud en EEUU reveló que el uso de drogas psicodélicas estaba asociado a una reducción significativa de la angustia psicológica y pensamientos suicidas.

Con respecto a la ayahuasca, algunos estudios han indicado que su consumo tiende a reducir la actividad de la red neuronal por defecto, una zona que permanece activa aún cuando no estamos realzando ninguna tarea especifica y cuya elevada actividad está vinculada a la depresión o la ansiedad.

Estudios más recientes indican que » la ayahuasca mejora el pensamiento divergente creativo«, una capacidad que ha demostrado ser un aspecto importante en la terapia cognitiva y que, por tanto, «puede facilitar las intervenciones psicoterapéuticas».

En este mismo estudio se destaca que esta sustancia afecta negativamente al pensamiento convergente, que también es importante en la terapia cognitiva. Según los autores de esta investigación, «los futuros estudios deberían analizar si este efecto cambia con el tiempo» o si por el contrario se mantiene.

En resumen, pese al potencial que algunos auguran para la ayahuasca, todavía no se sabe lo suficiente sobre los efectos que produce esta bebida, por lo que es prematuro realizar afirmaciones en cualquier sentido. En cualquier caso, otro estudio reciente en el que se hizo un seguimiento de consumidores de ayahuasca durante un año, no encontró pruebas de efectos perjudiciales sobre la salud psicológica o las capacidades cognitivas.

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