Prensa Cannábica Gratuita – El Cultivador

¡Dab, dab, dabbing!

Ante la proliferación del movimiento dabbing, este mes os explicaremos en qué se basa y dónde nace. Además, conoceremos tanto los diferentes utensilios usados en el dabbing, como los pros y los contras de esta moda.

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¿Dónde nace el dabbing?

Este singular movimiento nace aproximadamente hace quince años en Estados Unidos, donde algunos consumidores de cannabis elaboraban extracciones sin ningún tipo de residuo vegetal. Estas extracciones podían ser mecánicas o mediante solventes, ya que el único requisito para que una extracción se pueda dabbear es que sea full met o de fusión total.

Con el paso de los años, este movimiento –o forma de consumo– ha ido cogiendo mucha más importancia. Tanto es así que es la forma de consumir extracciones más popular, por delante incluso de la vaporización.

Utensilios usados en el dabbing

Ya sea por la complejidad del dabbing o simplemente por motivos comerciales, son múltiples los utensilios utilizados para dabbear. Aunque nos centraremos en los tres más usados e imprescindibles para la práctica del dabbing:

En cuanto al diseño, los clavos empezaron como una parte más del sistema para dabbear, ya que se le colocaba sobre él una cúpula –normalmente de cristal de borosilicato– para que recogiera el vapor y fuese más efectiva la inhalación.

En la actualidad, la mayoría de los clavos no necesitan cúpula ya que poseen un sistema de canalización del vapor por el interior, consiguiendo optimizar al máximo el vapor producido y evitando que se escape.

Con el tiempo también ha cambiado la parte inferior de los clavos. Siendo la mayoría clavos estándar, que podremos colocar en cualquier pieza de cristal, con independencia de que la unión sea macho o hembra. Esta conexión universal nos permitirá también conectar el nail a pipas o bongs de 14 o 18 milímetros.

Los nails empezaron siendo manuales, es decir, se calentaban mediante un calentador o soplete manual. Los sopletes usados para esta labor son similares a los utilizados en hostelería. Esto se debe a la gran autonomía que nos ofrecen consiguiendo además elevar la temperatura del calvo rápidamente.

Pese a que la evolución en los clavos había sido notable, no es hasta hace aproximadamente tres años cuando se popularizaron los e-nails. Unos clavos eléctricos con un termostato incorporado capaces de controlar la temperatura a la que dabbeamos y evitando tener que usar un calentador o soplete. Estos los podemos encontrar con o sin termostato regulable, aunque lo más recomendable es que sea regulable. De esta forma podremos regular la temperatura más correcta según la extracción que vayamos a dabbear.

A causa de la gran proliferación del dabbing, los artesanos del cristal han ido diseñando modelos cada vez más especializados para el consumo de extracciones. Dichas piezas han sido catalogadas como oilers. La principal diferencia respecto a los bongs es su menor tamaño, tanto en altura como en diámetro. Con este menor tamaño conseguimos una inhalación más rápida, facilitando así el consumo de extracciones, que por lo general producen menos vapor que las flores –esto se debe a que las dosis para las extracciones suelen ser más pequeñas que las consumidas en forma de flores–.

Otra característica que diferencia a los oilers de las pipas o bongs es su mayor igualdad entre capacidad de agua y vapor, superando en algunas ocasiones la cantidad de líquido introducida al espacio para albergar el vapor, enfriando e hidratando mucho más el vapor que un bong convencional.

Cómo hacerse un buen dab

Ahora que ya conocemos qué es el movimiento dabbing y los utensilios imprescindibles para hacernos unos dabs, desgranaremos los pasos a seguir para que podamos degustar nuestra extracción de una forma correcta.

Lo primero que debemos hacer antes de empezar a hacernos un dab es asegurarnos que todos los utensilios –oiler, nail y dabber– estén totalmente limpios, ya que de no ser así, además de ensuciar el sabor de la extracción, corremos el riesgo de inhalar partículas poco saludables. Esta suciedad puede ser causada por el uso anterior de los utensilio o simplemente porque les haya caído polvo, por lo que recomiendo ser extremadamente cuidadosos con la limpieza de nuestros utensilios.

Para dicha limpieza utilizaremos alcohol isopropílico y un papel o gasa. Además, antes de empezar a dabbear, debemos asegurarnos que toda la parafernalia está seca ya que, de no estarlo, ensuciaremos el sabor de la extracción con los restos del alcohol utilizado para la limpieza.

Una vez tenemos todo limpio, nos ayudaremos con el dabber para coger una pequeña porción de extracción. El tamaño de la porción a consumir lo determinarán diferentes factores, como pueden ser la pureza de esta, la tolerancia del consumidor o el clavo utilizado para dabbear. Siempre teniendo en cuenta que la extracción a consumir puede tener al menos el triple de cannabinoides que las flores.

Cuando tengamos la porción que vayamos a consumir, depositaremos el dabber con la extracción sobre una superficie antiadherente, como puede ser el papel de horno o las esterillas de silicona –similares a las usadas en repostería–, y procederemos a calentar el clavo o nail.

Si usamos un clavo de los que necesitan cúpula, lo primero que haremos será quitarla, para que podamos calentar el clavo con mayor comodidad.

Proseguiremos calentando el clavo con el soplete o antorcha. Durante el calentamiento siempre debemos tener la llama azul hacia arriba, para que de esta forma no entren partículas de gas por el clavo. De esta forma evitaremos que entre gas en el oiler, de lo contrario corremos el riesgo de inhalar partículas de butano, siendo este un gas muy tóxico para nuestra salud.

Dependiendo del soplete utilizado y el clavo a calentar, este proceso puede durar entre veinte y cuarenta segundos. Es importante no calentar en exceso el clavo, ya que de ser así obtendremos un sabor tostado y carente de matices, produciendo además un vapor muy caliente. Como consecuencia, al inhalarlo notaremos quemazón en la garganta, algo muy molesto sobre todo para los consumidores medicinales con problemas respiratorios.

Para evitar este sobrecalentamiento podemos adquirir un termómetro laser similar al usado en hostelería, con el que comprobaremos la  temperatura de nuestro clavo, la cual debe rondar los 225 grados Celsius.

En el caso de estar utilizando un clavo eléctrico con temperatura regulable, bastará con ajustar el controlador a 225 grados Celsius y esperar a que se caliente. Este proceso será más lento que el manual, llegando a tardar unos minutos en ajustarse la temperatura deseada.

Una vez tengamos caliente el clavo –en el caso de usar cúpula, la colocaremos– acercaremos la extracción al clavo con la ayuda del dabber hasta que entre en contacto con el clavo. Momento en el que empezaremos a aspirar suavemente el vapor producido.

Recomiendo que esta inhalación sea suave y progresiva, ya que si aspiramos un caudal de vapor demasiado grande, corremos el riesgo de que nos produzca una molesta tos.

La expulsión del vapor la haremos de la misma forma que lo hacemos normalmente, sin la necesidad de aguantar el vapor diez segundos –como dice una de las tantas leyendas urbanas ligadas a este tema–.

H–nail, ¿atomizador o clavo portátil?

En los últimos meses, la proliferación de nuevos aparatos para el consumo de extracciones es enorme, aunque los H–nail destacan sobre los demás productos.

Dichos aparatos son muy parecidos a los atomizadores comunes, con la salvedad de que los H–nail vienen preparados para funcionar siempre de forma vertical, provistos de un enfriador de agua similar a los utilizados en los oilers. Además, a diferencia de los atomizadores comunes, los H–nail poseen una boquilla en forma de “trompeta”.

Centrándonos en el funcionamiento los H–nails, utilizan baterías recargables e intercambiables de mayor duración que las usadas en los atomizadores básicos. Sin embargo, el cabezal de calentamiento es similar al de los atomizadores, siendo totalmente compatibles.

He de reconocer que estos aparatos pueden ser muy útiles en algunas ocasiones, aunque no los recomiendo para el uso a diario –al menos en la mayoría de los casos–. Esto es debido a que su bajo coste condiciona mucho la calidad de los materiales usados, siendo principalmente metales y plásticos de dudosa salubridad. Con esto no quiero decir que todos los modelos sean poco saludables, pero sí que debemos adquirir un H–nail de gama alta para asegurarnos un vapor limpio y sabroso.

Para terminar, os quiero recordar la peligrosidad al consumir extracciones solventes de dudosa calidad, las cuales pueden provocar daños irreparables en nuestra salud. De ahí que os anime a analizar la extracciones antes de consumirlas, siendo la única forma de asegurarnos la salubridad de lo que estamos consumiendo. Sería incoherente asegurarnos de la salubridad de los aparatos para consumir las extracciones, sin conocer la salubridad de estas.


https://www.cannabismagazine.net/dab-dab-dabbing/

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