El Cultivador 47

- Aumenta sensaciones percepciones sensoriales como el tacto, olfato, vista, gusto y oído. - Aumento de la sensación táctil y de acercamiento físico. La explicación fisiológica que Lynn y su equipo dan a esta pregunta se centra en la interacción entre el cannabis y el eje hipotálamo-pituitaria-gónadas, que controla las hormonas sexuales. Hay receptores cannabinoides en el hipo- tálamo que regulan la hormona liberadora de gonadotropina y la libe- ración de oxitocina, dos hormonas que juegan un papel importante en la fun- ción sexual. Además, el cannabis afecta a los niveles de testosterona, hormona relacionada con el deseo sexual, aunque parece que todavía no está claro cómo y en qué dirección influye en las muje- res. Pero la función sexual femenina no solo está regulada por hormonas. Tam- bién hay neurotransmisores en el terreno de juego, por ejemplo, la dopa- mina y la serotonina. La dopamina es un neurotransmisor prosexual clave en la función de la excitación sexual femenina. La activación de receptores de cannabinoides mejora la producción de dopamina, lo que podría ser otra vía por la que el cannabis afecta a la respuesta sexual. Además, se han encontrado recep- tores cannabinoides en otras áreas del cerebro que controlan la función sexual, incluyendo el hipotálamo, el cortex prefrontal, la amígdala y el hipocampo. La concentración de endo- cannabinoides en el suero ha sido relacionada con la excitación sexual objetiva y subjetiva. Apuntes para el futuro El estudio de Saint Louis resulta de gran importancia para comprender los efectos del cannabis en la sexualidad femenina. También muestra la necesi- dad de seguir investigando en el tema, pues apunta datos positivos que revelan la marihuana como una herramienta valiosa, que podría no solo mejorar la función sexual de muchas mujeres, sino ayudar a aquellas que tienen pro- blemas para conseguir una respuesta sexual satisfactoria. Algo que ya se está haciendo, pero de manera anecdótica, autodidacta y mediante la prueba del ensayo-error, tal como ocurre en otras patologías para las que el cannabis estaría indicado, pero no regulado. Además, este estudio presenta ciertas debilidades que muestran el camino hacia donde podrían dirigirse futuros estudios. Una de ellas consiste, como las autoras mencionan, en el hecho de que haya sido realizado en un único centro. Esto constituye una debilidad y una fortaleza al mismo tiempo. Por una parte, permitió cierta consistencia en la captación de pacientes, pero, por la otra, no permitía un análisis que se pueda generalizar. Un mayor número de centros participantes podría aportar la visión de mujeres más diversas. Pues esa es otra de las debilidades observadas. El hecho de que la mayoría de las mujeres que participaron en la encuesta fuera blanca y heterosexual, en un país con una gran diversidad de razas y opciones sexuales como es Esta- dos Unidos, apunta la necesidad de ampliar el rango de origen, estatus socioeconómico, orientación sexual, estado civil, etc. Por otra parte, este estudio, como la mayoría de los estudios existentes, se centra en analizar la percepción de las personas participantes con respecto a este tema, confiando en su memoria. El estudio de Saint Louis tampoco aborda el contexto de la relación con la pareja sexual, el uso conjunto de otras sustancias, la diferencia entre el uso de cannabis a la hora de practicar la masturbación y la relación sexual con una pareja, el tiempo y dosis de cannabis usado antes del sexo, si se usó a propósito para mejorar la activi- dad sexual o no… En estudios futuros sería interesante recolectar más información de ese tipo: el tiempo que transcurre entre el uso de la sustancia y la práctica sexual, las diferentes entre diferentes variantes de actividad sexual (en solitario, en pareja, etc.), tipo de relación con la pareja sexual (si la hubiera), la dosis y forma de uso, las variedades de la planta y sus formas de cultivo… Este tipo de datos aportaría pistas para diseñar tratamientos estandari- zados orientados a utilizar el cannabis como herramienta terapéutica en pato- logías sexuales como la anorgasmia o la falta de deseo sexual, problemas más extendidos de lo que podríamos pensar en estos tiempos de hipersexualización. Según una encuesta realizada a princi- pios de 2019 a más de 9.000 personas de diferentes países 4 , las mujeres insa- tisfechas con su vida sexual superan con creces a los hombres. Mientras el 58 % de los hombres entrevistados declaró estar contento con su vida sexual, el porcentaje de mujeres no lle- gaba ni a la mitad, tan solo el 40 % declaró estar satisfecha. Es decir, de las mujeres que participaron en la encuesta, seis de cada diez tiene difi- cultades para conseguir una sexualidad plena. Casi nada. Referencias 1.Agradecemos profundamente la ayuda de Pierangela “Pipi” Contini por su gene- rosidad buscando y compartiendo la bibliografía citada en este artículo. 2. Becky K. Lynn, MD; Julia D. López, PhD, MPH y LCSW; Collin Miller, MSW; Judy Thompson, RN y CCRC; y E. Cristian Campian, MD y PhD (2019), “The Relationship between Marijuana Use Prior to Sex and Sexual Function in Women”, Sexual Medicine 7:2, junio, pp. 192-197. 3. Índice de Función Sexual Femenina (FSFI por sus siglas en inglés), y el Cuestionario de Satisfacción Sexual Golombok Rust. 4. Para más información: bit.ly/2EdG- VEW. 46 sexualidad Más de la mitad de las mujeres que usaron cannabis antes del sexo notaron un aumento de su deseo y satisfacción sexual Cuando se trataba de la lubricación la respuesta no era tan positiva

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