El Cultivador

15 cultivo exterior es el riesgo de sobrefertilización. En el autocultivo de marihuana los valores ideales para la EC de la disolución de riego se sitúan en torno a 0,9 mS (milisiemens) para el crecimiento y, a 1,2 - 2,2 mS para la floración. Cómo regar nuestro cultivo de exterior Tal como comentaba en líneas anteriores, no existe una regla que sea aplicable a nivel universal para determinar cuándo regar y qué cantidad de agua emplear. Lomás habitual es comprobar a ojo la humedad del suelo o sustrato para tomar estas decisiones. Si cultivamos en tierra madre, para comprobar si es necesario regar, bastará con hundir el dedo en ella un par de centímetros. Si está seca, es necesario. En los cultivos en maceta, podemos usar estamisma táctica, o bien, sopesar los contenedores, ya que, cuantamenos agua contengan, menos pesarán. Por otra parte, en lo referente a la cantidad de agua que debemos emplear, irá aumentando a medida que las plantas crezcan. Para el cultivo exterior, lo más habitual es hacer riegos abundantes, con un volumen de agua de entre el 20 y 30 % de la capacidad de la maceta o una cantidad similar para las plantas en tierra madre. Luego se deja secar el sustrato o suelo antes de volver a regar. Durante la primavera pueden transcurrir varios días hasta que esto pase, pero en verano, cuando el calor aprieta, el cultivo consume mucha más agua y esta se evapora del suelo con mayor facilidad. Por tanto, en esta época es necesario regar a diario o casi. En el momento del riego, debemos procurar que el agua se reparta de manera uniforme para no formar socavones que puedan dejar las raíces al descubierto. La mejor herramienta para lograrlo es una regadera, ya que suelen distribuirla de forma bastante pareja. Si no hemos abonado el suelo o sustrato, algo muy recomendable en exterior, la fertilización debería aplicarse en un 60 o 70 % de los riegos como máximo. Así prevenimos la acumulación de sales en el suelo o sustrato y la consecuente sobrefertilización del cultivo. Finalmente, cabe mencionar que la temperatura del agua debería estar entre 18 y 22 °C. Esto se debe a que la cantidad de oxígeno disuelta disminuye amedida que aumenta su temperatura. Este elemento es de vital importancia en el entorno de las raíces, ya que su carencia dificulta la absorción de agua y nutrientes y aumenta el riesgo de enfermedades fungosas en el cepellón. Por otra parte, cuando el agua está demasiado fría, por debajo de los 15 °C, puede afectar negativamente al desarrollo del sistema de raíces. debemos procurar que el agua se reparta de manera uniforme para no formar socavones que puedan dejar las raíces al descubierto Las regaderas distribuyen el agua de manera uniforme, por lo que son ideales para regar

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