El Cultivador 8

portó. Las primeras semillas arribaron en la isla proce- dentes de África y Asia, las trajeron consigo los esclavos erradicados de sus hogares para trabajar en las planta- ciones. El clima natural- mente favorable y la gran cantidad de consumidores hicieron el resto: el cannabis ahora medra en la isla, cul- tivado en jardines celosa- mente camuflados entre el follaje del bosque en zonas remotas. Décadas de esfuer- zos de erradicación por parte de la CIA, la DEA y el Gobierno jamaicano han fa- llado porque el cannabis es parte de la cultura local, usado con fines medicinales, lúdicos y religiosos, y pro- fundamente enraizado en la sociedad. Organizaciones de rastafa- ris llevan intentando conse- guir la legalización de la yerba desde los años 90, pero la Guerra contra las Drogas americana presiona al gobierno jamaicano para mantener la ilegalidad del cannabis, incluso para cere- monias religiosas locales.Du- rante los años 70, la CIA mundo cannábico 79

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