El Cultivador

47 activismo aquel momento, fue la FAC (Federación de Asociaciones Cannábicas). Una vez establecida oficialmente, ConFAC se adentra en una etapa de autoorganización y desarrollo del modelo, aquí nace el acrónimo CSC (Club Social de Cannabis), aquí es cuando la organización define su estructura interna y elabora un modelo que ha demostrado ser exitoso y replicable en otros países en el marco de la despenalización. Un hito significativo en la historia de ConFAC fue la etapa de impulso europeo, durante la cual la organización expandió su influencia y contribuyó activamente al desarrollo de políticas relacionadas con el cannabis en el contexto europeo. El detonante de este impulso fue el caso Pannagh, que hizo que algunos activistas, como Martín Barriuso, se alzaran en Europa para proteger los derechos de las personas consumidoras de cannabis, con la famosa respuesta en 2006 del, por aquel entonces, comisario europeo de Justicia, Libertad y Seguridad, el ya fallecido Franco Frattini, que alegaba la legalidad de las asociaciones cannábicas en los países donde el cultivo para consumo personal no era delito. Esta fase consolidó la posición de la ConFAC como un actor relevante en materia de cannabis, suscitando en Europa un interés por el modelo de gestión CSC. La conclusión de esta etapa dio paso a la del reconocimiento. Actualmente, el CSC se ha convertido en una alternativa real para regular el cannabis. En esta etapa se desarrollaron los códigos de buenas prácticas, las relaciones con entidades de reducción de riesgos y se reconoció el modelo en Uruguay y tres comunidades autónomas: Navarra, País Vasco y Cataluña. El modelo CSC se expandió, existiendo asociaciones cannábicas en trece países de la Unión Europea. Hoy, el CSC es un referente para instituciones y agentes decisores de todo el mundo. El legado de ConFAC es testimonio del impacto que puede tener una entidad comprometida con su misión a lo largo del tiempo. Gracias al esfuerzo realizado por todas las personas que han pasado por la organización, hemos conseguido desarrollar un modelo que es replicado por asociaciones de todo el mundo, referente entre las políticas sobre cannabis, siendo el escogido en países como Uruguay o Malta. La pasada legislatura La etapa actual representa un antes y un después, pero no consideramos que sea el fin de nuestra misión. Al contrario, nos motiva a continuar trabajando incansablemente hasta alcanzar la tan anhelada regulación de los CSC en nuestro país. Algo que creemos que cada vez está más cerca. A lo largo de estos años, hemos sorteado obstáculos y desafíos, consolidando nuestra posición como una voz presente en la escena política y social. Al principio de la pasada legislatura, nos plantamos en el Congreso de los Diputados para sembrar el cambio. El modelo CSC se expandió, existiendo asociaciones cannábicas en trece países de la Unión Europea

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