El Cultivador

47 activismo En cuanto al consumo en la vía pública, la regulación establece condiciones claras al permitirlo siempre y cuando no se realice en las proximidades de instituciones educativas, como colegios, guarderías o instalaciones juveniles. Esta restricción geográfica refleja una preocupación por proteger a los grupos vulnerables, como los jóvenes, del potencial impacto negativo del consumo de cannabis en su entorno educativo y social. Para retirar cannabis de la asociación debes ser miembro con más de tres meses de antigüedad y no se puede consumir en el local donde se dispensa. El permiso concedido a las entidades cannábicas abarca la producción, el almacenamiento y la venta de cannabis exclusivamente a los miembros de la asociación, así como la venta de material de propagación y el intercambio libre de dicho material. Este permiso tiene una duración limitada de cinco años y está estrictamente prohibida su transferencia a terceros. El cannabis se produce íntegramente por la asociación, por sus miembros o por los empleados contratados legalmente por la misma. Es importante destacar que estas regulaciones se encuentran en consonancia con las leyes de sanidad vegetal y fitosanitarios, promoviendo prácticas agrícolas sostenibles. A diferencia de la propuesta española, se otorga a las asociaciones la facultad de producir semillas y esquejes con el fin de intercambiarlos entre sí y para su venta con fines de autocultivo. Las grandes críticas al texto legislativo Las críticas al texto legislativo se centran en varios aspectos que son considerados problemáticos por diversos actores de la sociedad civil. Primero, la limitación del acopio de cannabis para personas autocultivadoras a solo 50 gramos ha generado descontento. Esta cantidad se percibe como excesivamente baja. Se argumenta que esta cantidad es insuficiente para satisfacer las necesidades individuales. Véase Uruguay con 480 gramos de acopio o Nueva York con casi 2,5 kilogramos. Otra crítica se dirige hacia la prohibición del consumo de cannabis en las asociaciones cannábicas. Estas asociaciones se conciben como espacios donde las personas consumidoras pueden socializar de manera segura, además de acceder a información y recursos sobre el uso de la sustancia. La prohibición del consumo en estos lugares se contradice con el objetivo de promover prácticas más seguras y reducir los riesgos asociados al consumo de cannabis de los espacios no regulados. Por último, la obligatoriedad de ceder los datos personales de los miembros de las asociaciones cannábicas a las Permite la posesión de hasta 25 gramos de cannabis en la vía pública y cultivar hasta cuatro plantas de cannabis en la residencia privada de un individuo, con un límite de almacenamiento de 50 gramos

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