60 sexualidad De hecho, como vimos en el artículo anterior de El Cultivador, el listado de síntomas que se han atribuido a la menopausia ha ido creciendo con el paso del tiempo, pero solo en las sociedades occidentales. Estudios de historia de la medicina, de antropología y encuestas transculturales han mostrado que existen múltiples maneras de experimentar la menopausia según el lugar del planeta en el que nacemos1. Las mujeres japonesas de mediana edad entrevistadas en los noventa se quejaban principalmente de rigidez en los hombros, no de sofocos. Un estudio de 2015 entre mujeres paquistaníes y británicas reveló que mientras las paquistaníes creían que la menopausia causaba tos y dolor de garganta, las británicas eran más propensas a verlo en el contexto de síntomas emocionales diversos. No existe un concepto similar al de “menopausia” en ninguna tradición médica o de salud del mundo, excepto en la biomedicina occidental. Incluso en Occidente, ni los médicos ni las parteras tenían mucho que decir sobre el cese definitivo de la menstruación antes de 1780. Un análisis sucinto del discurso de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el tema muestra cómo ha evolucionado, medicalizándose, la descripción de un proceso natural de nuestro ciclo vital a medida que la Pexels (Pixabay) La OMS ha ido variando su discurso a lo largo de los años hasta medicalizar la menopausia Existen múltiples maneras de experimentar la menopausia La historia de la menopausia y su medicalización ha seguido los pasos de la apropiación del conocimiento ancestral por parte de la medicina moderna. Hasta su invención como patología en el siglo XIX por la recién creada especialidad de ginecología y obstetricia, la menopausia no requería atención médica. La OMS y la medicalización de la menopausia por Virginia Montañés
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