Control de hongos en cannabis con fungicidas ecológicos

7 mayo, 2024

Cómo prevenir y combatir enfermedades fúngicas de forma sostenible en el cultivo de cannabis

En el artículo anterior tocamos el tema del manejo integrado de plagas, que consistente en cultivar empleando técnicas de prevención y control, recurriendo al uso de plaguicidas sólo en caso necesario y siempre que ello no suponga una mayor inversión en coste de oportunidad que la merma que provocará la plaga. También hicimos un breve repaso de los principales insecticidas de origen biológico, distinguiendo entre los que están autorizados para agricultura ecológica y los que no. En el número de este mes trataré el tema de los hongos y los fungicidas ecológicos que se utilizan en el cultivo de cannabis, ya que ésta es otra de las cuestiones que nos da quebraderos de cabeza a muchos autocultivadores en más de una ocasión.

Tabla de contenidos

¿Qué son los hongos?

En biología, cuando hablamos de hongos nos referimos a los seres eucariotas (formados por células con núcleo verdadero), distintos de animales y plantas, que se clasifican dentro del reino Fungi. En un principio, se trataron como plantas, pero, posteriormente, con la invención de nuevos aparatos y descubrimiento de técnicas para la observación avanzada, se vio que estaban más cerca de los animales que de los vegetales, y se les clasificó en un reino distinto. Esta distinción es debida varios factores: es obvio que no son animales, no tienen raíces, no se reproducen mediante semillas, carecen de clorofila, son heterótrofos y, en un gran número de ellos, el principal componente de sus paredes celulares es la quitina.

Oídio

Si bien existen algunas clases de hongos muy beneficiosas para el cultivo en general, estos también son los patógenos que causan la mayoría de enfermedades en plantas por factores bióticos, alterando sus funciones vitales e impidiendo su normal desarrollo. Aunque se pueden subdividir de varias formas y la clasificación de algunos de sus subtipos ha sido muy cambiante durante los últimos años, llegando incluso algunos de ellos a englobarse dentro de otros reinos, si tomamos como criterio la interacción que realizan con el medio que les rodea y con otros seres vivos, existen tres clases: los saprófitos, los simbióticos y los parásitos. Los primeros se alimentan de materia orgánica muerta que descomponen mediante la acción enzimática; los segundos, de otros seres vivos a los cuales benefician con su acción, como hacen los líquenes o las micorrizas; por último, los hongos parásitos obtienen nutrientes de otros ser vivo al que perjudican y a veces llegan a matar, ya sea éste un animal, una planta u otro hongo.

¿Por qué aparecen las infecciones fungosas?

Para que una planta contraiga una enfermedad causada son imprescindibles tres cosas: la existencia del patógeno (agente capaz de producir la enfermedad), la existencia del hospedante (planta susceptible de ser atacada por el patógeno) y unas condiciones favorables para la patogénesis (origen y desarrollo de la enfermedad). La interacción de estos factores da lugar a la enfermedad. Por tanto, las acciones encaminadas a la prevención deberán evitar, en la medida de lo posible, tanto la presencia del patógeno como de las condiciones ambientales óptimas para su desarrollo sobre los vegetales.

Manejo y control de enfermedades fungosas

Tal como ocurre en el manejo integrado de plagas (tema que traté en artículo anterior), en el manejo y control de enfermedades, la última opción debería ser el control químico, entendiendo este concepto como la aplicación de cualquier producto químico, ya sea de origen biológico o sintético. Ya lo dice el refranero: “es mejor prevenir que curar”. De manera que el primer paso para combatir las infecciones fungosas es prevenirlas. Tradicionalmente, para el control de enfermedades se tomaban en cuenta los seis principios enunciados por Whetzel en la primera mitad del siglo XX, que también se tienen en cuenta en el control de otras enfermedades, como las causadas por nematodos o virus, y que figuran a continuación.

Evasión: Consiste en evitar la enfermedad cultivando en una temporada o un lugar donde no se encuentra en inóculo o el ambiente no es favorable para la infección. Un ejemplo de una de las prácticas incluidas en este punto sería el cultivar variedades muy índicas en exterior para cosechar antes de que llegue el otoño, época que es más propicia para los hongos que la estival.

Exclusión: Se evita la introducción del inóculo en el cultivo. El aislamiento que se recomienda para el cultivo indoor sería un ejemplo de una de las prácticas incluidas en este punto.

Erradicación: Persigue la eliminación, destrucción o inactivación del inóculo, retirando las partes o plantas afectadas así como de la vegetación circundante que pudiera albergarlo en el exterior.

Trichoderma en la naturaleza. Foto por Keisotyo

Protección: Trata de impedir la infección por medio de algún tóxico o barrera, por ejemplo rociando a las plantas con alguna sustancia que sea tóxica para los hongos.

Resistencia: Empleo de  genotipos tolerantes o resistentes.

Terapia: Tratamiento de las plantas infectadas. En el caso del cannabis se suele llevar a cabo mediante el control químico, es decir, la aplicación de fungicidas.

En cultivos al aire libre, algunos de estos principios no sólo son imposibles de cumplir completamente, sino que perseguir su total aplicación puede conducir a causar un mayor daño que el que se pretende remediar. Por ejemplo, un uso excesivo de fungicidas que dañen el medio ambiente o que sean tóxicos será contraproducente a largo plazo. Por tanto, el cumplimiento de estos objetivos debe llevarse a cabo de forma racional, manteniendo las enfermedades a un nivel en que no provoquen pérdidas de gran importancia, pero sin marcarnos como meta la erradicación total.

En cultivo indoor, dado que se intenta lograr un ambiente idóneo para las plantas, no es descabellado perseguir el cumplimiento de estos principios, aunque en algunos casos pueda conllevar cierta dificultad. Tal como ocurre en el manejo de plagas, las medidas a tomar en caso de micosis dependerán de la situación particular de cada cultivador. Aquellos que cuenten con plantas madre tendrán que rescatar esquejes sanos antes de perseguir la eliminación total. Si por el contrario, tan sólo se dispone de una sola sala de cultivo, una vez hayamos cosechado, podemos optar por la desinfección total del habitáculo para intentar destruir cualquier patógeno que favorezca un nuevo contagio.

De todas formas, tal como comentaba en párrafos anteriores, lo más importante es la prevención, ya que nos evitará trabajos posteriores, gastos en fungicidas y mermas en la cosecha. Como medidas de prevención en el cultivo de cannabis se pueden enumerar varias: el cultivo de variedades resistentes a determinados tipos de hongos, una labor de abonado ecológica y racional que evite especialmente el exceso de nitrógeno, un riego correcto que no deje inundado el suelo o el sustrato, el cultivo en épocas que sean poco propicias para el desarrollo de hongos, la desinfección de las herramientas del exterior antes de usarlas en interior, el correcto aislamiento del cultivo que impida la entrada del patógeno y un largo etcétera.

Una fertilización altamente nitrogenada favorece a los hongos

Preventivos y fungicidas ecológicos

El control químico, entendiendo éste como el uso de fungicidas, es la última opción a la que debemos recurrir, priorizando el empleo de tácticas enfocadas a la prevención para no tener que llegar al tratamiento. Algunos preparados se pueden utilizar tanto para prevenir como para controlar las enfermedades fungosas. A continuación, te dejo un listado de algunos de los más utilizados en cannabicultura ecológica.

Decocción de cola de caballo: Se trata de una planta que crece en terrenos húmedos o con aguas estancadas. Su acción es fungicida y preventiva, ya que sirve para combatir los hongos y reforzar las defensas de las plantas. Para prepararla utilizaremos 100 gramos de planta fresca por cada litro de agua. Herviremos la planta seca durante una hora aproximadamente. Después dejaremos enfriar y filtraremos, pudiendo rociar las plantas mezclando una parte de este preparado por cada cinco de agua. Utilizaremos en todo momento agua de mineralización débil u osmotizada.

Infusión de manzanilla: Su acción es preventiva y fungicida y está indicada para la prevención de hongos como el mildiu o el oídio. Para aplicarla a las plantas podemos preparar una infusión utilizando 25 gramos de flores secas y añadiéndole un litro de agua caliente. Dejaremos reposar el preparado durante media hora y filtraremos. Se puede aplicar a las plantas directamente sin diluir.

Purín de ortiga: Su acción es mayormente preventiva, ya que mejora las defensas de las plantas. Es un preparado rico en minerales que estimula el crecimiento y tiene efectos insecticidas. También contiene sílice por lo que refuerza las paredes frente al ataque de hongos. Para prepararlo utilizaremos un kilo de ortiga para diez litros de agua, dejando fermentar durante unos diez días y removiendo a diario. Se aplica diluido al veinte por ciento.

Trichoderma: Las especies de hongos del género trichoderma son consideradas como saprófitas, aunque pueden actuar como parásitas. Previenen y combaten los hongos del suelo por diversos mecanismos como la competencia (compitiendo por espacio de sustrato con otros hongos), el micoparasitismo (parasitando a otros hongos) o la antibiosis (produciendo sustancias tóxicas para hongos patógenos). Para aprovechar las propiedades de este hongo tan beneficioso, simplemente lo mezclaremos con el sustrato y procuraremos no usar ni fertilizantes, ni fungicidas sintéticos.

Botrytis

Azufre: Este mineral se usa de forma tradicional en horticultura para combatir el oídio y se puede utilizar para el cannabis durante la etapa de crecimiento, siendo muy efectivo. En floración se desaconseja su uso, ya que al consumirse la marihuana sin lavar y siendo una planta resinosa, sus restos permanecen en las flores durante largo tiempo, dándoles mal sabor.

A excepción de la manzanilla (y quizá del azufre) en los grow shop suelen contar con preparados a base de estas plantas u hongos para aquellos cultivadores que no quieran o no puedan elaborarlos ellos mismos.

Espero que os haya gustado el artículo y que pueda seros útil en el manejo y control de enfermedades fungosas. ¡Muy buenos humos!

REFERENCIAS

Bastida, C. (2004). Cola de caballo menor, usos y virtudes. La fertilidad de la tierra, 16, pp.24-27.

Petit, J.L. (2002). Plantas para curar a otras plantas. La fertilidad de la tierra, 8, pp.28-31.

FAO. (2013). Los biopreparados para la producción de hortalizas en la agricultura urbana y periurbana. Paraguay: FAO. [e-book] Disponible en http://bit.ly/1MLsWjW.

Infante, D., Martínez, B., González, N., & Reyes, Y. (2009). Mecanismos de acción de Trichoderma frente a hongos fitopatógenos. Revista de protección vegetal24 (1), 14-21.

Trapero, A. (2011). Los métodos de control de enfermedades: presente y futuro. Phytoma, 233, [Resumen].

Estrategias para el Manejo de las Enfermedades de las Plantas de The American Phytopathological Society, Sitio web: http://bit.ly/1TueyCc.

https://www.cannabismagazine.net/control-de-hongos-en-cannabis-con-fungicidas-ecologicos/

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