51 activismo estigma social que rodea su consumo. Al empoderar a la ciudadanía con información veraz, se pueden tomar decisiones consecuentes sobre el uso de esta sustancia. También, la creación de mecanismos de supervisión claros y transparentes es esencial para evitar abusos, garantizando así tanto la calidad como la trazabilidad de los productos derivados del cannabis. Una regulación eficaz debe incluir normas rigurosas para el control del cultivo, la producción y la distribución, así como la supervisión de los actores involucrados. Es necesaria una gestión orientada al interés público para poder alcanzar los objetivos de seguridad, accesibilidad y calidad que demanda la sociedad española. Finalmente, el modelo español de regulación del cannabis, aunque innovador en algunos aspectos, necesita una transformación profunda para alinearse con las realidades sociales y los avances científicos. El modelo CSC, lejos de ser una solución provisional, representa una alternativa viable y sostenible que combina el acceso seguro a una sustancia de calidad con los criterios de salud que sustentan la reducción de riesgos. Es hora de que el Estado español abandone los enfoques restrictivos para abrir la ventana de oportunidad a una visión basada en la justicia social, la evidencia y el respeto por las libertades individuales.
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