El Cultivador

55 activismo consumo, difícil de abastecer la alta demanda de la misma… y donde hay un vacío de abastecimiento legal, entra en juego el crimen organizado. La segunda parte, la tradición en el uso de la planta y su contexto, tendría más que ver con el set and setting, con la cultura cannábica. Pues bien, el modelo social que forma parte de la idiosincrasia propia del CSC no se inventó a finales del siglo XX, sino que tiene una raíz intrínsecamente ligada a los efectos de la planta que genera una deseabilidad de uso en ciertos espacios, los espacios de socialización cannábica, que sirven a su vez como lugares para reducir riesgos asociados al consumo al poderse compartir experiencias con libertad sobre el mismo en espacios seguros y desestigmatizados. Por ejemplo, antes de la prohibición, ya existía algo parecido a los Clubes Sociales de Cannabis en Estados Unidos, lugares donde se podía coger hierba y había actividades, música en directo, juegos, etc. Solo tenemos constancia en este país, pero puede que existieran estos espacios en varios lugares del mundo. Por lo tanto, entre todas hemos creado un modelo que tiene potencial para poder cubrir las necesidades de personas usuarias y no usuarias, ahora es momento de replantear su viabilidad en perspectiva regulatoria, es decir, qué elementos del CSC son susceptibles de ser regulados y cuáles no. Para ello es necesaria una reflexión como sector, por eso hacemos un llamamiento a todas las asociaciones cannábicas que estén leyendo esto para que entren a formar parte de esa reflexión colectiva que establezca qué queremos y cómo lo queremos, sin ambages. Si algo nos caracteriza es que queremos cultivar y consumir en paz… ¡pues empecemos por ahí! Uno de los grandes riesgos que se divisan en el horizonte es que el cultivo se lo acaben quedando unas pocas empresas y que nos obliguen a comprarles la hierba. Si bien es cierto que hay intereses muy fuertes que persiguen este objetivo, también lo es que la propia naturaleza de la planta la hace de difícil monopolización y, con la cultura cannábica sobre consumo y cultivo que tenemos en el país, todavía más, como señalábamos con anterioridad. Uno de los grandes riesgos que se divisan en el horizonte es que el cultivo se lo acaben quedando unas pocas empresas y que nos obliguen a comprarles la hierba

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