El Cultivador

52 activismo veinte años antes del primer país que reguló el cannabis con fines recreativos, Uruguay, una política puntera que ha conseguido derribar estigmas. Han pasado casi treinta años de todo aquello, y el Estado no se ha parado a pensar en nosotras. Somos un fenómeno normalizado en la sociedad española, pese a movernos en un limbo legal que no ofrece seguridad jurídica ni control a nuestra actividad. Desde las asociaciones, llevamos mucho tiempo reclamando una regulación y recabando el apoyo de otros actores sociales para que así sea. Los códigos de buenas prácticas fueron una buena herramienta al principio del fenómeno y, gracias a ellos, muchas asociaciones funcionan según la normativa autoimpuesta que significan estos códigos. Pero, aun así, sin una sin una legislación que permita una actuación quirúrgica por parte del Estado y un reconocimiento de estas entidades, que las dote de seguridad jurídica, no podemos trabajar tranquilas

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