El Cultivador

52 voces conscientes Choemey Kumari1 es el nombre tibetano que le puso un monje budista a esta mujer admirable que prefiere permanecer en el anonimato, al gustarle más el papel de polizón que el de capitán. Médium, numeróloga, traductora… su intensa experiencia vital unida a la pasión por la investigación y la información que recibe de sus guías le han aportado una visión amplia de lo que está ocurriendo en la actualidad. por Virginia Montañés Entrevista a Choemey Lacomunicadora intermundos Has tenido un recorrido vital complejo, caótico, has vivido en muchos países europeos y alguno africano, eres médium… Eso también te ha traído algunos retos en la vida, ¿no? Bastantes. Realmente me ha costado mucho digerir lo que supone ser médium multidimensional. La gente piensa que un médium solo sirve para hablar con los fallecidos, pero son más cosas, somos un teléfono humano y eso conlleva m uchas consecuencias. Aparte de con los espíritus, ¿con qué otros seres o realidades conectas? Con cualquier dimensión de cualquier lado, con cualquier ser, incluso puedes conectarte con un objeto y ver cosas de su pasado. No tiene límites. ¿Cómo descubriste que lo que te pasaba a ti no le pasaba al resto de la gente? En la primera visión fuerte que tuve, debía de tener cinco o seis años. Me vi en medio de un terremoto. Vivía el terremoto, estaba ahí en medio, entonces me puse a gritar, pero estaba despierta, estaba sentada en la cama, mi madre apareció y me sacudió hasta que me sacó del trance. Vi en la cara de mi madre que eso no era bienvenido, así que lo aparqué y me callé. Esa visión que había tenido luego la vi, muchos años después, en las noticias de la televisión. Cuando se ven cosas, el tiempo y el espacio no existen en realidad, entonces es muy difícil situarlo. Para el cerebro, lo que ves no es diferente a lo que vives en esta realidad. Una de las cosas que te interesan es la oscuridad. ¿Por qué es tan importante trabajar nuestra parte oscura? Porque es como la hermanita pobre, nadie se ocupa de ella. También porque estamos acostumbrados a dualizarlo todo, y nos olvidamos de que luz y oscuridad son exactamente lo mismo. La energía se balancea a sí misma siempre, si tienes diez de luz, vas a tener diez de oscuridad. Autora: Choemey Autora: Choemey

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