El Cultivador

está aquejado de “pensar…esa es la causa de su grave y sutil melancolía”. Y continúa: “En las edades de bárbaras naciones, serias autoridades curaban ese mal dando cicuta, encerrando al enfermo en las prisiones o quemándolo vivo... ¡Buen remedio! Curación decisiva y absoluta que contaba de lleno la disputa y sanaba al paciente”. Como vemos, ya aparece el tema de las sustancias usadas como veneno, como sinónimo de muerte, la única solución/curación para algunos males: “Antes, ahora el mal reviste tantas formas graves, la invasión se dilata aterradora y no la curan polvos ni jarabes”7. Polvos o jarabes son también sustancias. El médico las presenta como medicinas y valora por su utilidad para tratar ciertas enfermedades. Puede apreciarse, así, la dualidad con que Silva presenta las drogas: son medicina-veneno y muerte-curación. Sin embargo, aquí Silva denosta rápidamente la efectividad medicinal de las sustancias frente a ciertos males, para los que la única solución que él encuentra es la muerte. Una mirada pesimista. Esta misma relación entre drogas, la enfermedad y la muerte es la que explora en Gotas amargas. La selección de poemas que fue elaborado después de que el mismo Silva muriera, y ha sido titulada a razón del poema que abre el compendio, llamado Avantpropos. Es toda una declaración de intenciones: las gotas amargas son los poemas que componen el libro, y Silva los presenta creando un paralelismo entre ellos y los tónicos de gotas amargas que “prescriben los facultativos, cuando el estómago se estraga” junto a una dieta pobre en grasa. Los versos son medicina. Con otra analogía más común, la que establece entre la literatura y la comida, 36 literatura cannábica Vista de los tejados del barrio de la Candelaria de Bogotá (Pixabay, CC0, Pixabay) Silva alude a las drogas desde su vertiente medicinal, relacionándolas con la enfermedad y con la curación

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