El Cultivador

OECCC 39 que la casa importa directamente de Bombay. No era el único específico o especialidad farmacéutica de importación. De Inglaterra y Alemania llegaban extractos, jarabes y tinturas de hashish, y de Estados Unidos se importaban efectivos callicidas elaborados a base de cáñamo. En España también se fabricaban algunos específicos muy demandados, como el jarabe antinervioso de corteza de naranja amarga, bromuro potásico y hashishdel doctor Campá, que se fabricaba en Valencia, y el jarabe bromurado de hashishdel doctor Jimeno, elaborado en la Farmacia del Globo, sita en la Plaza Real de Barcelona, primero por el propio doctor Jimeno y luego por sus sucesores al frente de la misma, Punsoda y Gavaldá, y que se anunció ininterrumpidamente al menos desde 1897 hasta 1910 en publicaciones profesionales como la Gaceta Sanitaria de Barcelona, el Boletín Oficial del Colegio de Médicos de Barcelona y la Revista de Ciencias Médicas de Barcelona. Ambos siropes se tomaban para combatir la enajenación mental, la excitabilidad, el insomnio, la neurastenia, la dismenorrea (dolor intenso pélvico y abdominal que aparece en la mujer antes o durante la menstruación) o calambres musculares. Los cigarrillos balsámicos del doctor Andreu, manufacturados en Barcelona, eran la competencia nacional a los cigarrillos indios de cannabis índica de Grimault y Cía. No eran los únicos cigarrillos balsámicos que existían en el mercado. En la Segunda República la empresa de especialidades farmacéuticas, productos químicos y alcaloides de Francisco Casas, establecida en Madrid, ofrecía en su catálogo (Casas, 1932) cigarrillos antiasmáticos Esco, Exibard (Remedio de Abisinia), Legras y Richelet, más los de la marca Espic, que se vendían como “pulmónicos”, y los de la marca Victoria, que se recomendaban como “carminativos”. No todos contenían cannabis, pero algunos llevaban hasta un 30 % de datura estramonio, un 15 % de hyosciamina y un 30 % de atropa belladona. Entre las especialidades autóctonas también podemos encontrar licores digestivos y estomacales, como el licor de cáñamo indiano Queralt, destilado en Barcelona, por lo menos hasta 1932, y el licor montecristo de hashish, alambicado en el pueblo valenciano de Albal, desde 1897 hasta 1976, sin que sus fabricantes fueran molestados ni una sola vez por las autoridades sanitarias, gubernativas ni policiales. Se concedió la patente en 1910 a Manuel Monforte Raga y Salvador Costa por la invención de este “licor aromático” de “propiedades higiénicas y curativas de ciertas enfermedades”, que venían descritas en la etiqueta de detrás de la botella, apelando a las palabras de reputados médicos de la época. Las propiedades de este licor se deducen de las siguientes aseveraciones científicas: “El hashish calma inmediatamente los dolores que producen los alimentos en el estómago en estado de irritabilidad extremada. El hashishes el verdadero sedante del estómago” (Manquat, tomo II, página 486). “El hashish exalta la tendencia a las ideas favoritas de cada cual. El hashish produce una especie de ensueño por lo común sumamente agradable en que el sujeto se hallase como transportado a un mundo ideal, borrándose en su memoria las ideas de espacio y de tiempo. Después sobreviene un éxtasis voluptuoso que no tiene nada de cínico, al que sigue una languidez deliciosa” (Trouseau y Padoux, tomo III, página 108.) “La Cuasía es un aperitivo, un estomáquico y por consiguiente un tónico. Produce un aumento muy rápido del apetito y desarrollo manifiesto de las fuerzas: digestión completa de los alimentos y posibilidades de entregarse al trabajo por más tiempo y sin fatiga” (Manquat, tomo I, páginas 640 y 641). Como se deduce de lo anteriores hechos científicos, el licor fabricado por Salvador Costa, a pequeñas dosis (de una a cuatro copas), calma rápidamente y con seguridad los dolores de estómago y ayuda a la digestión. Bebido en gran cantidad llega a producir una dulce embriaguez no peligrosa, descrita magistralmente por Trouseau en su Terapéutica. La embriaguez del hashishse disipa rápidamente con zumo de limón. Por lo demás, el citado catálogo de especialidades farmacéuticas, productos químicos y alcaloides de Francisco Casas (1932-1934) incluía tres genéricos cannábicos: extracto blando de cannabis índica o extracto graso —en realidad, manteca— de hashish (50 gramos a 8 pesetas), extracto hidroalcohólico de hachís (25 gramos a 110 pesetas) y sumidades —o sea, ¡cogollos! — de cáñamo indiano (100 gramos a 9,10 pesetas). Como el cannabis figuraba en la nómina de sustancias sometidas a control desde la firma del Convenio Internacional sobre el Opio de Ginebra (19 de febrero de 1925), la fuente de suministro era el propio Estado. Así, sabemos que el 19 de abril de 1933 se publicó una orden del Ministerio de la Gobernación en la Gaceta de Madrid anunciando la Entre las especialidades autóctonas también podemos encontrar licores digestivos y estomacales, como el licor montecristo de hashish, alambicado en el pueblo valenciano de Albal desde 1897 hasta 1976 IgorVetushko (depositphotos) belchonok (depositphotos)

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