El Cultivador

19 cultivo exterior invertir tiempo y esfuerzo en crear las condiciones adecuadas para este proceso es fundamental para el desarrollo de plantas fuertes y productivas. Un cultivo exitoso comienza con una germinación exitosa, y un conocimiento profundo de estos factores puede marcar una gran diferencia. La siembra y su influencia en el crecimiento Tras la germinación exitosa y el brote de la radícula, comienza una nueva fase en el cultivo: la siembra. La forma en que la llevemos a cabo puede influir directamente en el crecimiento de la planta, ya sea favoreciéndolo, o bien, dificultándolo. En primer lugar, evitaremos sembrar nuestras plántulas directamente en el medio de cultivo definitivo, ya que son extremadamente frágiles y muy sensibles a las condiciones ambientales. Además, también son un manjar para la mayoría de aves y pequeños mamíferos, que pueden devorarlas en cuestión de segundos. Es preferible que el inicio de su crecimiento se de en un entorno controlado, como pastillas de turba de coco o semilleros, protegidos en un espacio resguardado, como un miniinvernadero o un área bien iluminada dentro de casa. Este paso intermedio garantiza que las plántulas desarrollen la fortaleza necesaria para enfrentarse a las condiciones exteriores. Cuando han alcanzado un tamaño adecuado, se plantea la disyuntiva de trasladarlas al exterior o continuar su crecimiento en interiores. Elegir la primera opción implica implementar medidas de protección como mallas metálicas o telas mosquiteras, que resguarden a las jóvenes plantas de insectos, animales y condiciones climáticas adversas sin bloquear el acceso a la luz y el aire, elementos vitales para su crecimiento. En segundo lugar, debemos tener en cuenta que los elementos climáticos son determinantes en la siembra y el desarrollo de las plantas. La temperatura, como condicionante principal, debe ser lo suficientemente cálida para evitar la congelación y fomentar un metabolismo vegetal saludable. Es decir, tenemos que plantar cuando el frío del invierno haya pasado y estemos seguros de que no habrá riesgo de heladas. Además, el fotoperiodo y la cantidad de luz solar también son fundamentales, ya que influyen directamente en las etapas de crecimiento y floración de las plantas. Las variedades de marihuana no autoflorecientes necesitan períodos específicos de luz y oscuridad para florecer. Sembrar demasiado pronto puede conducir a la revegetación, un proceso en el que la planta interrumpe la floración debido a un aumento en las horas de luz, lo que resulta en estrés y disminución de la producción. Esto se debe a que, en invierno, las horas de luz solar diarias son tan pocas que las plantas florecen. Posteriormente, al alargarse los días en primavera, vuelven a crecer porque el fotoperiodo lo permite, quedando su ciclo trastornado y afectando a su capacidad productiva. Por tanto, el momento de la siembra debe planificarse para evitar este fenómeno. Generalmente, los meses de abril y mayo son ideales para plantar Podemos sembrar en exterior cuando la planta alcance el tercer nudo, siempre con un proceso de aclimatación Es preferible que el inicio de su crecimiento se de en un entorno controlado

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