El Cultivador

Él desea aproximarse, besarla y abrazarla pero la visión desaparece ante sus ojos tan rápido como la ceniza del cigarro cae. La segunda mujer, centro de la segunda alucinación es Eglantina, noble hija del conde Lascaro. Con el segundo cigarro, Clemente Palma presencia una escena más compleja que la anterior y más multitudinaria. Se trata de una escena de caza, donde encuentra a la mujer y le roba un beso. El gesto parece disgustar a Eglantina que no dudará en retarle a una lucha, cuyo resultado decidirá sobre su amor: si él la vence, ella lo amará. Y así sucede pero, justo cuando el protagonista empieza a satisfacer su deseo erótico, el cigarro se apaga y el humo, como la alucinación se desvanecen. Eso le anima a encender una nueva colilla pero con este tercer cigarro, aparece una tercera mujer, la Reina. Ella lo lleva a su palacio blanco e incluso atraviesan un salón concurrido, donde también están Goethe, Heine o Nerval. La meta es el lecho de ella, no una cama, sino un ataúd. Y es que la reina del último cigarro, es la muerte. Justo cuando él, conocedor ya de la identidad de ella, se deja besar, un horrible dolor le aqueja en un labio y la visión nuevamente se esfuma por última vez. El dolor no era más que una quemadura producida al haberse llevado el cigarrillo a la boca por el lado equivocado, el que está encendido. Curiosamente, no hay lugar en el relato donde el autor desvele la sustancia que fuma. Bien podemos presuponer, por una cuestión lógica, que no se trata exclusivamente de un cigarrillo de tabaco, pues para hablar de alucinación y de visiones, se necesita otro tipo de sustancias con efectos psicoactivos. No obstante, no por este detalle podemos dejar de valorar la aportación de este relato, toda una experiencia visionaria a la literatura drogada, así como la exploración de las distintas potencialidades de las sustancias: “En este relato vemos una vez más la enorme curiosidad de Clemente Palma por las posibilidades visionarias de las sustancias, que pueden servir, según él, para la acción creativa como intensificadoras de los elementos de la fantasía del poeta, como profundos espejos de la psique del escritor, y como instrumentos para la exploración y el ensanchamiento de los límites de lo experimentado y de la literatura” (Herrero Gil, 2012). Referencias 1. Para más información: bit.ly/3uPsD6y. 2. Para más información: bit.ly/3e9Fivh. 3. Palma, C. (2016) Cuentos malévolos (Createspace: USA). 4. Segura Zarisquiegui, A. (2016) “El decadentismo en Clemente Palma: crisis religiosa, patriarcal y aristocrática en Perú”, Monteagudo: Revista de Literatura Española, Hispanoamericana y Teoría de la Literatura, 21, pp. 175-192. 5. Delgado del Águila, J. (2019) “Recepción cronológica de la crítica literaria sobre Cuentos malévolos (1904)”, Actio Nova, Revista de Teoría de la literatura y literatura comparada, 3, pp. 367-383. 6. Herrero Gil, M. (2012) Las drogas en el imaginario de los modernistas hispanoamericanos. Conciencia de separación y búsqueda de la unidad. Tesis doctoral (Universidad Complutense: Madrid). 7. Para más información: bit.ly/38efB93. 38 literatura cannábica Escribió poder observar su vida cerebral (agsandrew, depositphotos) Los expertos señalan la enorme influencia de la literatura de Edgar Allan Poe en Cuentos malévolos minervastock (depositphotos)

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