El Cultivador

60 mujeres cannábicas Se trataba de una civilización matrística, agrícola, sedentaria, colaborativa y pacífica, que practicaba una sexualidad libre y ofrecía culto a la diosa como principio creador, representada en diferentes manifestaciones de forma humana y animal. En estas sociedades, se priorizaba la línea materna en el linaje, dando un lugar de honor y respeto a las mujeres, sin que ello implicara dominio sobre los hombres. De hecho, también existían divinidades masculinas, como Dionisos, que reforzaban las fuerzas femeninas activas y creadoras. No había subordinación entre deidades masculinas y femeninas: se complementaban, duplicando su poder. Una de sus características era la celebración de ritos sagrados en honor a la iosa, como las prácticas orgiásticas denominadas “misterios”, que se celebraban tras la siembra, en honor a las diosas lunares Deméter/Ceres o Cibeles. Según la investigadora Francisca Martín-Cano Abreu2estos rituales se iniciaban con un banquete en el que solo participaban mujeres, presididas por una sacerdotisa, y concluían con una orgía en la que se practicaba sexo individual o colectivo como vía para la comunión y comunicación con las diosas. Durante el banquete, se bebían preparados psicoactivos en ánforas orgiásticas, que servían de vehículo para la iluminación, uno de cuyos ingredientes sería la cannabis3 y 4. Durante los misterios dionisíacos se celebraba Si bien los indicios del uso femenino de cannabis son muy claros desde el 2300 a. C., todo apunta a que podría haberse utilizado con anterioridad. Tal como demostró la arqueóloga Marija Gimbutas, desde el 6500 a. C. existió en Europa suroriental un modelo cultural, contemporáneo de otros similares en Anatolia, Mesopotamia, Siria, Palestina, Egipto e India, que llegaría a su clímax en el quinto milenio a. C.1 Mujeres y cannabis en la antigüedad por Virginia Montañés y Clara Sativa Marija Gimbutas (Michael Everson, CC BY-SA 3.0, Wikimedia Commons) Marija Gimbutas

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