El Cultivador 10

cannábicos puedes comer, pero como Rakeem nos con- taba eso no tiene nada de cierto. Un dispensario puede precisar de más trabajo/es- fuerzo que el que se pueda re- alizar en una zapatería o incluso el que pueda desem- peñar un oficinista de una empresa multinacional. Para ponernos un poco en situación, Rakeem nos co- mentaba que ya por aquel en- tonces, en el año 2011, había catorce estados en los que se habían aprobado leyes a favor del uso del cannabis medici- nal y nos recordaba que no había momento mejor que el p r e s e n t e para que nos involucrásemos y participásemos en esta emergente industria. El hecho de que la clase estuviese llena y de que los alumnos estuvié- semos tan atentos, como él nos decía, era una seña im- portante de que las cosas es- taban evolucionando de forma favorable. Él auguraba que en los diez años siguientes llegarían a ser veinte los estados que habrían aprobado leyes similares, pero lo que seguramente no se imaginaba era que ya ahora a finales de 2013, tan solo dos años después, se hubiese al- canzado ya dicha cifra. Ade- más habría que sumarle también a estos veinte esta- dos, la capital de los EEUU, Washington D.C., donde, desde el mes de agosto y a pocas manzanas del edificio del Congreso se ha abierto por fin el primer dis- pensario del Distrito. Proseguía la clase explicán- donos lo que es un Dispensa- rio o CBC, Cannabis Buyers Collective (Colectivo de Com- pradores de Cannabis) un grupo de pacientes que se reúne y que cultiva su propia medicina, proveyendo con el exceso de ésta a los demás pa- cientes que por una u otra razón no puedan o quieran cultivarla. Muchos dispensa- rios funcionan de esta forma, haciendo firmar a los pacien- tes de nuevo ingreso un es- crito donde se enumeran las normas que rigen en el establecimiento en cuestión. Ante la pregunta sobre quién puede dirigir uno de estos colectivos, Rakeem nos aclaraba que cada uno de los alumnos que nos encontrába- mos en esa clase podríamos ser los propietarios de un dis- pensario de cannabis medici- nal. Sin embargo, nos insistía que si pensábamos que íba- mos a hacernos millonarios de la noche a la ma- ñana, estábamos muy equi- vocados. Mucha gente se mete en la industria del cannabis medici- nal por el dinero, nos decía, hay gente que piensa que es fácil hacerse rico rápidamente y no, eso no es así. Como él nos aclaraba en su dispensa- rio 7 Stars, llevaban ya tres años abiertos y a medida que el número de pacientes iba creciendo, los beneficios obte- nidos se destina- ban a la adición de nuevos ser- vicios y acti- v i d a d e s 71 cultura cannábica en BPG, por ejemplo, en un día tranquilo pueden llegar a atender a cuatrocientos pa- cientes, superando los mil en un día ajetreado de un dispensario

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