49 activismo En la práctica, las políticas de prohibición han resultado ineficaces para reducir el consumo, como demuestran múltiples informes de salud pública. En cambio, este inmovilismo da alas a un mercado ilícito que pone en riesgo a las personas consumidoras, lo que contribuye a la desviación de recursos públicos hacia medidas represivas poco efectivas. Mientras tanto, las encuestas indican que gran parte de la sociedad española apoya modelos de regulación en los que se incluya el uso recreativo de cannabis. Esta desconexión entre las políticas oficiales y las demandas sociales evidencia que el debate sobre cannabis sigue siendo rehén de dogmas políticos más que de un enfoque basado en la evidencia. Finalmente, cabe destacar que el estigma asociado al cannabis afecta tanto a las personas consumidoras como a profesionales de la salud, científicas y activistas, entre otros agentes que intentan cambiar la narrativa. Hasta que no se adopte una perspectiva más equilibrada, que reconozca tanto los riesgos como los beneficios del cannabis, el país seguirá atrapado en un ciclo de políticas anacrónicas e inconsistentes. Este cambio requerirá de valentía política, pero, sobre todo, de un compromiso con la justicia social y el derecho a un consumo informado y seguro. El papel de los clubes sociales: una solución viable Los CSC han demostrado ser una alternativa eficaz para regular el acceso al cannabis. Proveen un entorno seguro y controlado, promoviendo un consumo informado que reduce los este inmovilismo da alas a un mercado ilícito que pone en riesgo a las personas consumidoras, lo que contribuye a la desviación de recursos públicos hacia medidas represivas poco efectivas
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