El Cultivador

17 cultivo exterior Los primeros signos de la presencia de orugas suelen ser las marcas de mordeduras que causan en las hojas. Si las encontramos, debemos examinar cuidadosamente la planta afectada en busca de la oruga responsable de la lesión. Por lo general, no se alejan demasiado de su fuente de alimento. Otra pista reveladora de su presencia es el rastro de deposiciones que dejan entre las flores, pequeñas bolitas de color negro que son un indicio claro de su actividad. También se alimentan de los tallos, perforando los que sostienen los cogollos. Esto puede resultar en la deformación y deterioro de las flores, ya que se secan lentamente en la planta cuando el tallo que las sostiene es perforado. Es importante destacar que las heridas causadas por las orugas facilitan la entrada del hongo botrytis, también conocido como moho gris, en los tejidos vegetales. Este hongo aprovecha las heridas para infectar y parasitar los tejidos, provocando su muerte y alimentándose de ellos. Es muy virulento y puede destruir varios ciento de gramos de flores en cuestión de días, siendo de las peores infecciones fungosas que puede sufrir la marihuana. Por lo tanto, la presencia de orugas puede causar un impacto perjudicial significativo en nuestro cultivo. La detección temprana y la implementación de medidas de control adecuadas son fundamentales para mitigar los daños causados por las orugas. En las siguientes líneas, exploraremos estrategias efectivas para prevenir y combatir su presencia, salvaguardando así la salud y el rendimiento de nuestros cultivos de cannabis. Prevención y detección temprana: minimizando los daños Las orugas que atacan al cannabis son larvas de polilla, y una medida preventiva clave es evitar que estas depositen sus huevos en nuestro cultivo. Si observamos alguna revoloteando cerca de nuestras plantas durante la noche o el atardecer, es esencial eliminarla de inmediato para evitar una posible plaga. Pero la mejor opción para proteger nuestras plantas, especialmente si son de tamaño manejable, es asegurarnos de que duerman a cubierto, dentro de casa durante la noche. Dado que las polillas son animales nocturnos, esta medida es particularmente efectiva para evitar la puesta de huevos en nuestras plantas. Si no es posible resguardar el cultivo durante la noche, existen otras estrategias preventivas que podemos aplicar para proteger nuestro jardín. Una de las cruciales consiste en mantener las plantas sanas y reducir al mínimo cualquier tipo de estrés que puedan experimentar. Situaciones como la sequía, la sobrefertilización y las lesiones debilitan al cultivo y lo hacen más susceptible al ataque de plagas, incluyendo las orugas. Por tanto, es fundamental proporcionar agua y los nutrientes adecuados, así como evitar el uso excesivo de fertilizantes químicos, ya que esto también puede disminuir la resistencia de las plantas. Otra táctica preventiva sumamente efectiva consiste en hacer que la floración ocurra fuera de la temporada de mayor actividad La presencia de orugas durante la fase vegetativa suele ser aislada las heridas causadas por las orugas facilitan la entrada del hongo botrytis

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