64 sexualidad ser inducidos por la tensión o el nerviosismo” y presenta una serie de estudios mostrando la prevalencia de sofocos en las distintas culturas, que varía desde un 0 % en las mujeres mayas hasta el 80 % en las holandesas. Además, afirma que “aunque los sofocos coinciden con períodos de reducción de los estrógenos, los niveles de éstos no guardan relación con los accesos” (p. 26), y que no son exclusivos a las mujeres menopáusicas. Sin embargo, apunta a la terapia hormonal como la solución a los mismos, aunque también menciona que “los informes publicados sobre tratamientos no farmacológicos justifican nuevas investigaciones” (p. 28). Los problemas sexuales tienen un apartado propio en el informe de 1981, en el que constata que existen evidencias tanto de un descenso como de un aumento del interés sexual en la menopausia, mencionando factores que pueden influir como la desaparición del miedo a quedarse embarazadas, el estado de ánimo o la habilidad para disfrutar la sexualidad. Además, añade síntomas como la sequedad vaginal, atrofia y dolor en Freepick Tan solo el 10 % de mujeres asistentes a una clínica de menopausia declararon sufrir dolor al practicar sexo
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