Una vez hayáis seleccionado vuestra variedad de semillas de marihuana favorita, el primer paso, obviamente, será germinarlas. Ni qué decir tiene que esto necesita hacerse correctamente ya que, de otro modo, las semillas no nos servirán. Sed pacientes y dejad las semillas entre dos y siete días, en un entorno adecuado de temperatura, humedad y ausencia de luz. Debéis tener en cuenta que algunas semillas pueden necesitar algo más de tiempo para eclosionar. El método para germinar queda a elección de cada autocultivador.
por Sensi Seeds
Lo bueno que tiene el cultivo exterior (y haga que nos encante la primavera) es que pueden conseguirse, entre otras cosas, cosechas considerables haciendo la mínima inversión y eso, en los tiempos que corren, interesa a más de uno.
Una vez tengamos claras las condiciones que necesitamos, es decir, el entorno adecuado, el lugar donde cultivaremos, el tipo de cultivo exterior que llevaremos a cabo y la variedad que mejor se ajusta a nuestras necesidades, ¡ya podemos empezar!
Entre climas anda el juego
Una de las cosas más importantes a tener en cuenta es el clima. Como es natural, cada uno de nosotros tiene su variedad favorita, aquella que espera con ansia plantar después de los largos y duros meses de invierno. Está claro que cada situación es un mundo y es diferente la de uno que vive en Rusia que la de uno que vive en España. Cierto es (por mucho que a algunos esto les duela) que el cultivo exterior, el de verdad, es solo para algunos privilegiados, para aquellos que habitan en determinadas zonas y cuyos días duran más que en otros lugares del planeta. Si nos centramos en el caso de Europa Occidental, desde el mismísimo mes de marzo los días disfrutan de 12 largas, preciosas y luminosas horas de sol. Esto, con el paso de los meses, va aumentando hasta el punto de que en junio las horas de sol pueden llegar a ser incluso 16.
Ni qué decir tiene que los climas soleados y mediterráneos de veranos largos son increíblemente buenos para que cualquier variedad de cannabis crezca en el exterior. Disfrutan de este clima casi todas las localizaciones del hemisferio sur y muchos lugares por debajo de 45ºN y casi todos por debajo de 40ºN en el hemisferio norte. Una buena elección de semillas os permitirá disfrutar de deliciosos cogollos sólidos y repletos de resina.
Cannabis de exterior en las zonas de clima templado
En las zonas de clima templado/frío, los cultivadores también se verán limitados a la hora de elegir variedad, pero pueden lograr resultados superiores en comparación a los cultivadores del extremo norte o del extremo sur, ya que las temperaturas y el ciclo de cultivo deberían ser un poco más favorables.En las zonas templadas y frías, las temperaturas suelen bajar demasiado como para completar la floración con éxito a mediados o finales de octubre. Los que cultivan en dichas zonas también pueden considerar forzar o inducir la floración para mejorar las posibilidades de conseguir una buena cosecha.
Las zonas climáticas templadas cálidas (o subtropicales) son el entorno perfecto para la mayoría de las variedades de cannabis desarrolladas para el cultivo comercial. Aquí, el clima se caracteriza por los veranos largos y soleados, los inviernos suaves y la variación estacional en la duración del día proporciona una señal clara a las plantas para que empiecen la floración una vez que la luz del día desciende a doce horas, cerca del equinoccio de primavera. En estas zonas, por lo general, las temperaturas siguen siendo favorables para la producción de cogollos hasta tan tarde como noviembre, o incluso a principios de diciembre, por lo que las variedades con dominancia sativa y un largo tiempo de floración son variedades manejables, y las de dominancia índica crecen con fuerza.
Cannabis de exterior en las zonas ecuatoriales y tropicales
En las zonas tropicales y cerca del ecuador, las temperaturas extremadamente cálidas y la falta de variación estacional en la duración del día limitan la elección de variedades que un cultivador de exterior puede cultivar con éxito. Cuanto más cerca del ecuador se encuentre uno, más difícil resulta cultivar y que se produzca la floración con éxito de las variedades de clima templado, ya que necesitan días largos durante el verano y un descenso, muy pronunciado, en la luz del día para inducir la floración.
Aparte de la temperatura y las horas de luz del día, la variable medioambiental más importante es el nivel de humedad. Puede haber grandes diferencias entre lugares situados a la misma latitud que se deben únicamente a las variaciones en las precipitaciones. Por ello es importante tener este factor también en cuenta a la hora de cultivar.
Cultivo exterior en el suelo o en macetas: ventajas y desventajas
Existen varias maneras de enfocar el cultivo de cannabis en exterior. Algunos cultivadores prefieren sencillamente sembrar las semillas o las plántulas directamente en el suelo, mientras que otros se inclinan por poner sus plantas en jardineras o macetas. Como en todo, cada método tiene sus pros y sus contras.
Ventajas de cultivar en macetas
Una de las ventajas más evidentes del cultivo en exterior en macetas es el hecho de que, como consecuencia, tus plantas se pueden transportar con facilidad. Esto proporciona un grado de flexibilidad que el cultivador que planta directamente en el suelo, simplemente, no se puede permitir. Por ejemplo, si vives en una zona con clima extremo ocasional, poder trasladar tus plantas a un lugar protegido puede ser una gran ventaja. Dejar las plantas a merced de los vendavales, vientos huracanados, lluvias torrenciales, aguanieve o granizo puede resultar desastroso, y el trabajo duro realizado durante los últimos meses puede arruinarse en una sola noche. Del mismo modo, si cultivas durante una época del año en la que las horas de luz diurna no son óptimas, trasladar tus plantas a una sala con iluminación artificial (o un cuarto oscuro si los días son demasiado largos para inducir la floración) puede marcar la diferencia entre una buena cosecha y una inexistente.
Otra ventaja de cultivar al aire libre en macetas es que se puede controlar la tasa de crecimiento y el posible tamaño final de las plantas, lo que puede resultar de utilidad en caso de que el problema sea que hay que ocultar el cultivo. Esto es algo bastante importante teniendo en cuenta que algunas variedades de cannabis (en concreto las sativas y los híbridos con predominancia sativa) pueden superar fácilmente los dos metros de altura.
Además, es particularmente fácil el cultivo en macetas dado que las plantas, al ser más pequeñas, no necesitan tanto sustrato. Por último, pero no menos importante, este tipo de cultivo permite que uno pueda controlar la uniformidad y la calidad del medio de cultivo, además de solucionar los problemas que puedan surgir por la simple transferencia a una nueva maceta con sustrato nuevo.Puedes estar seguro de que tus macetas contienen sólo lo que pones en ellas, y de que no se ha mezclado con la propia tierra del entorno. Esto también puede ayudar a controlar las plagas y bacterias no deseadas, aunque, en un entorno al aire libre, el control total de este aspecto puede resultar complicado.
Las variedades autoflorecientes son ideales para cultivar en macetas, ya que proporcionan una cosecha fácil de cannabis de alta calidad, que puede florecer sin necesidad de cambiar los ciclos de luz o de eliminar los machos. De este modo, semillas como las Northern Lights Automatic pueden funcionar muy bien al aire libre en un clima mediterráneo, cálido y soleado. Además, produce cosechas rápidas y repletas de cogollos dulces y sabrosos.
Desventajas de cultivar en macetas
Por otro lado, si nos centramos en los posibles contras que puede llegar a tener el cultivo en macetas, veremos que hay ciertas situaciones que debemos evitar si queremos culminar nuestra cosecha con un final feliz. Por ejemplo, algunas veces, poner las plantas en macetas puede no ser aconsejable, ya que se restringe el crecimiento, reduciendo así la posible cosecha y el estado de salud general de la planta. Por supuesto, hay macetas de gran tamaño disponibles para el cultivo al aire libre, pero si realmente quieres maximizar el potencial de tus plantas grandes, restringir su acceso al sustrato no es el camino a seguir.
Otro problema posible radica en el hecho de que las plantas colocadas en macetas se pueden transportar. Para muchos cultivadores de exterior, poder mover las plantas al interior o a un invernadero, si es necesario, es una ventaja definitiva, pero el hecho de que puedas moverlas y llevarlas por ahí también significa que otras personas, con malas intenciones, pueden hacer lo mismo. Si el sitio donde cultivas está muy alejado y hay pocas posibilidades de que los intrusos descubran tu cosecha, puede no ser un problema, pero para la mayoría de los que cultivan en el jardín de atrás, en pueblos y ciudades de todo el mundo, el robo es una preocupación muy real.
Otra posible desventaja de cultivar las plantas en macetas es la necesidad de realizar un mantenimiento más regular y minucioso. El riego manual suele ser indispensable, ya que incluso si tus macetas están en condiciones de recibir agua de las precipitaciones, no van a tener acceso al agua subterránea o a la humedad que se mantiene dentro de la capa superior del suelo, mientras que en el caso de las plantas cultivadas directamente en el suelo puede desaparecer, completamente, la necesitad de regar a mano.
Ventajas de cultivar en suelo
La ventaja más evidente de sembrar las semillas o plántulas directamente en el suelo es el hecho de que éstas tienen acceso completo, y sin restricciones, a todos los nutrientes y toda la humedad que pueda llegar a las raíces. De este modo, como las raíces son capaces de crecer libremente hacia abajo, pueden satisfacer sus necesidades de agua pura de las aguas subterráneas. Esto asegura que las plantas puedan desarrollar todo su potencial en términos de altura, vigor y producción final, y también significa que se requiere menos mantenimiento. Si realizas un ‘cultivo de guerrilla’ en un sitio al que no resulta sencillo acceder a diario, suele ser recomendable cultivar directamente en el suelo.
Otra ventaja potencial de cultivar directamente en el suelo es que se reduce el coste de la instalación. Aunque comprar macetas, en general, no te va a arruinar, es bueno mantener los costes bajos, tanto para el más pequeño jardinero aficionado como para aquellos cultivadores más expertos Cuando se tiene en cuenta el hecho de que el cultivo en macetas, generalmente, requiere varios trasplantes a lo largo de la vida de la planta, a macetas progresivamente más grandes, sólo el coste de las macetas puede llegar a unos ciento y poco euros para un pequeño cultivador, y, posiblemente, incluso a miles en el caso de los que cultivan a gran escala.
Desventajas de cultivar en suelo
Por supuesto, cultivar directamente en el suelo significa que tus plantas no se pueden transportar, lo que es una ventaja si el robo es un problema, pero también puede ser una gran desventaja. No poder mover las plantas significa que estás a merced del clima y de la temporada, si se producen tormentas, vendavales o inundaciones, tus plantas podrían no sobrevivir, a menos que puedas construir barreras protectoras de alambre para proteger tu cosecha de la peores condiciones meteorológicas. Además, si tus plantas no se pueden mover, deben cultivarse sólo en los momentos favorables del año, ya que no se pueden trasladar a un espacio bien iluminado, o completamente a oscuras, si la luz natural impide que se produzca la floración o un crecimiento vegetativo vigoroso.
Otro aspecto que preocupa mucho del cultivo en exterior directamente en suelo es la calidad y la uniformidad del mismo. La mayoría de cultivadores que optan por este método harán un gran esfuerzo para asegurar que el suelo es adecuado en términos de drenaje, consistencia y pH, y suelen mezclar la tierra con aditivos como la cal (para aumentar el pH), arena (para mejorar el drenaje) o estiércol (para aumentar los nutrientes disponibles). Sin embargo, si no existe una barrera impenetrable entre la zona del suelo de tus plantas y el propio suelo del entorno, estos esfuerzos pueden haber sido en vano.
Cuándo cosechar
Una vez hayáis acabado con las dichosas plagas y vuestras plantas se hayan desarrollado tal y como deben, llega el momento de cosechar. Ese inconfundible instante de gloria en el que, por fin, el jardinero puede ver los frutos de su trabajo, respirando así aliviado y dándose una merecida palmadita en la espalda.
Existen diferentes modos de cosechar la marihuana y, llevar a cabo uno u otro, depende de la experiencia del cultivador o de sus fines, como podrían ser los comerciales. No existe una ciencia exacta para saber cuál es el momento preciso para cosechar la marihuana. Uno de los métodos más arcaicos, pero quizás uno de los más efectivos, es simplemente que el cultivador observe a las plantas periódicamente para ver cuándo es mejor hacerlo. Así podrá asegurarse con certeza si ha llegado la hora o si bien es mejor esperar un poco más.
Puede que se trate de un método demasiado generalista y que no todo el mundo puede aplicar al no tener la experiencia suficiente cultivando cannabis. Por ello, si conocéis a alguien que haya plantado la misma variedad con anterioridad no dudéis en preguntarle lo que necesitéis. Ellos podrán daros mucha información ya que a veces, dependiendo de la variedad, la cosecha se realizará en un momento u otro. De ahí que también sea importante saber qué estamos plantando. A modo informativo, deciros que debéis tener en cuenta también que, según el año, la cosecha puede ser más temprana o más tardía.
Un dato importante a tener en cuenta es que vuestra amada planta no debe recibir ni abonos ni fertilizantes durante la semana anterior a ser cosechada. Lo que sí debéis darle es mucha agua ya que de este modo mejoraréis su sabor.
La práctica hace al maestro
Como habréis podido comprobar, el cultivo de cannabis en exterior no es tan sencillo como tirar unas semillas al suelo con la esperanza de que crezcan. Para asegurarse una buena cosecha, los cultivadores de exterior debéis realizar una gran labor de investigación, analizando el suelo local, preparando el sitio y pensando en los métodos de control de plagas adecuados, además de mucho mantenimiento y cuidado. Asegúrate de que el suelo está preparado, y que lugar elegido para el cultivo exterior es soleado, está protegido, bien regado y tiene un buen drenaje.
De este modo, teniendo en cuenta estos conceptos básicos, la latitud del lugar en el que vives y las variedades que mejor se adaptan a tu clima, la primavera podría ser un momento ideal para empezar tu andadura hacia el cannabis perfecto.
Dicho esto, solo queda desearos suerte con el cultivo y ¡buenos humos a todos!