En los dos números pasados cambiamos el orden de los artículos, para estudiar las dos enfermedades (el Oidio y la Botritys) más frecuentes en los cultivos de cannabis españoles, debido a su peligrosidad en las fechas en la que nos encontramos. Para tener un conocimiento completo de estas enfermedades y otras del tipo fúngico, tenemos que distinguirlas de las bacterianas o de las causadas por virus y nemátodos, por eso, este mes daremos las nociones básicas sobre los hongos fitopatógenos del cannabis, para volver a estudiar más especies en los próximos meses.
Por Massimiliano Salami (drgrow)
Introducción
La mayoría de los hongos que afectan al cannabis son polífagos, es decir, causan enfermedades en muchas otras especies de plantas. Realmente se conocen muy pocas enfermedades del cannabis que sean específicas para este cultivar.
El patólogo John MacPartland, especialista en enfermedades que afectan al cannabis ha podido purificar el grupo de hongos patógenos hasta destilar la lista a unas 70 especies diferentes. Su libro, toda una biblia sobre enfermedades, es la mayor fuente de información técnica sobre patógenos del cannabis. Ver [1].
Como sabemos, los hongos son organismos microscópicos, y a diferencia de las plagas, no podemos observar su actuación sobre el vegetal al igual que vemos las primeras colonias de plagas y su evolución; una vez realizada la penetración en el vegetal, lo que observamos son los síntomas que causa el desarrollo de la infección, como la necrosis, la marchitez, los amarillamientos, el aguado, etc. Importantes hongos patógenos como el Fusarium spp, el Pythium sp., e inclusive la mayoría de los Chancros, cuando nos damos cuenta de su presencia suele ser demasiado tarde para la planta.
La recuperación de una planta infectada por hongos depende de factores como la especie actuante, la gravedad de la infección, y en especial el estado fenológico; las plantas que se encuentren en estado de crecimiento vegetativo son más fáciles de recuperar de un ataque fúngico, que las mismas plantas, durante la fase de floración.
Morfología de los hongos patógenos
Los hongos son microorganismos eucariotas, carentes de clorofila, con un cuerpo generalmente filamentoso y muy ramificado denominado micelio, y productores de esporas.
Las esporas son unidades reproductivas (sin embrión) compuestas por una o más células. Las principales funciones de las esporas son: ser responsables de la multiplicación y diseminación del patógeno, formar estructuras de supervivencia para épocas adversas e intervenir en la variabilidad genética. Las esporas, debido a su gran diversidad morfológica, son empleadas para determinar la especie de hongo patógeno causante de la enfermedad.
La carencia de órganos fotosintético obliga a estos microorganismos a parasitar a otros seres vivos y extraer de ellos las sustancias necesarias para su ciclo vital. En el caso de los hongos fitopatógenos, el parasitismo es positivo para el hongo y negativo para las plantas.
Algunos hongos como las Trichoderma harzarium empleadas en control biológico de las enfermedades, realizan un parasitismo del tipo simbiótico mutualista; tanto el hongo como la planta se benefician de la unión. Estos últimos se emplean en la prevención de muchas enfermedades fúngicas, especialmente las radiculares, por ese motivo recomendamos enérgicamente su uso en fases tempranas de vegetativo, especialmente durante la germinación.
Como hemos dicho, los hongos fitopatógenos del cannabis tienen generalmente un cuerpo vegetativo (el micelio) compuesto por filamentos microscópicos, denominados como hifas. Las hifas además pueden realizar varias funciones específicas; existen hifas de penetración, formación de haustorios, apresorios, y también estructuras de resistencia como los famosos esclerocios. Las hifas también pueden ser empleadas para la determinación de la especie de patógeno.
Biología de los hongos patógenos del cannabis
Antes de meternos en detalles técnicos quiero dar una visión más práctica del ciclo de los hongos:
Supongamos que una espora de un hongo patógeno ha sido transportada por el viento hasta las instalaciones de interior y se ha depositado sobre una hoja, un lugar idóneo para poder germinar. Imaginemos ahora que esta espora recibe la temperatura y humedad suficiente y necesaria para su germinación. Esas condiciones ambientales, favorables en conjunto a la liberación de compuestos químicos al ambiente por parte de la planta, estimulan la germinación de la espora. Los compuestos químicos liberados por el vegetal además de ser estímulo de germinación también funcionan como señales de dirección para el movimiento del hongo. La espora germinada puede generar un primer micelio que le ayude a fijarse al sustrato (la hoja) denominado apresorio (no todo los hongos generan esta estructura). Posteriormente se genera una hifa especialmente fina, denominada hifa de penetración que es guiada por las sustancias químicas hasta la zona de penetración. Esta hifa penetra (mecánicamente y/o químicamente, ver [3]) directamente hasta alcanzar el interior de la hoja, normalmente las células epidérmicas y del parénquima. A continuación se generarán las hifas que van colonizando las células y tejidos de la hoja. Es en este preciso instante cuando se observen los primeros síntomas en la hoja infectada, normalmente en forma de necrosis y/o clorosis. Una vez alimentado y si las condiciones son buenas, el hongo, seguirá colonizando tejidos colindantes a la zona infectada extendiendo su micelio dentro y/o fuera de la hojas produciéndose la esporulación que dará lugar a las infecciones secundarias. Cuando las condiciones dejen de ser favorables, por ejemplo por el agotamiento de nutrientes (muerte del vegetal), el hongo comienza la reproducción sexual para la supervivencia en condiciones hostiles.
A continuación vamos a estudiar el ciclo de los hongos patógenos por separado, en sus dos fases conocidas como reproducción asexual o fase reproductiva y la reproducción sexual.
Reproducción asexual o fase reproductiva
Posteriormente a la fase vegetativa o crecimiento del micelio, justo después de primera infección, y si las condiciones son favorables, el hongo comienza la fase reproductiva conocida como reproducción o multiplicación asexual.
Es importante resaltar que esta fase sólo se realiza cuando las condiciones ambientales son óptimas para el hongo, si éstas no son las adecuadas, el patógeno puede pasar de esta fase asexual a la reproducción sexual o formar estructuras de resistencia y quedar latente.
La reproducción asexual consiste en la formación de esporas vegetativas denominadas según la especies como: conidios, esporagiosporas o zoosporas (esporangiosporas flageladas). La formación de éstas es a través de la división de células del micelio vegetativo.
Las espora vegetativas de la mayoría de los hongos patógenos del cannabis suelen generarse exógenamente, es decir, la formación de las esporas asexuales se realiza fuera de la planta; éste es un sistema muy eficiente que tienen los hongos para dispersarse por el ambiente, y es lo que todo cultivador debe temer.
El micelio interno, dependiendo de la especie patógena, puede extenderse hacia los estomas para salir al exterior o aflorar directamente por el tejido infectado. En cualquier caso, el exterior es el lugar preferido para engendrar la siguiente generación de esporas asexuales. Aquí las hifas se diferencian para generar tanto los conidios (esporangiosporas) como las estructuras que soportarán dichas esporas vegetativas, los conidióforos (esporangióforos). Estas estructuras junto al micelio son las que afloran del tejido infectado y son fácilmente observable con una esteroscopio x40.
Los condióforos y los esporangióforos son estructuras sumamente frágiles y diseñadas por la misma naturaleza para facilitar la dispersión del hongo por el viento, por el agua, por los insectos, etc.
Es en este momento, durante la esporulación, cuando podemos observar sobre el tejido infectado una masa filamentosa y polvorienta: el micelio, y las estructuras de soporte con sus esporas asexuales respectivamente.
Como hemos visto en la Cannabis Magazine nº 73, las condiciones ambientales son de suma importancia para el ciclo de las enfermedades; cuando éstas son idóneas la reproducción asexual se ve muy favorecida, generándose grandes cantidades de esporas vegetativas (inóculos infecciosos) responsables de las infecciones secundarias.
El tiempo que transcurre desde la penetración primaria en el tejido de la planta hasta las formación de esporas vegetativas suele ser muy corto, generalmente se habla de horas.
Finalmente, la reproducción asexual es muy útil para el estudio de los hongos, ya que, para muchas especies es posible reproducir este proceso en condiciones de laboratorio y estudiar su biología. Además del micelio, las esporas vegetativas y sus respectivas estructuras de soporte son de mucha importancia taxonómica, gracias a éstas, se puede identificar con mucha precisión el patógeno actuante.
Reproducción sexual
La reproducción sexual se dispara, cuando las condiciones generales dejan de ser las idóneas para el patógeno, es decir, cuando éstas son desfavorables para su desarrollo como un cambio brusco de las condiciones ambientales (temperatura, humedad, y radiación solar), agotamiento del agua y nutrientes o simplemente la muerte del huésped. Es lógico pensar que normalmente la reproducción sexual se realiza al final de la fase reproductiva.
En la reproducción sexual el micelio se diferencia para dar lugar a los gametos que al fusionarse engendran a un cigoto denominado zigospora (si los gametos son de igual tamaño) u oosporas (si los gametos son de diferente tamaño).
Del cigoto se originan las esporas sexuales que dependiendo de la especie se denominarán: zigospora, oospora, basidiospora o ascospora. Algunas de las esporas sexuales suelen ir envueltas en unas estructuras de soporte como las ascas que envuelven las ascosporas y que se emplean en taxonomía para la clasificación de los Ascomicetos en el Reino Fungi. Para más detalles sobre las esporas sexuales y la clasificación de los hongos ver [5].
Las esporas sexuales, a diferencia de las asexuales, no se generan siempre exógenamente, y suelen quedarse en el interior de los restos del huésped muerto hasta que las condiciones mejoren.
Alguno de los hongos patógenos del cannabis más importantes no se reproducen sexualmente o simplemente se desconoce su reproducción sexual, a estos hongos se les denominan imperfectos.
Nutrición de los hongos fitopatógenos
Los hongos fitopatógenos son heterótrofos. La ausencia de órganos fotosintéticos les obliga a extraer sustancias orgánicas sintetizadas por las plantas. Los carbohidratos son los nutrientes más deseados por estos patógenos, que extraen en grandes cantidades. Además de éstos, también absorben sustancias como vitaminas, aminoácidos, etc.
Existen tres modelos de nutrición definidos para los hongos: la saprotrofía, la necrotrofía, y la biotrofía.
- Biotrofía: Los hongos denominados biotrofos parasitan al huésped extrayendo las sustancias necesarias para su dieta pero sin matarlo. Obligan al huésped a generar más nutriente para su metabolismo, en cierta manera podríamos decir que el patógeno “explota” a las células del vegetal.
- Necrotrofía: Los hongos pertenecientes a este grupo, primero degradan y matan el vegetal con sustancias enzimáticas, para después, absorber los nutrientes procedentes de los restos. Este es el caso de la Botrytis cinerea, Alternaria sp., etc. La forma de alimentarse que tienen estos hongos causa necrosis en los tejidos de las plantas.
- Saprotrofía: Los hongos saprófagos son habitantes del suelo que se alimentan de restos vegetales. Estos microorganismos son esenciales en el ciclo de la vida, ya que, intervienen en la degradación y descomposición de la materia orgánica.
Desafortunadamente muchos hongos fitopatógenos del cannabis pueden pasar de un nivel trófico a otro, es decir, según sean las condiciones ambientales en las que se encuentren, pueden sobrevivir actuando como saprotrofos primero, para más tarde convertirse en necrotrofos; a estos hongos se le denomina como necrotrofos facultativos. Aquellos hongos que sólo siguen un sistema de alimentación se les denominarán obligados. Como ejemplo podemos citar a los Oidos que atacan al cannabis, éstos hongos son biotrofos obligados.
Los hongos patógenos del cannabis se pueden clasificar según su forma de alimentarse en:
Biotrofos obligados
Biotrofos facultativos saprotrofos
Necrotrofos obligados
Necrotrofos facultativos saprotrofos
Saprotrofos facultativos biotrofos
Saprotrofos facultativos necrotrofos
Esta clasificación ha sido adaptada de [5] para los hongos patógenos del cannabis determinados por [1] y [2].
Con este artículo hemos finalizado las nociones básicas y necesarias sobre hongos fitopatógenos. Aconsejo a todos los lectores si desean más información acudir a las Referencias, en particular a [1], [2] y [5] para ampliar el conocimiento sobre los hongos patógenos que infectan al cannabis.
Agradecimientos: Claudia Santarosa y Fede (Dr. Grow´s Productions).
Referencias
[1] McPartland J.M., Clarke R.C. & Watson D.P. 2000. Hemp diseases and pests. Management and biological control. CABI Publishing.
[2] Salami M. 2008. Cannabis sativa L., Dr.Grow´s Productions.
[3] Salami M. 2010. Enfermedades infecciosas. Cannabis Magazine nº70.
[4] Salami M. 2010. Efecto del ambiente sobre las enfermedades del cannabis. Cannabis magazine nº73.
[5] S.E.F. 2000. Patología Vegetal, Mundi-Prensa y Phytoma.