La Audiencia de Gipuzkoa ha ordenado la reapertura del club cannábico Strain Hunters, ubicado en el barrio donostiarra de Gros, que cuenta con más de un millar de socios, y que había sido clausurado en el marco de una investigación por tráfico de drogas que se sigue bajo secreto de sumario.
Este club fue cerrado el pasado mes de junio por el Juzgado de Instrucción número 4 de San Sebastián como medida cautelar, después de una entrada y registro en sus instalaciones, donde agentes de la Ertzaintza se incautaron de unos cuatro kilos de marihuana que había en el local para su distribución entre los socios, dinero en efectivo, ordenadores y diferente documentación.
Sin embargo, en un auto al que hoy ha tenido acceso EFE, la Sección Tercera de la Audiencia de Gipuzkoa ha decretado ahora la reapertura del club, al apreciar un recurso contra su clausura presentado por el presidente de la asociación y por el propio club cannábico.
En este recurso, la Audiencia emplea un argumento técnico para reconocer que la asociación no estaba siendo investigada como persona jurídica y que la declaración que se le tomó en su momento a su presidente fue prestada como persona física y no en representación del club, motivo por el que deja sin efecto el cierre.
La asociación Strain Hunters ha sido registrada ya en dos ocasiones, después de que en la primera la Policía interviniera otros cuatro kilos de marihuana que se encontraba en el lugar y que, según argumentó entonces el club, era una cantidad «mínima» en relación al número de socios.
En esta oportunidad, también fue registrado el domicilio del presidente y un pabellón sin que, según las citadas fuentes, se encontrara «nada» punible.
Esta investigación judicial, en la que se encuentran imputados el presidente, el secretario y el tesorero del club, deriva de unas pesquisas policiales iniciadas por la Ertzaintza hace cerca de dos años, que se saldaron con numerosos registros y cacheos a los socios que salían del local y a los que se les requisaron cantidades de entre uno y dos gramos de cannabis.
El club, que cuenta con una docena de empleados y al que sus socios pueden acceder también con cannabis de sus propios cultivos, lamentó entonces que en las actas de intervención de la droga los policías hicieran constar que había sido «adquirida o comprada» en el local, cuando lo que realmente habían hecho era «retirar la cuota» que les correspondía como socios del club, «dentro del funcionamiento normal de cualquier asociación cannábica».
Este colectivo recuerda que a sus instalaciones no pueden acudir terceras personas porque «hay un riguroso y estricto control de entrada» y «sólo se puede acceder con el correspondiente carné».
Aclara además que la asociación está registrada como club cannábico, según la ordenanza municipal que está vigente en San Sebastián y que permite el «consumo en espacios cerrados» de este tipo a mayores de edad.