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Básico – Sistemas de Riego Automático II

Como en todas las cosas, un sistema de riego automático puede ser tan sencillo o complicado como deseemos, pero si es cierto que cuanto más tecnificado se encuentre más nos facilitará la tarea del riego y menos problemas de mantenimiento y funcionamiento tendremos. También es verdad que un sistema de este tipo requiere de un cierto desembolso económico, pero éste se realiza sólo una vez y estos sistemas tienen una altísima durabilidad, por lo que la inversión será rápidamente amortizada, tanto en dinero como en esfuerzo.

Por: Luis Hidalgo

Vamos a entrar en un tema que, aunque a algunos les pueda parecer un lujo o algo “snob” en el cultivo de marihuana, lo cierto es que a partir de cierto tamaño en el cultivo, casi se hace imprescindible. Cuidado, que un cultivo tenga más o menos plantas no significa que no sea para autoconsumo, por ejemplo, un cultivo tipo SOG en interior desde esqueje puede fácilmente contar con más de 100 pequeñas plantas si queremos mantener un autoconsumo medio (10 gr planta x 100 = 1 kilo). De la misma manera puede darse el caso de que sólo tengamos 6 u 8 plantas en el jardín y tengamos que salir quince días: otra vez el automático se hace necesario.

Por ello, vamos a exponer unos sencillos esquemas para diseñar de forma fácil y sencilla nuestro sistema de riego y también veremos los materiales que vamos a necesitar. Esta metodología es aplicable tanto dentro como fuera y nos ayudará a diseñar un sistema de riego totalmente adaptado a nuestras necesidades concretas.

Medición del terreno a regar

Si bien el estudio “in situ” del terreno o el área donde vamos a cultivar es imprescindible, a la hora del diseño lo ideal es trabajar sobre papel. Para ello, usaremos papel cuadriculado del de toda la vida y pasaremos a escala un plano del espacio de cultivo. Si la cuadrícula del papel es por ejemplo de 2mm, podemos representar cada metro por 5 cuadraditos (10mm).

Lo primero será definir el perímetro de la zona a regar y luego medir la distancia a las paredes perimetrales usando como referencia las esquinas de la construcción (habitación, armario, invernadero…). Hay que colocar en el plano todos los elementos que se encuentran o que se encontrarán en el futuro en el jardín, como focos, mesas de cultivo, o si es en exterior edificaciones, terrazas, caminos, piscinas, árboles, macizos arbustivos y cualquier otro detalle u obstáculo. También habrá que ubicar la toma de agua, situación de medidores y depósitos de nutrientes y correctores de pH así como los posibles depósitos de recogida de agua sobrante si estamos en interior.

Al hilo de esto, vamos ahora a calcular el caudal de agua con el que vamos a contar. Usaremos el grifo más cercano a la zona donde tendremos los medidores y colocaremos debajo un depósito de un volumen conocido y tomaremos el tiempo que toma en llenarse con el grifo completamente abierto. Dividiendo el contenido del balde en litros por el tiempo que tomó en llenarse en segundos, tendremos el caudal (C) en litros por segundo (l/seg) que entrega el grifo. La otra opción es utilizar un manómetro que mida la presión estática atornillándolo directamente en el grifo.

Selección y ubicación de goteros o aspersores

Según el tamaño de las superficies habrá que elegir si vamos a usar aspersores para arbustos, muy recomendables para exterior o pop-ups en sectores medianos cuya distancia de separación es de 2,5 metros. Por supuesto, estamos hablando de exterior, y siempre cada aspersor se debe ubicar donde llega el agua de al menos uno de los otros aspersores para lograr una buena cobertura. En el plano conviene ubicar los aspersores de las esquinas primero y desde ellos ir marcando la distancia hasta el aspersor siguiente por medio de un compás, con el que se marca el radio de riego para ayudar a determinar si es que quedan zonas sin mojar. Para interior usaremos goteros que pueden ser bien piquetas, bien autocompensados o incluso con regulación independiente para cada gotero.

Para dividir el jardín en sectores de riego debemos agrupar regadores del mismo tipo sumando los gastos de cada regador hasta completar, en el caso de los aspersores para arbustos y pop-up un 80% del caudal (C) medido en el paso 2 (C x 0,8) y para el caso de los rotores y aspersores de impacto completar un 60% del caudal medido en el paso 2 (C x 0,6). Conviene además que estos sectores coincidan en sus requerimientos de riego como pasto, macizos arbustivos, sectores de sombra, etc. A cada uno de los

sectores que se definan se le asignará una válvula de paso, ya sea eléctrica (solenoide) o manual (bola).

Vamos a poner un ejemplo: Supongamos que el caudal total medido es de 40 litros por minuto. Para calcular la cantidad de sectores que se necesitan

1.- Para los regadores de largo alcance disponemos de 40 LPM x 0,6 = 24 LPM y tenemos 4 aspersores de 9 LPM cada uno, es decir, 36 LPM. Esto nos obliga a dividir la zona en dos sectores de 18 LPM cada uno, siempre inferior al caudal disponible (Sectores 1 y 2).

2.- Para los regadores de Mediano alcance disponemos de 40 LPM x 0,8 = 32 LPM y los regadores para el sector 3 son 2 aspersores pop-up de 180 de 4,5 LPM = 9,0 LPM, 2 aspersores pop-up de 270 de 6,0 LPM = 12,0 LPM, 1 aspersor pop-up de 360 de 7 LPM = 7 LPM y por último 1 aspersor pop-up de 90 de 3,0 LPM = 3,0 LPM – TOTAL 31 LPM (siempre inferior al caudal disponible).

Tuberías: tamaños y colocación

La primera tubería a trazar es la “matriz” que llevará al agua desde el grifo o el depósito hasta las válvulas de riego. Conviene dejar una llave de paso manual al principio de la matriz para cortar el agua de riego independiente de la entrada general. En el plano, en cada sector se van uniendo los aspersores con líneas que serán las tuberías de PVC. Luego, partiendo desde los aspersores más lejanos a la válvula se va anotando en los tramos de tubería la suma del caudal de agua que pasa. En cada uno de estos tramos se compara el dato del caudal que pasa por ese punto con la tabla de diámetros de tubería sugeridos y se escribe el diámetro de tubería que se debe usar. Para calcular el diámetro de la tubería matriz se toma el caudal mayor que se encuentra en el plano.

Por ejemplo, tomando el sector 3 vemos que por el tramo “A” circula el caudal de todos los regadores,

es decir, 31 lpm; según la tabla corresponde la tubería diámetro 32 mm. Por el tramo “B” circula el caudal de 4 regadores que suman 24 lpm y según la tabla corresponde la tubería diámetro 25 mm. Por el tramo “C” el caudal es de 16 gpm de acuerdo a la tabla el diámetro de la tubería es de 20 mm. al igual que el tramo “D” y “E”.

Si se quiere realmente optimizar el uso del agua, habrá que regar en horarios en que no se pierda humedad por evaporación y pierda humedad por evaporación y se cuente con mayor presión en el sistema. Esto se podría hacer con un simple temporizador a una válvula solenoide, pero lo ideal es contar con un sistema de riego totalmente automatizado, lo que es muy fácil con los programadores y válvulas eléctricas de bajo voltaje que no sólo controlan horarios sino que admiten la entrada de sondas y medidores pudiendo reaccionar por programación ante determinados valores, corrigiendo el pH si se sale de rango, por ejemplo. Vamos pues a ver unos detalles sobre el tema:

1. Ubicación del programador: Se debe definir donde se ubicará el programador para que cuente con un arranque eléctrico o enchufe para conectar el transformador (220 volt a 24 volt), se puede seleccionar programadores para uso exterior o interior. Luego se ve el recorrido y se mide la distancia que habrá entre el programador y las válvulas para comprar el largo de cable de varias hebras que sea necesario. No olvidar que debe haber una hebra más que el número de válvulas solenoide para usarla como cable común. Es conveniente conducir los cables por tubería eléctrica tipo conduit.

2. Instalación de las válvulas solenoides: se pueden enterrar y proteger con una caja de válvulas o se pueden levantar con codos de PVC y dejarlas adosadas a un muro. Fijarse en la flecha que indica el sentido de flujo del agua (flow).

3. Conexión de los cables: De cada válvula solenoide se debe tomar uno de los dos cables y unirlos al cable común que llega hasta el programador. Luego cada uno de los cables sobrantes de los solenoides se van uniendo con una de las hebras del cable principal. Luego se aísla cada unión de cables contra la humedad.

4. Conexión del programador: Con la corriente eléctrica cortada se conecta el cable común al tornillo que indica “Common” y cada uno de los cables restantes a los tornillos numerados, finalmente se conectan los cables del transformador a los tornillos que indican 24 V y se conecta a la corriente eléctrica. Luego, antes de cerrar todo, se verifica que cada válvula solenoide quede conectada al número de sector que se quiera y se realiza la programación deseada.

En el próximo número terminaremos con este apartado viendo una aplicación directa en interior y el uso de automatismos específicos para cannabicultura. Saludos pues.

 

Nociones básicas de los hongos patógenos del cannabis

En los dos números pasados cambiamos el orden de los artículos, para estudiar las dos enfermedades (el Oidio y la Botritys) más frecuentes en los cultivos de cannabis españoles, debido a su peligrosidad en las fechas en la que nos encontramos. Para tener un conocimiento completo de estas enfermedades y otras del tipo fúngico, tenemos que distinguirlas de las bacterianas o de las causadas por virus y nemátodos, por eso, este mes daremos las nociones básicas sobre los hongos fitopatógenos del cannabis, para volver a estudiar más especies en los próximos meses.

Por Massimiliano Salami (drgrow)

La mayoría de los hongos generan sus esporas vegetativas fuera del vegetal. En la foto ataque de Botrytis cinerea, las condiciones ambientales favorecieron la esporulación sobre la hoja y peciolo. La mayoría de los hongos generan sus esporas vegetativas fuera del vegetal. En la foto ataque de Botrytis cinerea, las condiciones ambientales favorecieron la esporulación sobre la hoja y peciolo.

Introducción

La mayoría de los hongos que afectan al cannabis son polífagos, es decir, causan enfermedades en muchas otras especies de plantas. Realmente se conocen muy pocas enfermedades del cannabis que sean específicas para este cultivar.

El patólogo John MacPartland, especialista en enfermedades que afectan al cannabis ha podido purificar el grupo de hongos patógenos hasta destilar la lista a unas 70 especies diferentes. Su libro, toda una biblia sobre enfermedades, es la mayor fuente de información técnica sobre patógenos del cannabis. Ver [1].

Como sabemos, los hongos son organismos microscópicos, y a diferencia de las plagas, no podemos observar su actuación sobre el vegetal al igual que vemos las primeras colonias de plagas y su evolución; una vez realizada la penetración en el vegetal, lo que observamos son los síntomas que causa el desarrollo de la infección, como la necrosis, la marchitez, los amarillamientos, el aguado, etc. Importantes hongos patógenos como el Fusarium spp, el Pythium sp., e inclusive la mayoría de los Chancros, cuando nos damos cuenta de su presencia suele ser demasiado tarde para la planta.

La recuperación de una planta infectada por hongos depende de factores como la especie actuante, la gravedad de la infección, y en especial el estado fenológico; las plantas que se encuentren en estado de crecimiento vegetativo son más fáciles de recuperar de un ataque fúngico, que las mismas plantas, durante la fase de floración.

Las enfermedades causadas por hongos no son fáciles de reconocer sin un estudio en laboratorio; esto es debido a que los síntomas que causan prestan a la confusión. En la foto una infección muy leve de Alternaria sp. detectada a tiempo. La aplicación de Bacillus subtilis ayudó a frenar el avance de este patógeno. Las enfermedades causadas por hongos no son fáciles de reconocer sin un estudio en laboratorio; esto es debido a que los síntomas que causan prestan a la confusión. En la foto una infección muy leve de Alternaria sp. detectada a tiempo. La aplicación de Bacillus subtilis ayudó a frenar el avance de este patógeno.

Morfología de los hongos patógenos

Los hongos son microorganismos eucariotas, carentes de clorofila, con un cuerpo generalmente filamentoso y muy ramificado denominado micelio, y productores de esporas.

Las esporas son unidades reproductivas (sin embrión) compuestas por una o más células. Las principales funciones de las esporas son: ser responsables de la multiplicación y diseminación del patógeno, formar estructuras de supervivencia para épocas adversas e intervenir en la variabilidad genética. Las esporas, debido a su gran diversidad morfológica, son empleadas para determinar la especie de hongo patógeno causante de la enfermedad.

La carencia de órganos fotosintético obliga a estos microorganismos a parasitar a otros seres vivos y extraer de ellos las sustancias necesarias para su ciclo vital. En el caso de los hongos fitopatógenos, el parasitismo es positivo para el hongo y negativo para las plantas.

Algunos hongos como las Trichoderma harzarium empleadas en control biológico de las enfermedades, realizan un parasitismo del tipo simbiótico mutualista; tanto el hongo como la planta se benefician de la unión. Estos últimos se emplean en la prevención de muchas enfermedades fúngicas, especialmente las radiculares, por ese motivo recomendamos enérgicamente su uso en fases tempranas de vegetativo, especialmente durante la germinación.

Como hemos dicho, los hongos fitopatógenos del cannabis tienen generalmente un cuerpo vegetativo (el micelio) compuesto por filamentos microscópicos, denominados como hifas. Las hifas además pueden realizar varias funciones específicas; existen hifas de penetración, formación de haustorios, apresorios, y también estructuras de resistencia como los famosos esclerocios. Las hifas también pueden ser empleadas para la determinación de la especie de patógeno.

Cuando las condiciones ambientales son las adversas, la mayoría de los hongos realizan la reproducción sexual, generando esporas sexuales. Los hongos imperfectos son aquellos que se desconoce su ciclo sexual, estos en dichas condiciones generan estructuras de supervivencia con la de la foto. Espora de resistencia de Fusarium spp.Cuando las condiciones ambientales son las adversas, la mayoría de los hongos realizan la reproducción sexual, generando esporas sexuales. Los hongos imperfectos son aquellos que se desconoce su ciclo sexual, estos en dichas condiciones generan estructuras de supervivencia con la de la foto. Espora de resistencia de Fusarium spp.

Biología de los hongos patógenos del cannabis

Antes de meternos en detalles técnicos quiero dar una visión más práctica del ciclo de los hongos:

Supongamos que una espora de un hongo patógeno ha sido transportada por el viento hasta las instalaciones de interior y se ha depositado sobre una hoja, un lugar idóneo para poder germinar. Imaginemos ahora que esta espora recibe la temperatura y humedad suficiente y necesaria para su germinación. Esas condiciones ambientales, favorables en conjunto a la liberación de compuestos químicos al ambiente por parte de la planta, estimulan la germinación de la espora. Los compuestos químicos liberados por el vegetal además de ser estímulo de germinación también funcionan como señales de dirección para el movimiento del hongo. La espora germinada puede generar un primer micelio que le ayude a fijarse al sustrato (la hoja) denominado apresorio (no todo los hongos generan esta estructura). Posteriormente se genera una hifa especialmente fina, denominada hifa de penetración que es guiada por las sustancias químicas hasta la zona de penetración. Esta hifa penetra (mecánicamente y/o químicamente, ver [3]) directamente hasta alcanzar el interior de la hoja, normalmente las células epidérmicas y del parénquima. A continuación se generarán las hifas que van colonizando las células y tejidos de la hoja. Es en este preciso instante cuando se observen los primeros síntomas en la hoja infectada, normalmente en forma de necrosis y/o clorosis. Una vez alimentado y si las condiciones son buenas, el hongo, seguirá colonizando tejidos colindantes a la zona infectada extendiendo su micelio dentro y/o fuera de la hojas produciéndose la esporulación que dará lugar a las infecciones secundarias. Cuando las condiciones dejen de ser favorables, por ejemplo por el agotamiento de nutrientes (muerte del vegetal), el hongo comienza la reproducción sexual para la supervivencia en condiciones hostiles.

A continuación vamos a estudiar el ciclo de los hongos patógenos por separado, en sus dos fases conocidas como reproducción asexual o fase reproductiva y la reproducción sexual.

En la foto conidióforos y conidios de Botrytis cinerea. Estas esporas vegetativas son las responsables de las infecciones secundarias en los cultivos de interior. En la foto conidióforos y conidios de Botrytis cinerea. Estas esporas vegetativas son las responsables de las infecciones secundarias en los cultivos de interior.

Reproducción asexual o fase reproductiva

Posteriormente a la fase vegetativa o crecimiento del micelio, justo después de primera infección, y si las condiciones son favorables, el hongo comienza la fase reproductiva conocida como reproducción o multiplicación asexual.

Es importante resaltar que esta fase sólo se realiza cuando las condiciones ambientales son óptimas para el hongo, si éstas no son las adecuadas, el patógeno puede pasar de esta fase asexual a la reproducción sexual o formar estructuras de resistencia y quedar latente.

La reproducción asexual consiste en la formación de esporas vegetativas denominadas según la especies como: conidios, esporagiosporas o zoosporas (esporangiosporas flageladas). La formación de éstas es a través de la división de células del micelio vegetativo.

Las espora vegetativas de la mayoría de los hongos patógenos del cannabis suelen generarse exógenamente, es decir, la formación de las esporas asexuales se realiza fuera de la planta; éste es un sistema muy eficiente que tienen los hongos para dispersarse por el ambiente, y es lo que todo cultivador debe temer.

El micelio interno, dependiendo de la especie patógena, puede extenderse hacia los estomas para salir al exterior o aflorar directamente por el tejido infectado. En cualquier caso, el exterior es el lugar preferido para engendrar la siguiente generación de esporas asexuales. Aquí las hifas se diferencian para generar tanto los conidios (esporangiosporas) como las estructuras que soportarán dichas esporas vegetativas, los conidióforos (esporangióforos). Estas estructuras junto al micelio son las que afloran del tejido infectado y son fácilmente observable con una esteroscopio x40.

Los condióforos y los esporangióforos son estructuras sumamente frágiles y diseñadas por la misma naturaleza para facilitar la dispersión del hongo por el viento, por el agua, por los insectos, etc.

Es en este momento, durante la esporulación, cuando podemos observar sobre el tejido infectado una masa filamentosa y polvorienta: el micelio, y las estructuras de soporte con sus esporas asexuales respectivamente.

Como hemos visto en la Cannabis Magazine nº 73, las condiciones ambientales son de suma importancia para el ciclo de las enfermedades; cuando éstas son idóneas la reproducción asexual se ve muy favorecida, generándose grandes cantidades de esporas vegetativas (inóculos infecciosos) responsables de las infecciones secundarias.

El tiempo que transcurre desde la penetración primaria en el tejido de la planta hasta las formación de esporas vegetativas suele ser muy corto, generalmente se habla de horas.

Finalmente, la reproducción asexual es muy útil para el estudio de los hongos, ya que, para muchas especies es posible reproducir este proceso en condiciones de laboratorio y estudiar su biología. Además del micelio, las esporas vegetativas y sus respectivas estructuras de soporte son de mucha importancia taxonómica, gracias a éstas, se puede identificar con mucha precisión el patógeno actuante.

Chancro en pleno desarrollo vegetativo. La necrosis del tallo es uno de los síntomas más típicos de estas enfermedades cada día más frecuentes.Chancro en pleno desarrollo vegetativo. La necrosis del tallo es uno de los síntomas más típicos de estas enfermedades cada día más frecuentes.

Reproducción sexual

La reproducción sexual se dispara, cuando las condiciones generales dejan de ser las idóneas para el patógeno, es decir, cuando éstas son desfavorables para su desarrollo como un cambio brusco de las condiciones ambientales (temperatura, humedad, y radiación solar), agotamiento del agua y nutrientes o simplemente la muerte del huésped. Es lógico pensar que normalmente la reproducción sexual se realiza al final de la fase reproductiva.

En la reproducción sexual el micelio se diferencia para dar lugar a los gametos que al fusionarse engendran a un cigoto denominado zigospora (si los gametos son de igual tamaño) u oosporas (si los gametos son de diferente tamaño).

Del cigoto se originan las esporas sexuales que dependiendo de la especie se denominarán: zigospora, oospora, basidiospora o ascospora. Algunas de las esporas sexuales suelen ir envueltas en unas estructuras de soporte como las ascas que envuelven las ascosporas y que se emplean en taxonomía para la clasificación de los Ascomicetos en el Reino Fungi. Para más detalles sobre las esporas sexuales y la clasificación de los hongos ver [5].

Las esporas sexuales, a diferencia de las asexuales, no se generan siempre exógenamente, y suelen quedarse en el interior de los restos del huésped muerto hasta que las condiciones mejoren.

Alguno de los hongos patógenos del cannabis más importantes no se reproducen sexualmente o simplemente se desconoce su reproducción sexual, a estos hongos se les denominan imperfectos.

Nutrición de los hongos fitopatógenos

Los hongos fitopatógenos son heterótrofos. La ausencia de órganos fotosintéticos les obliga a extraer sustancias orgánicas sintetizadas por las plantas. Los carbohidratos son los nutrientes más deseados por estos patógenos, que extraen en grandes cantidades. Además de éstos, también absorben sustancias como vitaminas, aminoácidos, etc.

Existen tres modelos de nutrición definidos para los hongos: la saprotrofía, la necrotrofía, y la biotrofía.

  1. Biotrofía: Los hongos denominados biotrofos parasitan al huésped extrayendo las sustancias necesarias para su dieta pero sin matarlo. Obligan al huésped a generar más nutriente para su metabolismo, en cierta manera podríamos decir que el patógeno “explota” a las células del vegetal.
  2. Necrotrofía: Los hongos pertenecientes a este grupo, primero degradan y matan el vegetal con sustancias enzimáticas, para después, absorber los nutrientes procedentes de los restos. Este es el caso de la Botrytis cinerea, Alternaria sp., etc. La forma de alimentarse que tienen estos hongos causa necrosis en los tejidos de las plantas.
  3. Saprotrofía: Los hongos saprófagos son habitantes del suelo que se alimentan de restos vegetales. Estos microorganismos son esenciales en el ciclo de la vida, ya que, intervienen en la degradación y descomposición de la materia orgánica.

Desafortunadamente muchos hongos fitopatógenos del cannabis pueden pasar de un nivel trófico a otro, es decir, según sean las condiciones ambientales en las que se encuentren, pueden sobrevivir actuando como saprotrofos primero, para más tarde convertirse en necrotrofos; a estos hongos se le denomina como necrotrofos facultativos. Aquellos hongos que sólo siguen un sistema de alimentación se les denominarán obligados. Como ejemplo podemos citar a los Oidos que atacan al cannabis, éstos hongos son biotrofos obligados.

Como vemos en la foto, cuando observamos los síntomas normalmente es demasiado tarde. Como vemos en la foto, cuando observamos los síntomas normalmente es demasiado tarde.

Los hongos patógenos del cannabis se pueden clasificar según su forma de alimentarse en:

Biotrofos obligados

Biotrofos facultativos saprotrofos

Necrotrofos obligados

Necrotrofos facultativos saprotrofos

Saprotrofos facultativos biotrofos

Saprotrofos facultativos necrotrofos

Esta clasificación ha sido adaptada de [5] para los hongos patógenos del cannabis determinados por [1] y [2].

Con este artículo hemos finalizado las nociones básicas y necesarias sobre hongos fitopatógenos. Aconsejo a todos los lectores si desean más información acudir a las Referencias, en particular a [1], [2] y [5] para ampliar el conocimiento sobre los hongos patógenos que infectan al cannabis.

Agradecimientos: Claudia Santarosa y Fede (Dr. Grow´s Productions).

Referencias

[1]    McPartland J.M., Clarke R.C. & Watson D.P. 2000. Hemp diseases and pests. Management and biological control. CABI Publishing.

[2]    Salami M. 2008. Cannabis sativa L., Dr.Grow´s Productions.

[3]    Salami M. 2010. Enfermedades infecciosas. Cannabis Magazine nº70.

[4]    Salami M. 2010. Efecto del ambiente sobre las enfermedades del cannabis. Cannabis magazine nº73.

[5]    S.E.F. 2000. Patología Vegetal, Mundi-Prensa y Phytoma.

 

El cannabis en la naturaleza

El cáñamo o cannabis se ha repartido a lo largo del mundo, tanto de forma natural como con la ayuda del ser humano. Nuestra planta amiga se adapta a gran cantidad de condiciones climáticas con mucha facilidad.

Por Fabini de Caprius

Podemos encontrar referencias al cannabis en libros tan antiguos como la Biblia, pudiendo ver cómo la planta ha sido utilizada a lo largo del mundo y el tiempo. Sin embargo, esta se encontraba en la naturaleza mucho antes de que el hombre comenzara a aprovecharla.

Cuando el ser humano pasó de recolector a agricultor, comenzó a cultivar aquellas especies que podría aprovechar para fibra o alimento, haciendo poco a poco una cría selectiva, aunque no de una forma consciente. Con el paso del tiempo, se domesticaron las primeras especies vegetales que necesitábamos para la supervivencia. En cuanto al cáñamo para fibra o semillas, se buscaban aquellas variedades que producían troncos más fibrosos y con flores que produjesen una cantidad de simiente razonable. Asimismo, en la producción de marihuana psicoactiva o narcótica también se llevaba a cabo una cierta selección.

Aunque el cannabis ha logrado extenderse por todo el globo gracias a la acción del hombre, la naturaleza también es capaz de “mejorar” una variedad por sí sola. Aunque esta mejora no tiene por qué estar acorde con las necesidades humanas, sino que estarán en armonía con las necesidades que dicha “variedad” tenga en el medio en que se encuentra.

Un claro ejemplo de ello es el cannabis de la subespecie rudelaris. Esta variedad propia de las tierras de Rusia y Hungría, a pesar de su facilidad para la adaptación a climas templados, no se ha extendido a lo largo del mundo. Probablemente esto se deba a que, excepto en la crianza cannábica, suele carecer de interés para el consumo humano, ya que tiene unos niveles muy bajos de THC y, dada su corta estatura, no es interesante para el cultivo industrial.

Normalmente, esta “mejora de la variedad natural” queda más clara en los lugares donde los accidentes geográficos han facilitado la conservación del genotipo. Vamos a poner un ejemplo donde puede quedar claro este proceso.

Hunza Valley KarimabadHunza Valley Karimabad

Supongamos que llegamos a un valle de Pakistán donde los accidentes geográficos aíslan la vegetación que hay en él. Entonces pensamos que es una buena oportunidad para buscar unas semillas “mejoradas naturalmente” o variedad pura (landrace), ya que sabemos que en Pakistán hay cannabis de excelentes cualidades por norma general.

Este valle está rodeado de altísimas montañas, por lo que es muy complicado que una variedad de cannabis “ajena” pueda introducir su polen en esta zona. Así que podemos suponer que vamos a encontrar una variedad específicamente adaptada a los condicionantes edafoclimáticos de dicho lugar. En el interior del valle, las condiciones climáticas no son iguales que en la falda del sistema montañoso que nos rodea así que, si queremos observar algún fenotipo ajustado a las condiciones climáticas de la mayoría del valle, debemos alejarnos de la pared montañosa.

A medida que vamos dejando atrás montes escarpados cuyas cimas estaban permanentemente heladas hace poco más de una década, nuevas figuras montañosas se van dibujando en el horizonte y el viento se hace cada vez más fuerte. Son las once de la mañana, la temperatura rondará unos agradables veinticinco grados centígrados y estamos a principios de septiembre.

Hemos caminado un buen rato adentrándonos en el valle y las montañas quedan ya bastante alejadas. Divisamos un pequeño montículo lleno de plantas que parecen ser marihuana. Así que vamos corriendo a toda prisa a ver que nos encontramos.

Al llegar vemos plantas salvajes relativamente bajas, con entrenudos muy estrechos, debido a la necesidad de resistir la fuerza de los vientos del valle. Los tallos son gruesos y su porte es achaparrado, ya que el verano es corto y, si crecen demasiado, el viento podría romper las partes más altas. Además, aunque todas se parecen a primera vista, cuando nos fijamos en los distintos ejemplares podemos ver que algunas son más rojizas que otras y que su frondosidad también es distinta. Incluso el aroma presenta sutiles matices entre una y otra.

Aunque estemos a principios de septiembre, muchas de estas plantas están ya maduras, indicando que hay algunos ejemplares de muy corta floración. Sin embargo, las flores no son lo que esperamos en una variedad para nuestros cultivos habituales: no son grandes, sino bastante estrechas y alargadas. Por otra parte, lo bueno es que la deshidratación provocada por el calor y el viento obliga a la planta a cubrir sus pequeñas flores con abundante resina. De esta forma se protege la flor de las incidencias climáticas, asegurando que esta pueda ser polinizada por algún ejemplar masculino. Finalmente, tras una mezcla de sensaciones, decidimos recolectar las semillas de aquellas plantas que se más ajustan a nuestra demanda.

Obviamente, según las condiciones de la zona geográfica donde se encuentre cada variedad las necesidades serán distintas, por tanto los rasgos morfológicos y bioquímicos serán también diferentes para cada caso.

Con este viaje ficticio a los valles del norte de Pakistán, he querido ilustrar cómo las variedades “salvajes” no responden a las demandas habituales del cultivador medio, sino a las necesidades impuestas por el clima de cada zona geográfica. Por este motivo las variedades puras normalmente carecen de un valor comercial por sí mismas y suelen hibridarse con otras que aporten aquellos rasgos que interesan a nivel comercial. Aquellas personas que estén interesadas en la crianza de cannabis sí que pueden ver un gran potencial en estas variedades puras. A pesar de que no suelen ser grandes productoras de flores, el paso del tiempo y determinados factores climáticos dados en lugares concretos, han mantenido el genotipo estable, haciendo de estas variedades un punto de partida ideal para aquellos primeros híbridos que queramos elaborar. Al ser ejemplares bastante estables, pueden ayudarnos a crear híbridos F1 con la seguridad de obtener una descendencia homogénea de verdad.

A pesar de ser pocos los que nos interesemos por una crianza cannábica casera, algunos bancos han pensado en nosotros ofreciéndonos la posibilidad de adquirir variedades lo más parecidas a como se encontraban en la naturaleza.

En un buen número de ocasiones, entre amigos ha surgido el debate de si realmente las variedades que nos venden como landraces lo son cuando salen al mercado. Obviamente, hay tres opciones posibles para actuar ante esta duda.

La primera es hacerse con información del banco, e incluso contactar con ellos para informarse de las posibles mejoras que hayan podido hacer sobre la variedad. La segunda, aunque muchísimo más rebuscada, suele ser la más tomada, y es la de suponer que existe una especie de conspiración en la que nos venden variedades adaptadas comercialmente pero como si fueran puras.

La tercera, y seguramente más razonable, es la de probar alguna variedad autóctona de un lugar concreto fácilmente cultivable en nuestro clima y ofrecida por los bancos, juzgando así si podría ser pura. El año pasado pude cultivar algunos ejemplares de Kush sin hibridar. Pensamos que estas plantas debían ser iguales entre sí, también supusimos que producirían muy poca cantidad de cogollo y que el colocón no debía ser muy elevado.Lo cierto es que no germinamos una gran cantidad de semillas, pero al final obtuvimos algunas hembras exactamente iguales entre sí. La producción final fue algo escasa: las flores eran delgadas y largas, igual que la planta en sí. Eran bastante espigadas, poco ramificadas y no muy altas. Sin embargo, una vez cosechadas y bien secas, desprendían aromas que eran muy marcados y llenaban toda la boca con el típico sabor punzante de las variedades Kush. El colocón no era demasiado fuerte, aunque algo más pronunciado de lo que esperábamos, pero mucho más llevadero que en las variedades comerciales a las que estamos acostumbrados. Finalmente, me gustaría concluir que, en mi opinión, sí se están ofreciendo variedades puras, aunque estas no respondan a las principales demandas del mercado.

Aunque personalmente no he probado a realizar un cruce con estas variedades landraces, por lo que ignoro si en la descendencia actúan como una variedad pura, o bien llevan alguna hibridación para aportar algunos rasgos más deseables comercialmente hablando.

Es importante mencionar que, debido a su estabilidad, la selección de una buena madre o un buen padre de estas variedades, es bastante difícil, y requerirá de bastante tiempo si no se dispone de espacio para hacer grandes selecciones y se tienen que hacer escalonadas. Además, el mejorarla sobre sí misma es algo bastante impensable debido a su homogeneidad, pero sí que se pueden utilizar dos variedades puras para crear un híbrido estable. Obviamente, el F1 va a ser estable, aunque si decidimos que esa combinación elegida es la correcta, entonces la cosa se complicará como en cualquier crianza cannábica, pero con el añadido de que estas plantas son salvajes y responden a necesidades naturales, por tanto puede tomar mucho más tiempo llegar a cubrir las necesidades habituales de un cultivador. Por esta razón, se suele acortar este proceso hibridando con alguna variedad comercial de lo más estable posible.

Así que animo a todos los amantes de la crianza cannábica casera seleccionar vuestras propias landraces comerciales y enviarnos fotos a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.»>Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. para que tanto yo como Neal podamos ver tus resultados. Por supuesto si te surge alguna duda también puedes hacerla en el consultorio. ¡Buenos humos!

 

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