Logroño es la única capital que no cuenta con una asociación porque, hasta ahora, no ha podido registrarse
Los expertos aseguran que el cannabis es el antiinflamatorio más potente que existe. Según aseguran sus defensores, tiene propiedades analgésicas, antidepresivas y ansiolíticas entre otras y ayuda muy especialmente a enfermos de fibromialgia, Párkinson o esclerosis múltiple, además de calmar el dolor hasta en un millar de patologías.
Según el Observatorio Español de Cannabis Medicinal, cientos de personas lo utilizan ya para tratar diferentes patologías, sin embargo, todavía tienen que hacerlo «bajo cuerda». Para intentar desestigmatizar este cultivo y sus propiedades, se han ido creando asociaciones por todo el país que buscan los cauces legales para poder suministrarlo con total seguridad.
En La Rioja también ha comenzado la lucha y desde hace aproximadamente un año, un grupo de personas tratan de constituirse como asociación, ya que Logroño es la única capital de España que no cuenta con una. Sin embargo, parece que no será fácil porque las continuas trabas administrativas no han permitido, por el momento, completar el registro.
Aun así, el colectivo continúa trabajando y cuenta ya con un equipo compuesto por dos investigadores y médico y un psicólogo que tienen muy claro que su objetivo es ayudar a la gente. «Esto no es un coffee shop, ni un fumadero, lo que intentamos es mejorar la calidad de vida de las personas», explican, «se trata de buscar la variedad, el principio activo y el modo de consumo que más convenga a cada uno porque cada uno tiene unas necesidades y, desde luego, el cannabis no es para todo el mundo y no todas las variedades sirven para todo»:
Para ello plantearán una serie de ponencias informativas y piensan incluso en otras actividades como cursos de cocina, «porque no todo el mundo puede fumar, por su edad o su patología, por eso hay otras formas de consumirlo».
Insisten en que el colectivo está compuesto por personas totalmente formadas, muy conscientes de que es un tema delicado y que debe estar profesionalizado. Para ello plantean contar con puntos verdes totalmente regulados para el cultivo, con un plan de seguridad que controle en todo momento dónde está el cultivo, cuáles son las rutas de transporte e incluso qué personas van en la furgoneta. «No trabajamos como camellos sino como un servicio que ayude a personas enfermas», aseguran.
En septiembre comenzarán una ronda de contactos con asociaciones como ARDEM (Asociación Riojana de Esclerosis Múltiple), Asprodema (Discapacidad Intelectual) e incluso ARAD y Proyecto Hombre, «porque hay que educar también a las personas que no pueden consumir».
La lucha acaba de empezar pero son cada vez más los expertos médicos que tienen claro que no hay marcha atrás porque el uso del cannabis terapéutico ha cogido una inercia que ya no puede detenerse.