El Espectador habló con Jon Ruiz, presidente y CEO de PharmaCielo, la empresa canadiense que obtuvo este martes la primera licencia de producción y fabricación de medicamentos hechos con marihuana, sobre los beneficios que esto traerá al país y la tendencia a usar la marihuana para terapias.
¿Resulta extraño que sea una empresa extranjera la primera en tener el permiso para hacer medicamentos con marihuana en Colombia?
No necesariamente. La nacionalidad de la compañía te la da evidentemente donde está la casa matriz, que en este caso, es canadiense. Pero lo es porque lo que se busca es darle seguridad al inversor internacional que confía más en la regulación canadiense en el punto de vista de la inversión, que en la regulación colombiana. La consideración de internacional es solo por eso. La operación tiene lugar en Colombia, en Rionegro (Antioquia) y así va a ser.
¿PharmaCielo está en otros países?
PharmaCielo es una compañía que se constituyó hace año y medio, por tanto tiene poca experiencia. Los que acompañamos el proyecto, todos aportamos una experiencia muy particular. El director operacional de la compañía es uno de los primeros licenciatarios de cannabis medicinal en Colorado y por tanto nos trae todo ese bagaje y experiencia.
¿Usted consume?
(Risas) Yo sabía que eso me lo iban a preguntar. He consumido y consumo, y nunca le he visto ningún problema. Lo utilizo ocasionalmente cuando me provoca. Es como el trago. No soy un tipo que toma mucho, pero de vez en cuando un traguito tampoco te viene mal.
¿Por qué empezar en Colombia?
Por una ventaja competitiva en costo. El cannabis necesita un ciclo de luz y un ciclo de oscuridad lo más estable para tener cosecha durante todo el año. Si no, es necesario usar invernadero, pero el costo es carísimo. En Colorado, que tiene muy pocos meses de más de 12 horas de luz, utilizan lámparas de led de 1.200 vatios, eso un gramo de planta de cannabis producida en Colombia sale a 5 centavos, mientras que en Colorado, cuesta US$1.75.
¿Cómo se garantiza la calidad de los medicamentos?
Nosotros no competimos con el mercado de marihuana tradicional, porque solo estamos en el sector del cannabis medicinal. De hecho el decreto prohíbe la venta de planta. Además, no tiene sentido que la forma de administración de ese medicamento sea a través de combustión (fumada). Hay una forma más segura de administrar y que se garantice la estandarización, por eso el tema del aceite es fundamental.
¿Es posible que tengan problemas de seguridad?
La seguridad es una preocupación, pero esta industria llega en un momento donde complementa lo que se trata de hacer con el proceso de paz. Potencialmente, esto puede ser una salida a la sustitución de determinados cultivos ilícitos, con un futuro e inversión social en las zonas donde ilegalmente se ha estado cultivando. Nuestra intención no es meternos en el negocio de alguien, sino crear o desarrollar una nueva industria.
¿Tendrán sus propios cultivos o será con apoyo de campesinos?
La idea es producirlo todo en Rionegro, hasta estar seguros de que controlamos todo el ciclo. Luego empezaremos a subcontratar floricultores de la zona. Ellos se encargarán de la parte de cosecha y floración. El tema es que no sabemos cuál es la demanda. Si uno va a las Naciones Unidas, por ejemplo, hay numerosas publicaciones de cuánta marihuana se consume en el mundo, pero nadie sabe decir qué porcentaje de ese consumo es medicinal.
¿Ya tienen todas las instalaciones?
Sí. Estamos dejando todo preparado para cuando podamos cultivar. En el negocio, el que pegue primero, pega dos veces. Si el extracto de cannabis medicinal colombiano llega a Canadá primero, probablemente buena parte de ese mercado sea colombiano a futuro. En el mercado tenemos que correr contra Ecuador, que ya ha iniciado un proyecto de ley para regularlo.
¿Cómo se proyecta PharmaCielo como empresa?
Se estima un potencial máximo de 600 hectáreas, pero viene un proceso en donde hay que importar máquinas extractoras. Eso se demora bastante porque es una tecnología sin mucha capacidad instalada en el mundo. Necesitamos entre 14 y 16 meses desde que nos en la licencia de cultivo para producir y empezar a exportar. La producción empezaría en el último semestre del 2017. Así las cosas, estaríamos llegando después de que Canadá regule el consumo recreacional y el medicinal.
Le apuestan a que los países están cambiando su perspectiva frente a la marihuana…
Totalmente. Estados Unidos fue el país que instigó la prohibición en 1937 y más de la mitad de sus estados ya lo permiten medicinalmente. Otros, incluso, de manera recreacional, entre ellos Washingto. Puedes fumar un bareto al lado del Capitolio.
¿Cómo explicarán que hay productos hechos a base de marihuana que pueden ayudar con las enfermedades?
Educación. Hay un aspecto fundamental en esta industria y en este proyecto es que la grandísima parte de innovación y desarrollo se queda en el país, eso beneficiará a Colombia, creando un polo de desarrollo muy sofisticado tecnológicamente y con calidad internacional.
Personalmente, lo que he leído desde que se hizo público el decreto en diciembre, muestra que no ha habido una clara reacción negativa. Por el contrario la gente acerca a preguntarme ¿Tú sabes dónde puedo conseguir? Porque mi padre tiene artritis o tiene reuma”.
¿Qué respaldo médico tienen los productos?
Todavía no tiene mucho desde el punto de vista clínico, aunque hay países como Israel que están muy avanzados y que incluso se fomenta el uso de la marihuana medicinal en los hospitales públicos. El israelí, Raphael Mechoulam que aisló el THC por primera vez, explica su experiencia aplicando el cannabis medicinal y teniendo unos resultados fenomenales en epilepsia, artritis, reumas, dolores. Pero habla no solo de efectos paliativos, sino también curativos.
Si en Colombia se legaliza el uso recreativo, ¿PharmaCielo entraría en ese segmento?
Nuestro objetivo es el mercado medicinal.