¿Es la legalización de la marihuana en Trinidad y Tobago una “idea cuyo tiempo ha llegado”?

18 septiembre, 2017

A pesar de que en muchas partes del mundo se busca despenalizar la marihuana, en Trinidad y Tobago aún se considera el cultivo y uso de esta planta como una acción ilegal.

Ya en el año 2014, activistas en territorios regionales cercanos se agitaban a favor de “liberar” la hierba. En febrero de 2015, Jamaica se convirtió en la primera nación caribeña en despenalizar la marihuana cuando la Cámara de Representates aprobó una ley que permitía poseer hasta 2 onzas (56.6 gramos) de cannabis. La nueva legislación también le permite a quienes la consumen sembrar hasta cinco plantas para uso personal, y se establecieron directrices para el cultivo y la distribución tanto para el uso medicinal de la marihuana como para su uso en ceremonias religiosas.

En una región cuyo sistema de justicia está plagado de casos pendientes por delitos menores de posesión, el camino hacia la despenalización es bien recibido por muchos. En Jamaica, no solo el uso de la hierba está despenalizado, sino que también es visto como algo normal –se habla de una cooperativa de marihuana y del potencial en el turismo de la hierba. Es más, a fines del 2015, en el festival Rastafari Rootzfest se celebró la liberación de la marihuana, a pesar de que algunos insisten en que el desarrollo de la industria jamaiquina de la marihuana legal no ocurre lo suficientemente rápido.

Mientras tanto, la postura de Trinidad y Tobago sobre este tema se mantiene en el lado opuesto. La cuenta oficial de Twitter del Servicio Policial de Trinidad y Tobago (TTPS, por sus siglas en inglés) a menudo publica imágenes y actualizaciones sobre las cantidades de marihuana que incautan y destruyen:

La policía destruye marihuana avaluada en TT$650,000 (poco más de USD96,000) encontrada en Las Cuevas.

Algunos cibernautas sienten que la legislación de la marihuana podría separar su uso del peligroso y violento mercado de droga ilegal y disminuir la carga al sistema de justicia, pero la TTPS mezcla ambos casos y menciona orgullosamente que sus incautaciones de marihuana en 2017 aumentaron un 29.7% desde el año anterior.

La otra faceta del problema es, por supuesto, la marihuana con fines medicinales. En septiembre de 2015, C420, ONG para la reforma de la ley de cannabis en Trinidad y Tobago, amenazó con demandar al Ministerio de Salud del país, dijo que no ha dado a conocer que existe una legislación en relación a la posesión legal de marihuana.

En octubre del 2015, la escritora Nazma Muller, una firme defensora de la despenalización, escribió una publicación como invitada sobre el tema en Global Voices. Ahí mencionó que esta “legislación actualizada también ha sido misteriosamente omitida por legiones de abogados quienes ganan cifras astronómicas al defender clientes acusados según la ley de drogas peligrosas. en los 15 años desde su promulgación, nunca se ha usado como defensa en los miles de casos de posesión de marihuana que han estado obstruyendo el sistema judicial del país”.

El trabajo de Muller como activista y líder del Colectivo Caribeño por Justicia, partido político que hizo campaña hace poco en una plataforma ecológica que se dedicaba a la legalización del cannabis, la ha convencido de que lo único que ha logrado la Guerra contra las Drogas de Estados Unidos es la encarcelación predominante de “hombres pobres, jóvenes y negros“.

Los únicos que se benefician con mantener ilegal la marihuana son las bandas de drogas y traficantes legítimos las obligarán a dejar el negocio, que estarán registrados y deberán pagar impuestos por sus ventas para generar más ingresos. Otros productos también pueden ser fabricados a partir de la marihuana para ayudar a diversificar la economía.
El Gobierno también ahorrará, pues terminará los procesos innecesarios y dirá a los oficiales de policía que cesen y desistan de perseguir a usuarios no violentos de marihuana. […]
Si el Gobierno teme las consecuencias electorales de la legalización, que convoque a un referéndum y que deje que el pueblo decida. De otra manera, que aliente una ley bipartidista en el Parlamento para su legalización. O que aliente a los ciudadanos a demandar al Gobierno por privación e la libertad y que los tribunales decidan. Lo más valiente sería que ele Honorable primer ministro dirija el cambio de política con una directiva inmediata para la comisión revisora de la ley para recatalograr la marihuana como sustancia legal.

Con la legalización, la investigacion académica de la marihuana —sus beneficios medicinales positivos y sus efectos dañinos— estaría mucho menos cargada y, aunque ya es tarde para unirnos a la fiesta, tengo la certeza de que podremos producir innovaciones y hallazgos que serán globalmente relevantes y útiles a nuestro propio contexto local también .

Con el tiempo, esos hallazgos deben tenerse en cuenta en la política pública, lo que nos ayudará a hallar la mejor manera de avanzar en territorio literalmente inexplorado. […]

No podemos permitirnos quedar paralizados por la inacción porque estamos tratando de desarrollar el sistema perfecto.

En este sentido, lo perfecto es enemigo de lo bueno y, sin importar lo diligentes que seamos, se debe reconocer que siempre habrá problemas y puntos ciegos en las primeras etapas del experimento. Pero hasta la creación de un mercado legal imperfecto puede tomar tiempo para afectar seriamente el mercado negro.

Para obtener el máximo beneficio, debemos garantizar que mantenemos las barreras de entrada a la industria para que sean fácilmente accesibles para las personas en las comunidades marginadas.

Tengan en cuenta que, una vez que Naciones Unidas haga los ajustes necesarios [al menos para despenalizar, si no legalizar la marihuana], se abrirán las compuertas y el resto del mundo —incluido Trinidad y Tobago— verá esto repentinamente como algo sin importancia. Si nos arriesgamos ahora, ¿de dónde, siendo realistas, vendrán las críticas en el hemisferio occidental?

Ciertamente, no de Estados Unidos, que se desliza en un tecnicismo, estado por estado, y ha perdido la autoridad moral para protestar. […]

Como una opción de diversificación, esta oportunidad representa algo relativamente fácil de tomar que puede aprovecharse en el corto y mediano plazo si jugamos bien nuestras cartas.

A la vez, podemos reducir la delincuencia e impulsar el turismo y la economía.

Dos pájaros de un tiro.

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