Iban a un lugar que desconocían. Días atrás habían recibido una comunicación que los convocaba a una actividad reservada para el día 9 de enero de este año. Los puntos de encuentro habían sido pactados antes, en función del barrio en el que vivía cada uno.
Llegaron en autos separados hasta la casa en donde habría de desarrollarse el evento, en un barrio de Montevideo. Era una casa «vistosa», cuenta a El Observador uno de los integrantes de la reunión. «Con piscina y barbacoa», acota. Eran unas 25 personas, calcula el informante, que repasa mentalmente las cinco organizaciones de la sociedad civil uruguaya invitadas para la prueba. «Cinco personas en representación de cada una de las organizaciones», dice, todavía con la duda de si debe continuar con el relato.
Es que cada uno de los involucrados en esa reunión secreta -convocada por quienes organizan la Expo Cannabis y en la que estaba presente Augusto Vitale, presidente del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca)- firmaron un contrato de confidencialidad en el que se comprometían a no revelar lo que ocurriera en esa casa.
Los 25 fueron invitados por su calidad de usuarios. Se conformó un grupo heterogéneo, con personas de distintas edades. Su misión: realizar una prueba organoléptica de cinco variedades de cannabis producidas por el Ircca. Eso es: un testeo de carácter sensorial que integró el olfato, el sabor, y el efecto, mas no la vista. La muestra «no involucraba la producción de las empresas licenciadas» (Iccorp y Simbiosys), sino que fue realizada sobre la producción de un cultivador desconocido para los sujetos de la experimentación.
Para uno de los integrantes consultados se podía percibir un «exceso de fertilización» en el gusto, lo que puede implicar algún tipo de error en el proceso de producción. El deseo del Ircca, según comentó uno de los participantes, es que lo que se vaya a producir para la venta en farmacias no tenga una «calidad potente», dado que lo que se consume hasta el momento en el mercado ilegal tiene un THC bajo. «El Ircca tiene miedo de que las variedades sean superpotentes», afirmó. En este sentido se quiere evitar que los consumidores acostumbrados al «porro paraguayo» tengan un «shock» a la hora de probar las nuevas variedades de cannabis estatal.
En total los participantes estuvieron unas tres horas en el lugar, con almuerzo incluido. Algunos de ellos, tras la prueba, se quedaron haciendo camaradería y luego se fueron.
A la espera de la llegada a farmacias
A fines de 2015 el gobierno adjudicó dos licencias para la producción total de cuatro toneladas de cannabis a las empresas Iccorp y Simbiosys) . En aquel momento se informó que la marihuana llegaría a las farmacias a mediados de 2016. También se dijo que el Instituto de Regulación y Control del Cannabis desarrollaría una genética propia que permitirá aplicar el sistema de trazabilidad.
Uruguay celebra la «diversidad» en la ONU
Una delegación uruguaya encabezada por Milton Romani, secretario general de la Junta Nacional de Drogas, presentó la postura de Uruguay esta semana ante la Sesión Especial de la Asamblea General de Naciones Unidas por el problema mundial de las drogas.
Romani celebró ante la asamblea la posibilidad de que haya «diversidad» en la búsqueda de «consensos». En este sentido, el jefe de misión señaló que «el Documento de Resultados consensuado, aún con insuficiencias, constituye un paso adelante». Y profundizó: «el documento establece expresamente el reconocimiento de que los tres tratados de fiscalización internacional de drogas ofrece a los estados suficiente flexibilidad para formular y aplicar políticas nacionales en materia de drogas, con arreglo a sus prioridades y necesidades».
En términos prácticos esto implica que la comunidad internacional ha respetado la posición uruguaya y su modelo de regulación del cannabis con un enfoque integral, que se aleja del tradicional enfoque de «guerra a las drogas». El evento en Nueva York tuvo suma importancia para el Uruguay en tanto que la comunidad de naciones aceptó que las políticas implementadas por Uruguay para combatir el narcotráfico están contempladas dentro de una interpretación flexible de los tratados. «La guerra ha terminado. Una guerra insensata, sostenida desde un enfoque fundamentalista de un exhibicionismo rígido con pretensión de pensamiento único. El pensamiento único también ha terminado», dijo Romani en la asamblea.
En su comparecencia ante Naciones Unidas, Romani resumió alguna de las características del proceso uruguayo. «Posee una fuerte institucionalidad para velar por la salud pública. Cuenta con una evaluación permanente y exigente. Responde a nuestra historia, a las peculiaridades culturales uruguayas y a su tradición. No pretende ser una solución aplicable a otros países. Se está instrumentando en diálogo con organizaciones de la sociedad civil», dijo. Más aún, el titular de la JND informó que la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes «manifestó su interés en el seguimiento» de la iniciativa.
La experiencia uruguaya es un llamador para otros países, sobre todo del contexto latinoamericano, que están meditando la posibilidad de introducir cambios en su normativa interna. Es el caso de Chile, Colombia y México.