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Consejos para el cultivo exterior

Una vez hayáis seleccionado vuestra variedad de semillas de marihuana favorita, el primer paso, obviamente, será germinarlas. Ni qué decir tiene que esto necesita hacerse correctamente ya que, de otro modo, las semillas no nos servirán. Sed pacientes y dejad las semillas entre dos y siete días, en un entorno adecuado de temperatura, humedad y ausencia de luz. Debéis tener en cuenta que algunas semillas pueden necesitar algo más de tiempo para eclosionar. El método para germinar queda a elección de cada autocultivador.

por Sensi Seeds

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Lo bueno que tiene el cultivo exterior (y haga que nos encante la primavera) es que pueden conseguirse, entre otras cosas, cosechas considerables haciendo la mínima inversión y eso, en los tiempos que corren, interesa a más de uno.

Una vez tengamos claras las condiciones que necesitamos, es decir, el entorno adecuado, el lugar donde cultivaremos, el tipo de cultivo exterior que llevaremos a cabo y la variedad que mejor se ajusta a nuestras necesidades, ¡ya podemos empezar!

Entre climas anda el juego

Una de las cosas más importantes a tener en cuenta es el clima. Como es natural, cada uno de nosotros tiene su variedad favorita, aquella que espera con ansia plantar después de los largos y duros meses de invierno. Está claro que cada situación es un mundo y es diferente la de uno que vive en Rusia que la de uno que vive en España. Cierto es (por mucho que a algunos esto les duela) que el cultivo exterior, el de verdad, es solo para algunos privilegiados, para aquellos que habitan en determinadas zonas y cuyos días duran más que en otros lugares del planeta. Si nos centramos en el caso de Europa Occidental, desde el mismísimo mes de marzo los días disfrutan de 12 largas, preciosas y luminosas horas de sol. Esto, con el paso de los meses, va aumentando hasta el punto de que en junio las horas de sol pueden llegar a ser incluso 16.

Ni qué decir tiene que los climas soleados y mediterráneos de veranos largos son increíblemente buenos para que cualquier variedad de cannabis crezca en el exterior. Disfrutan de este clima casi todas las localizaciones del hemisferio sur y muchos lugares  por debajo de 45ºN y casi todos por debajo de 40ºN  en el hemisferio norte. Una buena elección de semillas os permitirá disfrutar de deliciosos cogollos sólidos y repletos de resina.

Cannabis de exterior en las zonas de clima templado

En las zonas de clima templado/frío, los cultivadores también se verán limitados a la hora de elegir variedad, pero pueden lograr resultados superiores en comparación a los cultivadores del extremo norte o del extremo sur, ya que las temperaturas y el ciclo de cultivo deberían ser un poco más favorables.En las zonas templadas y frías, las temperaturas suelen bajar demasiado como para completar la floración con éxito a mediados o finales de octubre. Los que cultivan en dichas zonas también pueden considerar forzar o inducir la floración para mejorar las posibilidades de conseguir una buena cosecha.

Las zonas climáticas templadas cálidas (o subtropicales) son el entorno perfecto para la mayoría de las variedades de cannabis desarrolladas para el cultivo comercial. Aquí, el clima se caracteriza por los veranos largos y soleados, los inviernos suaves y la variación estacional en la duración del día proporciona una señal clara a las plantas para que empiecen la floración una vez que la luz del día desciende a doce horas, cerca del equinoccio de primavera. En estas zonas, por lo general, las temperaturas siguen siendo favorables para la producción de cogollos hasta tan tarde como noviembre, o incluso a principios de diciembre, por lo que las variedades con dominancia sativa y un largo tiempo de floración son variedades manejables, y las de dominancia índica crecen con fuerza.

Cannabis de exterior en las zonas ecuatoriales y tropicales

En las zonas tropicales y cerca del ecuador, las temperaturas extremadamente cálidas y la falta de variación estacional en la duración del día limitan la elección de variedades que un cultivador de exterior puede cultivar con éxito. Cuanto más cerca del ecuador se encuentre uno, más difícil resulta cultivar y que se produzca la floración con éxito de las variedades de clima templado, ya que necesitan días largos durante el verano y un descenso, muy pronunciado, en la luz del día para inducir la floración.

Aparte de la temperatura y las horas de luz del día, la variable medioambiental más importante es el nivel de humedad. Puede haber grandes diferencias entre lugares situados a la misma latitud que se deben únicamente a las variaciones en las precipitaciones. Por ello es importante tener este factor también en cuenta a la hora de cultivar.

Cultivo exterior en el suelo o en macetas: ventajas y desventajas

Existen varias maneras de enfocar el cultivo de cannabis en exterior. Algunos cultivadores prefieren sencillamente sembrar las semillas o las plántulas directamente en el suelo, mientras que otros se inclinan por poner sus plantas en jardineras o macetas. Como en todo, cada método tiene sus pros y sus contras.

Ventajas de cultivar en macetas

Una de las ventajas más evidentes del cultivo en exterior en macetas es el hecho de que, como consecuencia, tus plantas se pueden transportar con facilidad. Esto proporciona un grado de flexibilidad que el cultivador que planta directamente en el suelo, simplemente, no se puede permitir. Por ejemplo, si vives en una zona con clima extremo ocasional, poder trasladar tus plantas a un lugar protegido puede ser una gran ventaja. Dejar las plantas a merced de los vendavales, vientos huracanados, lluvias torrenciales, aguanieve o granizo puede resultar desastroso, y el trabajo duro realizado durante los últimos meses puede arruinarse en una sola noche. Del mismo modo, si cultivas durante una época del año en la que las horas de luz diurna no son óptimas, trasladar tus plantas a una sala con iluminación artificial (o un cuarto oscuro si los días son demasiado largos para inducir la floración) puede marcar la diferencia entre una buena cosecha y una inexistente.

Otra ventaja de cultivar al aire libre en macetas es que se puede controlar la tasa de crecimiento y el posible tamaño final de las plantas, lo que puede resultar de utilidad en caso de que el problema sea que hay que ocultar el cultivo. Esto es algo bastante importante teniendo en cuenta que algunas variedades de cannabis (en concreto las sativas y los híbridos con predominancia sativa) pueden superar fácilmente los dos metros de altura.

Además, es particularmente fácil el cultivo en macetas dado que las plantas, al ser más pequeñas, no necesitan tanto sustrato. Por último, pero no menos importante, este tipo de cultivo permite que uno pueda controlar la uniformidad y la calidad del medio de cultivo, además de solucionar los problemas que puedan surgir por la simple transferencia a una nueva maceta con sustrato nuevo.Puedes estar seguro de que tus macetas contienen sólo lo que pones en ellas, y de que no se ha mezclado con la propia tierra del entorno. Esto también puede ayudar a controlar las plagas y bacterias no deseadas, aunque, en un entorno al aire libre, el control total de este aspecto puede resultar complicado.

Las variedades autoflorecientes son ideales para cultivar en macetas, ya que proporcionan una cosecha fácil de cannabis de alta calidad, que puede florecer sin necesidad de cambiar los ciclos de luz o de eliminar los machos. De este modo, semillas como las Northern Lights Automatic pueden funcionar muy bien al aire libre en un clima mediterráneo, cálido y soleado. Además, produce cosechas rápidas y repletas de cogollos dulces y sabrosos.

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Desventajas de cultivar en macetas

Por otro lado, si nos centramos en los posibles contras que puede llegar a tener el cultivo en macetas, veremos que hay ciertas situaciones que debemos evitar si queremos culminar nuestra cosecha con un final feliz. Por ejemplo, algunas veces, poner las plantas en macetas puede no ser aconsejable, ya que se restringe el crecimiento, reduciendo así la posible cosecha y el estado de salud general de la planta. Por supuesto, hay macetas de gran tamaño disponibles para el cultivo al aire libre, pero si realmente quieres maximizar el potencial de tus plantas grandes, restringir su acceso al sustrato no es el camino a seguir.

Otro problema posible radica en el hecho de que las plantas colocadas en macetas se pueden transportar. Para muchos cultivadores de exterior, poder mover las plantas al interior o a un invernadero, si es necesario, es una ventaja definitiva, pero el hecho de que puedas moverlas y llevarlas por ahí también significa que otras personas, con malas intenciones, pueden hacer lo mismo. Si el sitio donde cultivas está muy alejado y hay pocas posibilidades de que los intrusos descubran tu cosecha, puede no ser un problema, pero para la mayoría de los que cultivan en el jardín de atrás, en pueblos y ciudades de todo el mundo, el robo es una preocupación muy real.

Otra posible desventaja de cultivar las plantas en macetas es la necesidad de realizar un mantenimiento más regular y minucioso. El riego manual suele ser indispensable, ya que incluso si tus macetas están en condiciones de recibir agua de las precipitaciones, no van a tener acceso al agua subterránea o a la humedad que se mantiene dentro de la capa superior del suelo, mientras que en el caso de las plantas cultivadas directamente en el suelo puede desaparecer, completamente, la necesitad de regar a mano.

Ventajas de cultivar en suelo

La ventaja más evidente de sembrar las semillas o plántulas directamente en el suelo es el hecho de que éstas tienen acceso completo, y sin restricciones, a todos los nutrientes y toda la humedad que pueda llegar a las raíces. De este modo, como las raíces son capaces de crecer libremente hacia abajo, pueden satisfacer sus necesidades de agua pura de las aguas subterráneas. Esto asegura que las plantas puedan desarrollar todo su potencial en términos de altura, vigor y producción final, y también significa que se requiere menos mantenimiento. Si realizas un ‘cultivo de guerrilla’ en un sitio al que no resulta sencillo acceder a diario, suele ser recomendable cultivar directamente en el suelo.

Otra ventaja potencial de cultivar directamente en el suelo es que se reduce el coste de la instalación. Aunque comprar macetas, en general, no te va a arruinar, es bueno mantener los costes bajos, tanto para el más pequeño jardinero aficionado como para aquellos cultivadores más expertos Cuando se tiene en cuenta el hecho de que el cultivo en macetas, generalmente, requiere varios trasplantes a lo largo de la vida de la planta, a macetas progresivamente más grandes, sólo el coste de las macetas puede llegar a unos ciento y poco euros para un pequeño cultivador, y, posiblemente, incluso a miles en el caso de los que cultivan a gran escala.

Desventajas de cultivar en suelo

Por supuesto, cultivar directamente en el suelo significa que tus plantas no se pueden transportar, lo que es una ventaja si el robo es un problema, pero también puede ser una gran desventaja. No poder mover las plantas significa que estás a merced del clima y de la temporada, si se producen tormentas, vendavales o inundaciones, tus plantas podrían no sobrevivir, a menos que puedas construir barreras protectoras de alambre para proteger tu cosecha de la peores condiciones meteorológicas. Además, si tus plantas no se pueden mover, deben cultivarse sólo en los momentos favorables del año, ya que no se pueden trasladar a un espacio bien iluminado, o completamente a oscuras, si la luz natural impide que se produzca la floración o un crecimiento vegetativo vigoroso.

Otro aspecto que preocupa mucho del cultivo en exterior directamente en suelo es la calidad y la uniformidad del mismo. La mayoría de cultivadores que optan por este método harán un gran esfuerzo para asegurar que el suelo es adecuado en términos de drenaje, consistencia y pH, y suelen mezclar la tierra con aditivos como la cal (para aumentar el pH), arena (para mejorar el drenaje) o estiércol (para aumentar los nutrientes disponibles). Sin embargo, si no existe una barrera impenetrable entre la zona del suelo de tus plantas y el propio suelo del entorno, estos esfuerzos pueden haber sido en vano.

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Cuándo cosechar

Una vez hayáis acabado con las dichosas plagas y vuestras plantas se hayan desarrollado tal y como deben, llega el momento de cosechar. Ese inconfundible instante de gloria en el que, por fin, el jardinero puede ver los frutos de su trabajo, respirando así aliviado y dándose una merecida palmadita en la espalda.

Existen diferentes modos de cosechar la marihuana y, llevar a cabo uno u otro, depende de la experiencia del cultivador o de sus fines, como podrían ser los comerciales. No existe una ciencia exacta para saber cuál es el momento preciso para cosechar la marihuana. Uno de los métodos más arcaicos, pero quizás uno de los más efectivos, es simplemente que el cultivador observe a las plantas periódicamente para ver cuándo es mejor hacerlo. Así podrá asegurarse con certeza si ha llegado la hora o si bien es mejor esperar un poco más.

Puede que se trate de un método demasiado generalista  y que no todo el mundo puede aplicar al no tener la experiencia suficiente cultivando cannabis. Por ello, si conocéis a alguien que haya plantado la misma variedad con anterioridad no dudéis en preguntarle lo que necesitéis. Ellos podrán daros mucha información ya que a veces, dependiendo de la variedad, la cosecha se realizará en un momento u otro. De ahí que también sea importante saber qué estamos plantando. A modo informativo, deciros que debéis tener en cuenta también que, según el año, la cosecha puede ser más temprana o más tardía.

Un dato importante a tener en cuenta es que vuestra amada planta no debe recibir ni abonos ni fertilizantes durante la semana anterior a ser cosechada. Lo que sí debéis darle es mucha agua ya que de este modo mejoraréis su sabor.

La práctica hace al maestro

Como habréis podido comprobar, el cultivo de cannabis en exterior no es tan sencillo como tirar unas semillas al suelo con la esperanza de que crezcan. Para asegurarse una buena cosecha, los cultivadores de exterior debéis realizar una gran labor de investigación, analizando el suelo local, preparando el sitio y pensando en los métodos de control de plagas adecuados, además de mucho mantenimiento y cuidado. Asegúrate de que el suelo está preparado, y que lugar elegido para el cultivo exterior es soleado, está protegido, bien regado y tiene un buen drenaje.

De este modo, teniendo en cuenta estos conceptos básicos, la latitud del lugar en el que vives y las variedades que mejor se adaptan a tu clima,  la primavera podría ser un momento ideal para empezar tu andadura hacia el cannabis perfecto.

Dicho esto, solo queda desearos suerte con el cultivo y ¡buenos humos a todos!

 

Algunos conceptos y anotaciones sobre machos y hembras de marihuana

Las semillas regulares son aquellas que producen ambos tipos de plantas, por lo que tienen la capacidad de florecer como marihuana macho o hembra. En este caso, el cultivador no tiene control sobre el sexo de ellas. Si bien en los últimos años la cantidad de usuarios que se decantan por esta tipología de semillas se ha visto menguada, siguen siendo la principal opción en base a preferencias para no pocos cultivadores de la vieja escuela, que apuestan por respetar la naturaleza de la planta. También son la opción preferida de los que tienen la intención de crear sus propias semillas u obtener plantas madre destinadas a la producción de esquejes.

Por otra parte, encontramos las semillas feminizadas.Al principio, producían plantas débiles y poco estables, incluso a veces con rasgos hermafroditas. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, estas semillas han logrado elevadisimas cotas de calidad, tanto en sabor y efecto como en términos relativos a producción. Las semillas feminizadas han absorbido un alto porcentaje de cuota de mercado a las semillas regulares.

La marihuana sinsemilla procede de las plantas hembras puras. Llama la atención que en el ámbito natural crezca como una planta dioica, (con sexos separados) con plantas machos y hembras. No suelen aparecer plantas hermafroditas. En cultivos de interior, producen cogollos de la máxima calidad, con elevadas proporciones de resina y sin semillas, que disminuyen el valor comercial de la cosecha. Las plantas hembras alcanzan su mayor concentración de resina en el momento final de su ciclo de vida, si no han sido polinizadas.  

La resina es donde se ubican los cannabinoides (principios activos del cannabis), y los terpenos, que dotan a las plantas de su olor y sabor (propiedades organolépticas).

La flor masculina presenta forma ovalada y un tamaño que oscila entre 1-3 mm. Cuando entra en una fase avanzada de floración se forman ramilletes de flor macho. Si son pequeñas en ocasiones cuesta distinguirlas de la flor hembra. Es recomendable esperar pacientemente hasta reconocer sin duda alguna el sexo de la planta.

La flor hembra consta de un par de pelos blancos (en ocasiones de color rosado) llamados pistilos y que se encuentran envueltos por el cáliz (verde) en la base de forma parcial. Éste, a menudo está recubierto de resina (tricomas), y su función es la de albergar una futura semilla. Cuando entra en floración avanzada los brotes son recubiertos por montones de flores hembras y se forma el cogollo.

Para inducir a las plantas a la prefloración, pueden introducirse en una sala sin luz y dejarlas ahí unas doce horas a oscuras. En escasos días, bajo el nuevo fotoperiodo las plantas empiezan a florecer. Siempre que no se varíe el fotoperiodo para que no revegeten, las plantas deben estar preparadas para la recolección un par de meses después. No obstante, si hay mucha prisa, puede acelerarse todavía más la floración a partir de un fotoperiodo por la noche más largo, de trece o catorce horas. Con un solo clic puede obtener más información sobre otros métodos habituales en el cultivo.

 

De la caza/recolección a la hidroponía

La agricultura a través de los tiempos

Nuestros primeros antepasados eran cazadores, recolectores y pescadores ya en la era paleolítica, entre 2,9 millones y 12.000 años antes de nuestra era. En aquella época había comida en abundancia, y cuando era menos prolífica, les bastaba con desplazarse hacia regiones más fértiles. Ejercían pues el nomadismo, o el semisedentarismo, desplazándose hacia nuevos espacios para regresar luego a su hábitat de origen. Además, como sólo extraían lo que necesitaban para subsistir, esto permitía a la naturaleza renovarse fácilmente a lo largo de las temporadas.

por Noucetta Kehdi, GHE

En aquella época los hombres no conocían todavía ni la agricultura, ni la ganadería. Durante decenas de miles de años, se han contentado con estas prácticas para su subsistencia. Fue sólo en torno a 10.000 años antes de nuestra era, en la época de la llamada «revolución neolítica», que pasaron de la caza y la recolección a las primicias de la agricultura y la ganadería. También a la economía de producción, en oposición a la economía de subsistencia. Encontramos los primeros focos de agricultura en Oriente Medio, en el denominado Creciente Fértil (aproximadamente Egipto, Siria, Líbano, Jordania, Irak e Irán actuales. De hecho, son las tierras irrigadas por los principales ríos de esta parte del mundo: el Nilo, el Orontes, el Jordán, el Tigris y el Éufrates), posteriormente en América Central y del Sur y, por fin, en China. También se desarrollan otros centros en América del Norte, en el Sahel y en algunas regiones del Pacífico antes de extenderse por todo el planeta habitado.

Estas nuevas prácticas generan importantes transformaciones sociales que seguirán desarrollándose hasta la actualidad. En particular: sedentarización, crecimiento de la población, variaciones climáticas, elección de las semillas y formas de preparación alimentaria que nos conducirán a la situación actual.

Al principio, la transición se hace muy lentamente. Para garantizar una alimentación regular a pueblos que empiezan a sedentarizarse y multiplicarse, se inicia el trabajo de la tierra, primero por quema, luego con labranzas superficiales y, finalmente, se introduce la irrigación en las tierras más áridas. Se eligen cereales como el mijo, el sorgo, el trigo, la cebada, el arroz o plantas como el tomate, la judía, la calabaza, el tabaco, el cáñamo, la patata y demás tubérculos, según las regiones geográficas y la capacidad de estas plantas para cultivarse y proporcionar las primeras semillas explotables. La ganadería de los primeros animales domésticos también se desarrolla durante este mismo periodo: cabras, borregos, búfalos, aves por su carne, cuero, lana, huevos y leche, así como, algo después, su capacidad para trabajar con animales de tiro y monta.

Esta nueva agricultura también corresponde al comienzo de la construcción de los primeros pueblos. Entre ellos, el más antiguo sería la pequeña ciudad de Jericó, en la ribera izquierda del Jordán, una de las primeras construcciones de piedra, que data de, aproximadamente, el 9.000 a. de C. También se indica que aquí estaría el inicio de las guerras, stricto sensu, para defender las reservas de alimentación y los campos de la codicia de las tribus vecinas. También es el inicio de la migración de poblaciones y de las primeras mezclas étnicas en nuestro planeta.

Del cultivo en la época de la antigüedad hasta la agricultura actual pasamos por numerosas transformaciones tecnológicas que introducen métodos cada vez más sofisticados. En torno al siglo XVII se substituye el arado simple por el carro, lo que permite labrar mucho más en profundidad. Se introduce la rotación de los cultivos entre diferentes parcelas de un mismo campo. Se usan bueyes y mulas para tirar de las máquinas, cada vez más pesadas, y aumentar la productividad de las tierras. Se recuperan también los estiércoles para enriquecer los suelos, y este método se mantiene casi en todas partes hasta mitades del siglo XIX, cuando se descubren las primeras energías fósiles (el carbón), y posteriormente en el siglo XX, el petróleo y la química inorgánica que favorece los abonos minerales, y los biocidas que permiten controlar las invasiones de insectos, malas hierbas y patógenos de toda índole. Las máquinas agrícolas se transforman y se diversifican. Ya no se utilizan animales de tira, sino máquinas, cada vez más grandes y multiusos, cada vez más caras. Lo que obliga los agricultores a endeudarse y después a sobreendeudarse, y a no poder escapar de los sistemas de subvenciones del estado que los mantienen maniatados a la voluntad de los políticos. Así es como se desarrolla nuestra agricultura moderna, a partir del siglo XX, con sobreexplotación de los suelos, superproducción intensiva, uso excesivo de abonos, introducción de productos fitosanitarios de forma exagerada y manipulaciones genéticas. La agricultura pasa de una forma de producción sostenible a una forma de producción precaria e invasiva.

En cuanto los hombres pasaron de la caza/recolección a los primeros cultivos en campos y a la ganadería, empezaron a modificar su entorno. Frente al crecimiento de las poblaciones y al desarrollo de los pueblos y posteriormente de las ciudades, tuvieron que encontrar formas de producir en latitudes a veces hostiles: tierras áridas, climas extremos o simplemente cultivar lo suficiente para alimentar a poblados humanos cada vez más exigentes. Cuando, a mitades del siglo XIX, comenzaron a controlar las energías fósiles, tuvieron entre las manos herramientas de transformación masiva que utilizaron sin discernimiento ni límites. En el siglo XX la agricultura se ha convertido en un negocio industrial, cuyo objetivo es la producción intensiva, y la forma de lograrla es la profusión de abonos, pesticidas, herbicidas y todo lo que les acompaña. Para producir todavía más hemos construido invernaderos industriales cada vez más extensos, e introducido el cultivo sin suelo, industrial e inhumano.

Durante todo este tiempo, la población planetaria se ha multiplicado, llegando a alcanzar en la actualidad más de 7 mil millones de individuos. ¡En una superficie que sigue siendo la misma! Con tanto desarrollo, hemos invadido las tierras agrícolas con nuestras construcciones para la vivienda y la industria, dejando pocos terrenos disponibles para nuestra alimentación que, al ser explotados de forma exagerada, acaba por empobrecerse, contaminarse y no producir lo suficiente para todos. El problema que se plantea en la actualidad es saber cómo alimentar a toda esta población de forma sana, equitativa y sostenible.

Frente a la explotación intensiva de nuestras tierras han aparecido varias líneas de pensamiento que ofrecen alternativas viables que substituirían la industrialización de la agricultura. En particular la agricultura ecológica, a partir de mediados del siglo XX, y posteriormente alrededor de 1975, la permacultura (“permanent culture«) de los australianos Bill Mollison y David Holmgren, y ahora, desde hace unos veinte años, la agroecología del francés Pierre Rabhi y su asociación Terre et Humanisme. Paulatinamente se van generalizando estas filosofías de producción que, al ser aplicadas a gran escala, van a permitirnos salir de este sórdido callejón sin salida.

Entonces me preguntarán: ¿Qué tiene que ver la hidroponía en todo esto? Aunque parezca sorprendente, y a pesar del escepticismo de muchos puristas, la hidroponía también forma parte de estas nuevas corrientes de pensamiento, surgidas para resolver diversos problemas actuales. El cultivo hidropónico, como muchos ya lo saben, es un método de cultivo que hace crecer las plantas en agua, sin tierra. A menudo se han evocado los jardines suspendidos de Babilonia, como una de las primeras aplicaciones de la hidroponía. Pero esos jardines, aunque formen parte de las 7 maravillas del mundo, nunca han sido realmente localizados y, de cualquier forma, son más bien métodos de irrigación y no verdaderamente de hidroponía.

La inspiración procede sin duda de los primeros científicos que estudiaron la nutrición de las plantas, tras los relatos históricos que evocan por ejemplo las chinampas aztecas donde se cultivaban huertos completos en la superficie de los lagos, en balsas fabricadas a partir de empajados o de substratos locales; o bien gracias a los textos de Marco Polo que describe los primeros jardines flotantes que encontró en China. Pero también gracias a la observación de las plantas acuáticas que viven en el agua en movimiento, absorbiendo las sales minerales que se encuentran en ella. Profundizando en sus estudios, los científicos descubrieron que las plantas, de hecho, se nutren en prioridad de agua, oxígeno disuelto y sales minerales. La tierra es más bien un soporte y no el origen de esta alimentación. Este descubrimiento ha permitido no sólo estudiar la nutrición de las plantas de forma cada vez más profundizada sino también crear un nuevo concepto, el de la hidroponía, método de cultivo que permite cultivar plantas en todos los entornos, incluidos los más inesperados, allí donde la tierra está empobrecida o contaminada, mientras se va regenerando. Presenta la gran ventaja de mejorar substancialmente la producción y de incrementar los rendimientos, controlar su calidad nutricional, sacar el mejor provecho del espacio disponible, ahorrar en las cantidades de agua y de abonos, necesarios para las mismas plantas cultivadas en la tierra y, sobre todo, sacar el mejor partido de su potencial genético. Responde también a una de nuestras principales preocupaciones, alimentar una población mundial en continuo crecimiento, de forma solidaria y eficaz.

Pero, por supuesto, como en todo, la hidroponía puede tener buenos y malos resultados, según cómo se utilice. No se pone en tela de juicio la hidroponía, sino la forma de aplicarla. La agricultura intensiva, recomendada por las grandes multinacionales de la química a lo largo de todo el siglo XX y todavía en la actualidad, ha empujado a horticultores especializados en invernaderos a convertirse en industriales de la producción alimentaria. Y todos estamos de acuerdo en que el cultivo sin suelo, intensivo y a gran escala, no puede producir alimentos compatibles con una nutrición de calidad.

Sin embargo, la pequeña explotación hidropónica familiar sólo puede dar buenos resultados. En el invernadero hidropónico familiar, el cultivo se realiza bajo la mirada atenta del productor, preocupado por ofrecer una alimentación sana y trazabilidad a sus clientes. Su inversión también es muy inferior a la que requiere una explotación tradicional en tierra, y su retorno de inversión mucho más rápido. Como la hidroponía se puede ejercer en cualquier parte, en tierras áridas, en climas extremos, incluso en el asfalto o en los tejados de las ciudades y megalópolis, estas explotaciones son locales, y reducen la huella de carbono de los productos cultivados, así como sus costes (a veces prohibitivos) al eliminar los intermediarios que pasan a ser inútiles.

Hoy en día, las microgranjas hidropónicas se desarrollan tanto en Francia como en el resto del mundo. Se han iniciado proyectos, hace unos años, en diferentes países. El más conocido de ellos, por nuestra parte, es el de los «Sourciers» (http://lessourciers.com) en el Gers, que abastece a los mejores restaurantes gastronómicos, junto a asociaciones como la «Ruche qui dit Oui» (https://laruchequiditoui.fr/fr) en Terraubes, en nuestra región. O el de los «Nomades des Mers» (http://nomadedesmers.org), que han iniciado un viaje de tres años en catamarán, hace unos días, con un sistema hidropónico para producir algunos alimentos durante la travesía y compartir aplicaciones de bajo coste de esta tecnología sorprendente y polifacética.

Se ha dado un gran paso entre la caza/pesca/recolección de nuestros antepasados y el estado actual de nuestra agricultura. Los métodos de cultivo se han desarrollado, a lo largo de los siglos, en función de las necesidades de las crecientes poblaciones y han alcanzado un pico de mecanización y de superproducción, durante la segunda mitad del siglo XX, hasta la fecha. Estos excesos han generado abusos que ahora son incontrolables y devastadores, hasta el punto en que hemos de retroceder y reinventar nuestras formas de producción, para que sean sostenibles y solidarias. El desafío consiste en alimentar una población cada vez más numerosa, de forma suficiente y nutritiva, a la vez que se reducen los despilfarros y la contaminación. Esto es factible. El cultivo ecológico bate récords y su auge aumenta día a día. Los métodos mencionados anteriormente de permacultura y agroecología cumplirán seguramente sus promesas. Todavía surgirán nuevas ideas, ya que nuestra juventud no se ha quedado cruzada de brazos, al contrario, ya que nuevos métodos ven la luz cada día. El cultivo hidropónico a escala humana, en oposición al cultivo sin suelo, también encuentra su espacio porque responde a las necesidades más urgentes de nuestras sociedades en el mundo entero. Todas estas técnicas podrán ser mejoradas y nos permitirán resolver los problemas ecológicos, sanitarios y humanos a los que nos enfrentamos. Esto puede ser totalmente esperanzador, a condición de mantener los pies en la tierra y la generosa visión de un mundo mejor.

 

Consejos para el cultivo de autoflorecientes

El verano es, sin lugar a duda, la mejor época para el cultivo de autoflorecientes en exterior, ya que la climatología y la luz favorecen notablemente su desarrollo. Así que, estando en la época en que estamos y teniendo en cuenta que éste es un tema que no he tocado todavía en esta sección, me ha parecido oportuno hablar del cultivo de autos, especialmente en exterior. En la primera parte del artículo se tratarán algunos conceptos teóricos en relación al origen de estas variedades y, en la segunda, nos centraremos en los aspectos prácticos de su cultivo.

por Mari SH

Ruderalis, ¿especie o subespecie?

El tratamiento taxonómico del cannabis es algo intrincado aun actualmente, es decir, su clasificación biológica es algo que todavía se está debatiendo. Originalmente, Linneo (científico sueco del siglo XVIII considerado el padre de la taxonomía moderna) determinó que el género consistía en una sola especie, la Cannabis sativa L. Más tarde, Lamarck (naturalista francés de la segunda mitad del siglo XVIII y primera del XIX) determinó que las variedades de cannabis de la India eran distintas al cáñamo común de Europa, y llamó a esta especie Cannabis índica Lam1. Desde entonces se han propuesto otras especies, pero sólo ha sido aceptada de forma general la Cannabis ruderalis Janisch, propuesta por Dmitri Yanishevski en la primera mitad del siglo XX.

Usualmente y a efectos prácticos, los cultivadores y usuarios de cannabis empleamos esta clasificación, que es la más comúnmente extendida y aceptada. Sin embargo, las consideraciones sobre la taxonomía del cannabis han ido cambiando a lo largo del tiempo. En la actualidad, algunos investigadores consideran que la C. ruderalis es una especie en sí, y otros que es una subespecie de C. sativa, considerando como C. sativa a aquellas variedades que no tienen capacidad de producir altos niveles de THC, o sea, al cáñamo.

Un poco de historia

En cualquier caso, en lo referente a la cannabicultura, esta genética es apreciada porque mediante la hibridación con otras variedades fotodependientes se pueden obtener ejemplares de cannabis psicoactivo autofloreciente como las semillas automáticas que encontramos hoy en día en el mercado. Según se explica en un artículo publicado en 2003 en la revista Cannabis Culture, los primeros experimentos documentados consistentes en el cruce de variedades de C. ruderalis y variedades psicoactivas los llevó a cabo Ernest Small de Agriculture Canada, en Ontario, durante la década de los 70 del siglo pasado con el fin de contribuir a propósitos de clasificación taxonómica2.

Durante la década de los 80, diversos cultivadores llevaron a cabo cruces y selecciones de variedades que autoflorecían. Una de ellas fue la Mighty Mite, que incorporaba en su genética el rasgo autofloreciente y conservaba su herencia psicoactiva. Mighty Mite se convirtió en una cepa popular para el cultivo exterior capaz de proveer una cosecha temprana ante la tradicional escasez que sufría el mercado de marihuana en British Columbia a finales de verano3.

Otras variedades que pueden considerarse antecesoras de las autoflorecientes que cultivamos en la actualidad serían la Rudelaris Índica y Rudelaris Skunk, de las que autoflorecen aproximadamente el 50%.

No obstante, la primera variedad autofloreciente similar a las que cultivamos hoy en día fue Lowryder, descendiente de Mexican Rudy, un supuesto cruce de una variedad mexicana con C. ruderalis de la que no se conoce el breeder. La lanzó al mercado el banco The Joint Doctor a principios de la década pasada, y digo que era similar a las autos que encontramos hoy en día en el mercado porque éstas han evolucionado bastante desde entonces. Las primeras plantas de este tipo tenían un porte muy bajo, de unos 40 centímetros como máximo, y un olor y sabor común. Sin embargo, actualmente disponemos de un amplísimo abanico de variedades autoflorecientes de diversos sabores, tamaños, capacidades productivas, efectos, tiempos de floración y hasta colores. La popularidad de este tipo de plantas ha hecho que los bancos las incluyan en sus catálogos ocupando una buena parte de ellos.

Sin duda, la principal ventaja que ofrecen en exterior es su tiempo de floración, que permite cosechar en muy pocos meses desde la siembra, con independencia de cuándo se haya llevado a cabo ésta.

El cultivo de autoflorecientes

A la hora de cultivar este tipo de plantas debemos tener en cuenta que cualquier contratiempo que puedan sufrir mientras están creciendo afectará considerablemente a su desarrollo, mermando de forma irremediable su capacidad productiva.

Si cultivamos en maceta, procuraremos escoger una que tenga un tamaño adecuado. Para interior es recomendable que sea de entre siete y once litros, aunque es mejor la segunda opción. Para exterior debería ser al menos de unos once litros, aunque es mejor que sea de entre veinte y treinta, o incluso más si es una variedad que crece bastante. Un contenedor demasiado pequeño podría limitar el crecimiento de las raíces y, dado que el trasplante no es una buena opción para las autos, es mejor que tengan espacio para desarrollarlas.

Además, tanto si tenemos pensado cultivar en maceta como en tierra madre, es especialmente importante cultivarlas en un medio muy aireado y esponjoso. El sistema radicular de este tipo de variedades es bastante delicado y cualquier factor que limite su desarrollo se traducirá en una pérdida evidente de producción. La turba rubia y el coco o la mezcla de ambos son sustratos ideales para su cultivo en maceta, aunque también podemos añadirlos a nuestro suelo a la hora de labrar si es demasiado compacto por tal de airearlo un poco. Finalmente, en el caso de cultivar en maceta, colocaremos arlita o algún material que actúe como drenaje en el fondo de la misma para evitar que el sustrato pueda quedar saturado de agua.

Otro punto importante a tener en cuenta es que, como comentaba en párrafos anteriores, los trasplantes no son buenos para las variedades autoflorecientes. No es que no se puedan hacer o que sean imposibles de llevar a cabo, pero normalmente su efecto es más contraproducente que beneficioso. En primer lugar, en el cultivo de cannabis, lo más habitual es que cuando una planta que está en crecimiento ha ocupado todo el volumen de sustrato y se realiza un trasplante, el sistema radicular se desarrolla favorablemente en el nuevo contenedor. En el caso de las autos no ocurre así. Cuando las raíces de una autofloreciente ya han ocupado una buena parte del volumen del contenedor y realizamos un trasplante, el desarrollo del sistema radicular es poco notable. Además, cuando trasplantamos una planta, se necesita un periodo de aclimatación al nuevo medio que, en el caso de este tipo de variedades, supone un tiempo perdido en su desarrollo y una pérdida en la producción final.

A nivel práctico, lo más aconsejable es plantar directamente en la maceta en la que se desarrollará todo el ciclo vital. Si cultivamos en exterior deberemos poner algún tipo de protección o barrera física que no impida el paso de la luz, pero sí de aves, babosas y otros animales. Otra opción es germinar en interior y mover la maceta al exterior cuando la planta tenga ya un cierto tamaño, o bien, realizar un trasplante a la maceta definitiva cuando haya salido la plántula. Sin embargo, tendría que hacerse a la mayor prontitud, para evitar que el sistema radicular se estanque.

Un factor que sin duda es clave para obtener una buena producción es la luz. Cuanto más reciban, mayor capacidad productiva tendrán. Las autos requieren bastante intensidad lumínica y prefieren los días largos, por lo que la primavera y el verano son las mejores épocas para su cultivo en exterior. En verano, al estar el sol más alto, la irradiación solar que recibimos es mayor, y por tanto también lo es la intensidad luminosa, es decir, el sol brilla con más fuerza e ilumina más, así que las plantas autoflorecientes producen más. Además, el número de horas de luz solar también es mayor que en invierno, lo cual favorece su desarrollo. Este factor es importante sobre todo en la zona norte de la península, donde el sol brilla con menor intensidad y, durante los meses de invierno, aunque haga buen tiempo, las plantas arrojarán una menor producción.

En referencia a la luz, para su cultivo en interior hay que tener en cuenta lo mismo que en exterior: requieren bastante luz durante bastantes horas para expresar su máximo potencial. Por esta razón es favorable ajustarles el fotoperiodo a dieciocho o veinte horas de luz. Muchos cultivadores las cultivan junto a plantas madre para ahorrar en espacio y consumo energético, dado que éstas suelen mantener el mismo fotoperiodo.

En cuanto a los nutrientes, es recomendable preparar el sustrato con abono en polvo como humus de lombriz o guano de murciélago para que no sufran ninguna carencia, ya que si el desarrollo se detiene por cualquier causa, supondrá una pérdida de tiempo y producción. También sería recomendable la aplicación de algún abono líquido, aplicado con cuidado de no causar ningún tipo de exceso, sobre todo en crecimiento.

En lo referente al agua, ocurre lo mismo que con los nutrientes: cualquier tipo de estrés en este sentido se traducirá en una pérdida en la producción. Dado que las autos requieren un sustrato bastante aireado, lo más normal es que en exterior éste se seque bastante en verano, por lo que hay que estar atento para no fallar en la frecuencia de riego. Añadir perlita, vermiculita o ambas al sustrato al prepararlo aumentará su capacidad de retención de agua.

Como con el resto de variedades, también debemos prestar atención a las plagas, no obstante, si controlamos el resto de parámetros anteriormente mencionados, las plantas deberían ser bastante resistentes a ellas. Aun así, hay que considerar que, al desarrollarse en exterior en un corto espacio de tiempo, podemos soslayar en cierta medida las más habituales de determinadas épocas, como por ejemplo las orugas. Éstas son más comunes en los meses de otoño, por lo que si sembramos autos en primavera tendremos menos posibilidades de tener que hacerles frente, ya que cosecharíamos antes de este periodo.

Por último, en relación al tamaño que pueden alcanzar las autoflorecientes, dado que este suele ser variable, hay que tener en cuenta que aquellas que tardan más en florecer o que tienen ascendencia sativa, suelen alcanzar mayor tamaño, pudiendo llegar a superar el metro de altura o hasta el metro y medio en el caso de las autos gigantes, si se plantan en tierra madre.

En resumen, para sacar el máximo partido en tus cultivos de variedades autoflorecientes es vital que el sistema radicular tenga unas condiciones de desarrollo óptimas. Para ello utilizaremos un contenedor con el tamaño adecuado y un sustrato muy aireado y esponjoso, al que podemos añadir perlita o vermiculita para aumentar la capacidad de retención de agua. También deberemos controlar la alimentación y la frecuencia de riego para que no sufran ningún tipo de estrés. Asimismo, deberemos evitar los trasplantes en la medida de lo posible y, si cultivamos en exterior, hay que tener en cuenta que los meses de primavera y los primeros del verano son aquellos en que la luz solar es más favorable para ellas.

Muchas de estas consideraciones son las mismas que para cultivar variedades fotodependientes, pero en el caso de las autos se vuelven especialmente importantes, ya que una vez sufren algún tipo de daño difícilmente lo podremos reparar y éste afectará al resultado final.

Espero que este artículo pueda serte útil para obtener el mejor resultado en tus cultivos de autoflorecientes y que hayas disfrutado de su lectura. ¡Muy buenos humos y hasta el próximo número de Cannabis Magazine!

REFERENCIAS

  1. Hilling, K. (2003). Genetic evidence for speciation in Cannabis (Cannabaceae). Genetic Resources and Crop Evolution, 52, pp.161-180.
  2. DMT. (2003). The return of Ruderalis. Cannabis Culture, 43.
  3. DMT, ibid.

 

Cáñamo industrial: Las perspectivas de 2016

Tras muchos años en los que el cultivo de cáñamo industrial ha sido prácticamente irrelevante en el sistema de producción agrícola en España, parece que el cáñamo va poco a poco ganando terreno cada año y las perspectivas siguen al alza. La EIHA (European Industrial Hemp Association) ha hecho públicas recientemente las cifras de la superficie cultivada con cáñamo industrial en España en la temporada 2015.

Ramón Servia – Ingeniero Técnico Agrícola (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.»>)

         Aunque no se indica la metodología para la recolección de los datos publicados, hay varias empresas españolas que son miembros de la EIHA, por lo que se supone que estos han podido recoger los datos de sus socios en España. Algunas de estas empresas son: Inversiones Tamarit, Valhemp, Celesa e Índica Sur.

         Los datos publicados son los siguientes:

Francia: 11.450Ha
Lituania: 2.367Ha
Italia: 2.070Ha
Holanda: 1.842Ha
Croacia: 1.600Ha
Alemania: 1.486Ha
Rumanía: 817Ha
Finlandia: 740Ha
Eslovenia: 500Ha
Rep. Checa: 480Ha
Ucrania: 400Ha
Polonia: 380Ha
Austria: 367Ha
Dinamarca: 273Ha
Eslovaquia: 146Ha
España: 122Ha
Hungría: 96Ha
Serbia: 60Ha
Letonia: 23Ha
Portugal: 5Ha
Reino Unido: sin datos
Estonia: sin datos
Noruega: sin datos
Suecia: sin datos
Bulgaria: sin datos
Grecia: sin datos
Bélgica: sin datos
Irlanda: sin datos

Total registrado en Europa: 25.224Ha

         Las 122Ha registradas en España se reparten de la siguiente forma:

Índica Sur: 40Ha
Galihemp: 30Ha
Otros: 25Ha
Fénix Cáñamo: 15Ha
Alsativa: 10Ha
Catalunia (?): 2Ha

            Independientemente de la exactitud de las cifras expuestas anteriormente, el hecho de tener un listado de referencia a nivel europeo ya supone un paso adelante respecto al silencio y la falta de datos por parte del ministerio de agricultura tras el famoso escándalo del fraude en las subvenciones agrícolas procedentes de fondos europeos para la producción de fibras naturales (cáñamo y lino).

            Aunque cada vez son más conocidas entre la población general todas las aplicaciones potenciales de este cultivo, el boom actual del CBD (cannabidiol) es, sin duda, uno de los motivos principales del aumento de la superficie agrícola destinada al cultivo de cáñamo industrial en Europa y en España en particular.

            En este sentido es importante resaltar que el aprovechamiento comercial (rentabilizar la inversión en el cultivo, cosecha y procesado) del CBD no es una tarea sencilla ni mucho menos, y la ausencia de una regulación efectiva por parte del estado (tanto desde el punto de vista agrícola como sanitario) pone a los agricultores, productores y transformadores de productos derivados del cáñamo en una clara posición de inferioridad respecto a sus homólogos europeos, o al menos respecto a algunos de ellos como los checos, alemanes, holandeses o franceses.

            Cada día que pasa aparecen nuevas evidencias científicas acerca del potencial terapéutico del CBD y del sistema endocannabinoide en general. Todas las aplicaciones terapéuticas de este compuesto y la ausencia de efectos secundarios relevantes o psicoactividad hacen que los extractos ricos en CBD puedan ser de gran ayuda en el tratamiento de muchísimas patologías a las que a día de hoy la farmacología moderna no puede ofrecer soluciones efectivas. Todos estos avances y nuevas evidencias no modifican el hecho de que el cannabis y sus derivados se encuentran en la lista N.º1 de sustancias prohibidas, ¡aquellas que no poseen potencial terapéutico y alto riesgo de adicción! Por este motivo prácticamente no existe un canal comercial directo entre las producciones agrícolas de cáñamo y el público general.

            En primer lugar, si se quisiera emplear el cáñamo (entendido cáñamo como las variedades de cannabis que apenas generan THC) como tratamiento para determinadas enfermedades, necesariamente ha de ser cultivado y transformado bajo ciertas condiciones con el fin de garantizar su seguridad. Para este motivo podríamos equipararlo según las condiciones exigidas para los productores de cannabis medicinal en Canadá, Holanda o Israel, donde el cultivo se realiza en ambientes controlados (invernaderos o indoor). En el caso de la plantación de cannabis llevada a cabo en Chile por la fundación Daya con fines de investigación, se trata de una plantación al aire libre de la que se obtendrá materia prima para la elaboración de extractos medicinales, por lo que el control y garantía de calidad se aplicará al producto final y no al cultivo.

            En la mayoría de los programas de marihuana medicinal el cultivo debe realizarse en instalaciones con condiciones ambientales controladas, por lo que los cultivos realizados en condiciones ambientales como en el caso del cáñamo industrial no serían aptos para este fin, aunque si el producto final es un extracto, se pueden realizar sobre éste todos los controles (cannabinoides, microbiológico, metales pesados y pesticidas) necesarios para determinar su seguridad. El problema en este caso es que los resultados no son reproducibles, puesto que cada cosecha tendrá unas características determinadas que dependerán de las condiciones ambientales de cada temporada y éstas serán variables. Si añadimos a estas consideraciones las exigentes condiciones exigidas a los productos destinados a uso farmacéutico o médico hace que podamos descartar que los derivados de las cosechas agrícolas entren en este circuito.

            El siguiente grado en cuanto a requisitos exigidos sería el de los complementos dietéticos o alimenticios, donde se podrían incluir los preparados a base de CBD elaborados bajo ciertas condiciones partiendo de extractos de algún tipo. El principal inconveniente para este tipo de productos es que se necesita realizar la extracción de los principios activos de la planta, cosa que está prohibida por los tratados internacionales, aunque los estados miembros pueden realizar excepciones. En España el órgano que podría conceder excepciones de este tipo sería la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios, que hasta el momento mantiene que no se ha concedido nunca este tipo de licencia. Algunos países europeos han concedido este tipo de licencias y en otros se tolera la extracción, pero tanto empresas como iniciativas particulares realizan diferentes extracciones y procesados ignorando la prohibición.

            El grado más básico en cuanto a requisitos exigidos sería el grado de producto alimentario, el que se aplica generalmente a los productos elaborados a base de semilla de cáñamo. Aunque se ha extendido la creencia de que el límite máximo autorizado de contenido en THC es 0,2%, en realidad la normativa alimentaria europea establece un contenido máximo de THC en alimentos de 5 ppm (partes por millón), o lo que es lo mismo 0,0005%.

            Si quedar por debajo de 0,2% en la flor de la planta ya es complicado, no superar 5 ppm de THC en los productos elaborados resulta una tarea imposible, especialmente en el sur de Europa. Por ejemplo, las semillas de cáñamo en sí no contienen cannabinoides, pero durante la cosecha y tratamiento de la semilla siempre encontraremos pequeñas cantidades de tricoma que serían suficientes para superar el límite. Una nueva publicación realizada por el Nova Institut alemán propone aumentar al doble el límite de THC, siendo esta propuesta en todo caso insuficiente si la comparamos por ejemplo con Suiza, donde los límites serían hasta 4 o 5 veces superiores dependiendo del tipo de producto alimentario (aceite de semilla, harina, proteína, etc…). Por supuesto que si aplicamos este límite a los extractos de cáñamo se necesitaría purificar hasta el extremo el CBD para no tener THC.

            Las estimaciones para el 2016 indican un aumento continuado en la superficie agrícola destinada al cultivo de cáñamo industrial, pero la ausencia de centros de transformación para procesar la fibra en productos de construcción o textiles, junto con los bajos precios de la semilla a granel, hacen que los agricultores cuenten con el aprovechamiento de las flores y el CBD como principal fuente de ingresos pero, como ya hemos visto, los aspectos legales que rodean a estos productos los convierten en una actividad de riesgo.

            Cada vez es mayor el número de investigaciones sobre el cáñamo y los cannabinoides, así como el interés de agricultores, transformadores y usuarios. Pero hasta el momento en nuestro país no se ha podido superar la barrera que supone la prohibición, el estigma y el desconocimiento general sobre este cultivo. Sin una regulación integral que se base en evidencias científicas y sociales difícilmente podremos entrar a competir en el mercado mundial del cáñamo. Como hemos visto, España, actualmente, ocupa el lugar N.º 16 en Europa en cuanto a superficie cultivada. Eslovenia (hay más vascos que eslovenos) ocupa el N.º 9 con más de 500Ha, pero sin embargo sigue encarcelando a los activistas que proveen de extractos de cannabis a los pacientes que lo necesitan, como en el caso de Bozidar Radisic.

            El cannabis es una de las sustancias más seguras para aliviar dolores y todo tipo de dolencias y sabemos que puede usarse en un sinfín de terapias (creo que el hecho de cultivar tus plantas es una de las actividades que aporta más bienestar a quien lo hace), aunque el THC puede tener efectos indeseados por muchas personas, muchas otras los disfrutan. Las limitaciones impuestas al contenido en THC cuando se habla de cultivos extensivos para producir flor, semillas y fibra para fines alimentarios, así como la producción de todos los derivados comestibles posibles, es una política funesta, impide el libre desarrollo de una industria agrícola del cannabis así como el bienestar general de la población y de los pacientes en particular. En el caso particular de la península ibérica, necesitamos un enorme esfuerzo de educación y concienciación de las autoridades por nuestra parte: los agricultores, cultivadores, usuarios y demás gentes de buen entender que conocemos y queremos a nuestra planta amiga.

            Las leyes las tenemos para poder funcionar en sociedad, y una ley que niega la evidencia científica del uso medicinal de esta planta es una lacra que pesa demasiado, creando malestar, penas de cárcel y guerra. ¡Participemos en la modificación de esas leyes, propaguemosel conocimiento científico y hagamos realidad lo que llevamos ansiando tantísimos años! ¡Freedom to farm!

P.D.: Se lo debemos a Joep.

      

 

Cultivo de guerrilla para novatos

Una vez terminado el invierno y dejando atrás las largas y frías noches, donde las heladas predominaban casi a diario, culminamos la esperada primavera y nos acercamos al verano, estación en la que a los cultivadores de exterior se nos ilumina la mirada con un brillo muy especial. Aunque el cultivo de interior es una gran alternativa para las estaciones frías o húmedas, no todos los cultivadores disponen de esta opción. Bien por falta de tiempo, sitio, recursos o simplemente por falta de ganas, el cultivo indoor no es una técnica utilizada por todos.

por Josetxo

Plantas en guerrilla en mitad de un bosquePlantas en guerrilla en mitad de un bosque

Quienes sólo disponemos de la temporada de exterior para cultivar y así poder abastecer nuestro consumo anual, debemos ser muy precavidos, ya que un solo error nos puede costar toda nuestra cosecha anual y, por ende, quedarnos sin nada para fumar. Vamos a repasar algunos consejos básicos para realizar un buen cultivo de exterior bien camuflado, al que denominaremos “cultivo de guerrilla”. No nos referimos a cultivar en un jardín o en una terraza/balcón, sino a cultivar en plena montaña, donde la naturaleza nos ayudará a obtener una hierba totalmente natural y a ser discretos para evitar robos.

Obviamente, debemos recordar que en algunos países como España las leyes penalizan el cultivo de marihuana. Por lo que debemos informarnos en profundidad sobre las leyes vigentes de nuestro país de residencia antes de comenzar con el cultivo.

Existen varias preguntas que dan lugar a los consejos más prácticos para el cultivo en guerrilla: ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Cómo? y ¿Qué? Vamos a repasarlas una a una explicando detalladamente cómo aprovechar mejor nuestro entorno y circunstancias.

¿Cuándo comenzar con nuestro cultivo de guerrilla?

En países del hemisferio norte como, por ejemplo, España, la mejor fecha para comenzar con los preparativos y con el propio cultivo es entre los meses de abril y mayo. Justo cuando deja de helar por las noches y las temperaturas se vuelven más templadas. Recordad que las plantas de marihuana no crecen a bajas temperaturas y por debajo de 10ºC se estancan totalmente, dejando de desarrollarse. Si las temperaturas bajan mucho, incluso pueden morir por congelación. De ahí la importancia de elegir una buena fecha, ya que si comenzamos antes de tiempo nuestra planta sufrirá los coletazos del frío y habremos perdido un montón de trabajo y tiempo. Debemos asegurarnos de que las mínimas (normalmente por las noches) no bajan de diez grados. Cuando esto ocurra, si nos encontramos entre abril y mayo, podremos comenzar con nuestro plan. Obviamente nos referimos a estos meses suponiendo que vamos a cultivar variedades de marihuana fotodependientes (no autoflorecientes). Si tenemos pensado plantar semillas autoflorecientes, podemos comenzar algunos meses más tarde sin mayor importancia, ya que las autos no se rigen por las horas de luz.

Generalmente, cuando la primavera hace acto de presencia es cuando debemos comenzar a pensar en preparar nuestro cultivo de exterior. Algunos cultivadores se dejan llevar por la influencia de la luna para cultivar, algo que os puedo garantizar que funciona muy bien si respetamos los ciclos lunares. Para quien no sepa de qué hablo, dependiendo del ciclo lunar hay días más propicios para germinar, plantar, podar, abonar, utilizar preventivos e incluso para cosechar. Por ejemplo, en cuarto creciente (cuando la luna tiene forma de “D”) podemos plantar/germinar, pues favorece el desarrollo de raíces y follaje en plantas de cannabis. Existen muchas opiniones sobre cuáles son los mejores días para realizar las tareas de cultivo en función de la fase lunar. Os recomiendo que busquéis un “calendario biodinámico” o “calendario lunar” del 2016 para que podáis ver cuáles son los mejores días para cada cosa (es un calendario muy económico).

Agujero para rellenar con tierra de calidad y plantar MarihuanaAgujero para rellenar con tierra de calidad y plantar Marihuana

¿Qué variedades de marihuana debo cultivar?

Como todos sabréis, hoy en día tenemos a nuestra disposición miles de variedades diferentes, aunque todas ellas cumplen con unos patrones muy similares dependiendo de su procedencia. Las variedades índicas son las más recomendadas para zonas donde el frío o la humedad están presentes, por ejemplo en zonas de alta montaña o en la zona norte peninsular.

Las variedades índicas soportan mucho mejor las bajas temperaturas (ojo, siempre que sean razonables) que cualquier otro tipo de variedad cannábica. Además, su ciclo de floración es mucho más corto, por lo que podremos cosechar nuestras plantas antes de la llegada de las lluvias otoñales. También son algo más compactas en altura y tamaño que las variedades sativas, lo que supone un extra a la hora de su discreción para evitar posibles robos. Existen muchos tipos de variedades dentro de las catalogadas como índicas, por lo que podremos elegir entre todas ellas las que más nos gusten en efecto, sabor o producción.

Las variedades sativas son las más recomendadas para zonas calurosas, donde el sol aprieta con fuerza en verano y los otoños son también excesivamente calurosos, como por ejemplo el sur de España. Las variedades sativas soportan mucho mejor los climas cálidos/tropicales. Por contra, su floración es más larga que la de las variedades índicas, por ejemplo. También son, generalmente, plantas más altas y ramificadas, por lo que si la altura se convierte en un problema, debemos doblarlas un poco o podarlas. Normalmente, las variedades sativas se cosechan a finales de otoño, algunas variedades incluso a principios de invierno.

Los híbridos son cruces de variedades índicas y sativas, por lo que el resultado puede ser una perfecta combinación de ambas o simplemente plantas más índicas o sativas pero con “refrito” en sus genes. Es imposible recomendar una variedad híbrida sin saber previamente de cuál hablamos, ya que todas tienen sus propias características. Si optas por cultivar variedades híbridas, infórmate bien de cuáles son sus principales características, para determinar si son recomendables para tu zona de cultivo o no.

 Los factores que debéis tener en cuenta para elegir una variedad de marihuana que crezca bien en vuestro entorno son: temperatura, humedad y duración del verano. Los cultivadores que vivan cerca de la costa deben optar por variedades que soporten bien la humedad para evitar problemas de hongos durante el cultivo.

¿Dónde debo realizar mi cultivo de guerrilla?

Elegir un buen lugar donde poder realizar un cultivo completo no es tarea sencilla. Debemos buscar un lugar en el monte o montaña, muy apartado del ajetreo de excursionistas, curiosos y domingueros. Un lugar libre de basura (indicativo que de que no pasa mucha gente por allí) y que esté rodeado de cierta maleza vegetal, para evitar que los curiosos puedan ver nuestras plantas. Sobra decir que ese lugar será totalmente secreto, no debemos mencionarlo absolutamente a nadie (ni tan siquiera a nuestros mejores amigos). El principal problema del cultivo en exterior es el robo. Puedes pasarte varios meses cuidando de tu planta y justo cuando la vas a cosechar… ¡Zas! ¡No está! Por eso es tan importante la privacidad y la discreción del lugar elegido.

Debe ser un lugar lejano para curiosos y amantes de la montaña pero cercano a la vez, ya que de vez en cuando tendremos que ir a regar, abonar, podar o usar preventivos contra plagas. Recuerda que el olor de las plantas puede ser muy fuerte durante el ciclo de floración… Éste es otro punto a tener presente. Como buen consejo te diré que intentes buscar un sitio alejado de senderos y de zonas donde crezcan setas, ya que los seteros son capaces de recorrerse todo el monte sinproblemas. Evita también los cotos de caza, los cazadores podrían dar con tu cultivo. Un buen lugar seria el que cumpla con lo citado anteriormente y, además, que esté protegido por vegetación abundante. Debe ser un lugar raso y muy soleado, pero escondido de miradas ajenas.

Algunos cultivadores experimentados buscan superficies repletas de zarzas o arbustos venenosos y con espinas, para localizar un buen raso en su interior libre de curiosos. No importa tener que hacer un pequeño túnel (muy discreto y entre las zarzas) si eso nos garantiza un lugar perfecto para cultivar.

010 Cultivo de guerrilla010 Cultivo de guerrilla

¿Cómo debo realizar mi cultivo de guerrilla?

Aunque pueda parecer algo complejo por la cantidad de consejos que estamos dando, en realidad es muy sencillo. A la hora del “cómo” existen muchos factores a tener en cuenta, así que vamos a verlos uno por uno.

Planificación: planificar correctamente nuestro cultivo es probablemente lo más importante de todo. Debemos ser conscientes de que si plantamos una variedad sativa en pleno mayo probablemente no podremos cosecharla hasta final de otoño o principios de invierno, así que si nuestro clima es lluvioso por esas fechas… debemos olvidarnos de esta opción. Una variedad que podamos cosechar antes de que lleguen las lluvias es lo que debemos plantar. También debemos ser conscientes de las visitas que haremos al cultivo, así que si estás pensando en irte de vacaciones un mes entero debes preparar un buen sistema de riego automatizado para evitar que tus plantas se sequen. El cultivo en guerrilla ocupará parte de la primavera, todo el verano y posiblemente parte o todo el otoño.

Preparación del terreno: la tierra del monte no sirve para plantar marihuana ya que las raíces de esta planta no se desarrollan con mucha fuerza y este tipo de tierra suele ser muy compacta y arcillosa. Debemos cavar un hoyo de un metro cuadrado y poner en él tierra de calidad que hayamos comprado previamente en un grow shop o tienda especializada (vivero). De esta forma, nuestra planta podrá desarrollar un buen sistema radicular y, en consecuencia, podrá desarrollarse mucho mejor (este paso es súper importante). Si nuestra idea es utilizar la tierra del propio monte/montaña, debemos moverla/ararla previamente para que quede más suelta. Pero ésta no es una buena opción ya que nuestra planta no crecerá tanto ni tan bien, como lo haría con una buena tierra.

Agua: disponer de agua cerca de nuestro cultivo es obligatorio, ya que no podemos ir cada semana con unas garrafas de agua a visitar nuestro lugar secreto. Sería demasiado indiscreto y laborioso. Tenemos dos opciones para solucionar este importante problema: la primera es buscar un lugar donde cultivar, que esté cerca de un río, lago o nacedero (de esta forma podremos coger agua de esos sitios para regar nuestras plantas cuando sea necesario); la segunda opción es algo más compleja pero muy práctica, pues consiste en crear nosotros mismos un pequeño embalse (haremos un hueco en la tierra y lo cubriremos con plástico, de forma que cuando llueva se llene de agua que podamos utilizar más adelante). Los mejores sitios para crear estas balsas artificiales son las cuestas, ya que no sólo se llenarán con el agua que caiga del cielo en forma de lluvia, sino que también recogerán el agua que baje por la cuesta de la montaña. Sobra decir que debemos hacer una buena balsa, ya que el agua se evapora (a no ser que la cubramos después) y podríamos quedarnos sin agua para regar. Hay quien cava en la tierra buenos agujeros y entierra garrafas de agua cortadas, de forma que puedan almacenar buenas cantidades de agua cada vez que llueve y taparlas una vez llenas. Aquí tu pericia y creatividad son las que pueden darte las claves para obtener agua.

Repelentes y abonos: aprovechando que realizamos un cultivo en exterior, apoyado por la luz más natural de todas, el propio sol… ¿por qué no hacerlo además 100% natural? Los insectos, babosas y orugas van a ser nuestros principales problemas, así que una buena prevención es estrictamente obligatoria. Debemos pulverizar con aceite de neem nuestras plantas de forma periódica, pero además debemos pulverizar con este mismo aceite las plantas cercanas a la nuestra, para evitar que se infecten y que transmitan esas infecciones a nuestra planta. Hacer un círculo en el suelo, rodeando el tallo de nuestra planta (dejando al menos un palmo de distancia) con posos de café, hará que las orugas y babosas no se acerquen a nuestra planta. Si ponemos una pequeña malla metálica rodeando nuestra planta nos aseguraremos más aún de su protección frente a intrusos no deseados. Cuando la planta comience a florecer podemos pulverizar también con cola de caballo para evitar problemas de hongos. La cola de caballo es también un excelente abono de crecimiento, por lo que si vemos que nuestra planta tiene poco color un poquito de cola de caballo y a seguir.

El sistema de abono para este tipo de cultivos es muy sencillo. Durante el crecimiento la planta apenas necesita abonos, cogerá todos los nutrientes que necesite de la fantástica tierra que le hemos puesto. Pero durante la floración sí que es recomendable añadir un poco de nutrientes específicos para ayudar a engordar cogollos, como el potasio y el fósforo. Nada mejor que poner un poco de guano de murciélago y cenizas de madera en la base de la planta para aportar esos nutrientes extra. De esta forma obtendremos una producción 100% bio, más natural imposible.PLantas de marihuana en guerrilla al atardecerPLantas de marihuana en guerrilla al atardecer

La cosecha: aunque, por lo general, no se le da mucha importancia a la cosecha, es tan importante como cualquier otra parte del proceso. Podemos cosechar nuestra planta aprovechando la influencia de la luna, como hemos mencionado anteriormente, o simplemente podemos cosecharla cuando veamos que está lista. Si a tu planta le faltan una o dos semanas pero han pronosticado lluvias, ni lo dudes, córtala y ponla a buen recaudo a secar, evitando que la humedad de la lluvia estropee los cogollos. Procura realizar esta tarea al anochecer, lejos de miradas indiscretas y domingueros explorando el monte. Una buena mochila y unos cuantos botes para evitar que el olor se propague es la mejor opción para cosechar tu planta. Recuerda sacar los cogollos de los botes a la mayor brevedad y ponerlos a secar correctamente, ya que si no se estropearán por el exceso de humedad.

Y recuerda, disfruta de tu cultivo en guerrilla pero, sobre todo, disfruta de la naturaleza en su máximo esplendor.

 

Hongos beneficiosos para el cultivo

En el número 141 de Cannabis Magazine tocamos el tema de los hongos, explicando qué son y centrándonos en la prevención y el control de enfermedades fungosas. Sin embargo, salvo una breve alusión al trichoderma, apenas hablamos de los que son beneficiosos para el cultivo, por lo que en este artículo trataremos el tema de las micorrizas y el trichoderma, explicando los beneficios que aportan a multitud de especies vegetales, entre las que se encuentra la planta de cannabis.

por Mari SH

Conidios de trichoderma, por NinjatacoshellConidios de trichoderma, por Ninjatacoshell

¿Qué son las micorrizas?

Con el término micorriza se designa la simbiosis que se establece entre las raíces de una planta y un hongo. Es una de las relaciones simbióticas más abundantes del planeta y suele estar presente en la mayoría de hábitats naturales. Mediante esta unión, la planta recibe agua y nutrientes del hongo, y éste, a su vez, carbohidratos y vitaminas. Evidencias fósiles y estudios moleculares sugieren que la asociación micorrícica se originó hace ca. 462-353 millones de años y, desde entonces, su formación es indispensable para el éxito ecológico de la mayoría de las plantas sobre la Tierra1. De hecho, se cree que su influencia fue determinante en la expansión de la vida vegetal sobre la superficie terrestre.

Esta asociación mutualista fue descubierta a finales del siglo XIX, y se ha estudiado ampliamente a lo largo del siglo XX y XXI por su papel en la absorción de nutrientes de la mayoría de especies vegetales. Siendo un fenómeno tan extendido, el término micorriza se ha generalizado entre los usuarios, y con él designan a los hongos formadores de micorrizas, aunque tal denominación no sea del todo correcta.

Tipos de micorrizas

Las micorrizas se dividen en dos grandes grupos según su morfología y forma de penetración en la raíz: endomicorrizas y ectomicorrizas. En el primer tipo, el micelio del hongo penetra a nivel intracelular en el tejido radicular y, en el segundo, forma un manto alrededor de él. Ambos se pueden subdividir a su vez en función de su morfología, siendo la subdivisión más importante para la agricultura la de las micorrizas vesículo-arbusculares, un tipo de endomicorrizas que se caracteriza por formar una fina ramificación dentro de las células vegetales y que puede o no formar vesículas entre las células o en ellas.

La función principal de la micorriza es facilitarle a la planta la adquisición y absorción de agua, fósforo y nitrógeno, principalmente; sin embargo, esta asociación proporciona otros beneficios a las plantas, entre los que destacan: la protección ante el ataque de parásitos, hongos patógenos y nematodos, el aumento de su resistencia a la herbívora, influyendo en la producción de sustancias defensivas por parte de la misma planta, la limitación de la absorción de metales pesados tóxicos como el zinc y el cadmio que son alojados en sus hifas, aumento del área de exploración de la raíz, lo que incrementa el flujo de agua del suelo a la planta2, etc. Además, mejora las propiedades físicas del suelo y promueve la actividad de bacterias y microorganismos beneficiosos.

Múltiples investigaciones científicas realizadas con muy diversas especies vegetales avalan la efectividad de la micorrización del suelo, que normalmente da lugar a plantas más sanas, vigorosas y productivas, con mayor resistencia a la sequía, mayor tolerancia a la salinidad, etc. y, teniendo en cuenta que permite reducir la aplicación de fertilizantes y otros compuestos, cobra especial importancia en la agricultura ecológica.

¿Qué es el trichoderma?

Un hongo que también es muy beneficioso para el cultivo es el trichoderma. Éste no actúa como formador de micorrizas, ya que no le aporta nutrientes de forma directa, sino que su función es más bien protectora y vigorizante. Las especies de hongos del género trichoderma son saprofitas, aunque pueden parasitar a otros hongos si se les presenta la ocasión. Presentan un crecimiento rápido y son capaces de colonizar multitud de sustratos, pero su principal característica es que actúan como agente de control biológico al prevenir efectivamente las enfermedades fungosas del sistema radicular.

El trichoderma cuenta con diversos mecanismos de acción, siendo los principales la competencia por espacio y nutrientes, el micoparasitismo y la antibiosis. Es decir, al presentar un ritmo de desarrollo considerable, el trichoderma compite por la colonización del sustrato con otros hongos patógenos de forma efectiva. Además, tiene la capacidad de parasitar a algunos hongos y causarles la muerte, y también produce sustancias tóxicas para estos. Todo ello se traduce en notables beneficios para las plantas, lográndose el control biológico de enfermedades radiculares, la inducción de resistencia sistémica, la mejora de la absorción de nutrientes y el aumento de su solubilidad y en un mejor desarrollo del sistema de raíces.

Como curiosidad sobre el trichoderma, cabe mencionar que su acción sobre ciertos hongos es tan efectiva que determinadas cepas constituyen un gran problema en los cultivos de champiñones.

Micorrizas arbusculares vistas con un microscopioMicorrizas arbusculares vistas con un microscopio

Hongos beneficiosos en el cultivo de cannabis

Las micorrizas en el cultivo de cannabis también producen los beneficios anteriormente mencionados, por lo que su uso está totalmente aconsejado para aquellos cultivadores que deseen aprovechar las oportunidades que nos brinda la naturaleza sin recurrir a productos de síntesis química. Si tienes la intención de emplear hongos beneficiosos para el suelo en tu cultivo, es muy aconsejable utilizar sustratos de origen biológico como turba o fibra de coco. De hecho, si utilizas algún tipo de microorganismo en el cultivo, como pueden ser hongos formadores de micorrizas, bacterias o trichoderma, debes evitar el uso fertilizantes químicos y productos fitosanitarios demasiado agresivos, ya que los merman y dificultan su desarrollo y supervivencia, haciendo que su aplicación se convierta en una inversión inútil de tiempo y dinero.

Las condiciones del suelo influyen directamente sobre la capacidad de colonización de los hongos micorrícicos y también afectan al resto de seres vivos del suelo. En el caso particular del cannabis, se ha podido comprobar que la presencia de algunos metales pesados disminuye el porcentaje de colonización de las raíces. Según se explica en un estudio publicado en la revista Chemosphere en 2005: “El efecto de las micorrizas arbusculares en la absorción de metales pesados y translocación se investigó en Cannabis sativa. El cáñamo fue cultivado en presencia y ausencia de 100 mg g-1 Cd y Ni y 300 mg g-1 de Cr (VI), y se inocularon o no con el hongo micorriza arbuscular Glomus mosseae. En nuestra condición experimental, el crecimiento de cáñamo se redujo en las plantas inoculadas y la reducción estaba relacionada con el grado de micorrización. El porcentaje de colonización de micorrizas fue 42% y 9% en las plantas cultivadas en el suelo no contaminado y contaminado, lo que sugiere un efecto negativo significativo de altas concentraciones de metal en la infección de plantas por G. mosseae3.

Por otra parte, con todo lo anteriormente expuesto sobre el trichoderma, cabe preguntarse cuál es el resultado de la interacción entre éste y los hongos formadores de micorrizas, ya que puede establecer relaciones sinérgicas o antagónicas con otros microorganismos. Diversos investigadores han postulado que el trichoderma ejerce un efecto negativo sobre los hongos formadores de micorrizas arbusculares, reduciendo su porcentaje de colonización de las raíces. Sin embargo, otros investigadores han hallado evidencias de lo contrario. En este sentido, Chandanie et al. (2009) mostraron que la inoculación combinada o co-inoculación del hongo formador de micorrizas arbusculares Glomus mossae y hongos promotores del crecimiento vegetal, como Penicillium simplicissimum GP172 y Trichoderma harzianum GT32 en plantas de pepino (Cucumis sativus L.) aumentó el porcentaje de colonización radical de los hongos formadores de micorrizas arbusculares. En contraste, la presencia de G. mosseae disminuyó el desarrollo de la población de T. harzianum alrededor de las raíces; sin embargo, el crecimiento de P. simplicissimum no se afectó. La co-inoculación de G. mosseae con T. harzianum mostró sinérgicamente un mayor crecimiento de las plantas. Curiosamente, los niveles de protección contra las enfermedades alcanzados por la inoculación de cada una de las especies solas, P. simplicissimum, T. harzianum y G. mosseae fue aumentando significativamente, mediante la inoculación combinada de cada hongo promotor del crecimiento vegetal con G. mosseae4. Los resultados de la investigación sobre las interacciones entre hongos saprofitos y hongos formadores de micorrizas arbusculares difieren ampliamente, incluso cuando se emplean mismas especies de hongos saprofitos. Por ejemplo, se han observado efectos antagónicos, neutros y estimulantes de Trichoderma harzianum sobre hongos formadores de micorrizas arbusculares. Por otro lado, también se ha observado un efecto adverso, neutral y positivo de los hongos formadores de micorrizas arbusculares en la densidad de población de Trichoderma. Esta variación en la interacción entre hongos micorrizógenos y saprofitos puede deberse a las diferentes cepas de hongos saprofitos existentes5.

¿Cómo emplear los hongos beneficiosos en el cultivo de cannabis?

Normalmente, lo ideal es aplicarlos al sustrato antes del trasplante inicial para conseguir una inoculación temprana que favorezca el desarrollo de la planta desde sus primeros días de vida. El uso racional de fertilizantes biológicos preservará la actividad de los microorganismos en la zona de las raíces. En el cultivo en tierra, evitaremos realizar excesivas labores de labranza, ya que éstas conllevan la rotura de las hifas.

Aunque, a priori, no podemos saber el grado de colonización de las raíces por parte de las micorrizas ni el volumen de suelo que estaría ocupando el trichoderma sin el empleo de mecanismos de observación avanzados, sí que podemos comprobar si su aplicación está resultando positiva mediante el cultivo de “plantas control”. Se trata de ejemplares a los que no se les aplica el inóculo y que sirven como punto de comparación para ver el efecto de dicha aplicación.

Por último, hay que tener en cuenta que, dadas las posibles interacciones entre los hongos formadores de micorrizas arbusculares y las distintas cepas de trichoderma, lo más aconsejable para cultivar obteniendo sus beneficios es la aplicación de productos especialmente formulados para el cultivo de cannabis. Muchos de ellos ya incorporan mezclados hongos de ambas clases y bacterias.

Espero que te haya gustado el artículo y que pueda serte útil para optimizar tus cultivos bio. ¡Muy buenos humos!

REFERENCIAS

  1. Camargo-Ricalde, S., Montaño, N., De la Rosa, C., & Montaño, S. (2012). Micorrizas: Una gran unión debajo del suelo. Revista Digital Universitaria, 13(7), 3-19.
  2. Ibid.
  3. Cittero, S., Prato, N., Fumagalli, P., Aina, R., Massa, N., Santagostino, A., Sgobarti, S. & Berta, G. (Marzo 2005). The arbuscular mycorrhizal fungus Glomus mosseae induces growth and metal accumulation changes in Cannabis sativa L. [Abstract] Chemosphere, 59, 21-29. doi:10.1016/j.chemosphere.2004.10.009
  4. Cano, M.A. (2011). Interacción de microorganismos benéficos en plantas: Micorrizas, Trichoderma spp. y Pseudomonas spp. una revisión. Revista U.D.C.A Actualidad & Divulgación Científica, 14, 15-31.
  5. Martinez, A., Obertello, M., Pardo, A., Ocampo, J. A., & Godeas, A. (2004). Interactions between Trichoderma pseudokoningii strains and the arbuscular mycorrhizal fungi Glomus mosseae and Gigaspora rosea. Mycorrhiza, 14(2), 79-84.

 

 

La selección y reproducción del cannabis

Elaborar semillas de cannabis de forma casera nunca fue tan sencillo. Vamos a explicar cómo hacerlas en casa sin necesidad de tener ningún tipo de conocimiento sobre genética. Semillas regulares o feminizadas, todo es posible con un mínimo de dedicación.

por Josetxo

 Formación de semillas más avanzadaFormación de semillas más avanzada

            Aún recuerdo aquellos maravillosos años en los que algunos valientes comenzaron a abrir tiendas especializadas de cultivo y, cómo no, a vender semillas de marihuana. Por aquel entonces, y no hablo de hace mucho tiempo (o quizás sí, y me esté haciendo un poco viejo), era realmente complicado encontrar diferentes semillas. Sobra decir que no existían las semillas feminizadas ni las autoflorecientes. Simplemente semillas regulares, cien por cien naturales y, para qué engañarnos, con bastante más estabilidad de lo que a día de hoy podemos encontrar en el mercado.

            Rápidamente, comenzaron a emerger decenas de nuevos bancos de semillas con una gran gama de variedades entre las que poder seleccionar la que, a nivel personal, más nos gustase. Y cuando pensábamos que ya estaba todo inventado, llegaron las semillas feminizadas, haciendo la vida de cualquier cultivador mucho más sencilla. La ausencia de machos era una gran ventaja para muchos cultivadores que no disponían de espacio o tiempo suficiente para descartarlos si partían de semillas regulares. Y aunque su precio, en principio, era casi tan elevado que resultaba ridículo, con el tiempo se ha ido estabilizando. Gracias a bancos de semillas que comenzaron a ofrecer variedades feminizadas de calidad a precios muy inferiores, la competencia tuvo que reducir beneficios.

Cuando las semillas feminizadas invadieron por completo el mercado cannábico se creyó que ya estaba todo inventado, pero llegaron las semillas autoflorecientes. Para ser sincero, no soy un apasionado de estas variedades, aunque reconozco que suponen una gran ventaja para todos los cultivadores sin experiencia (o con poca experiencia) que no quieren complicarse la vida con ciclos lumínicos en cultivos de interior, o para pequeños cultivos de exterior. Estas nuevas plantas auto-florecientes son capaces de florecer aunque estén todo el día con luz, de hecho, cuanta más luz tienen (en cantidad y calidad) mejores resultados ofrecen. También son una gran ayuda para quienes quieren plantas pequeñas en altura y rápidas en desarrollo, ya que en apenas tres o cuatro meses (dependiendo de la variedad) están listas para ser cosechadas.

            En la actualidad tenemos a nuestra disposición unas cuantas opciones: semillas regulares, feminizadas y autoflorecientes. Resumiendo, las semillas pueden ser autoflorecientes o fotodependientes (no autoflorecientes) y, dentro de estas opciones, también pueden ser regulares (que ofrezcan machos y hembras) o feminizadas (que ofrezca sólo hembras).

            Teniendo todo esto a nuestro alcance, ¿por qué no hacer nuestras propias semillas? Es un proceso realmente sencillo, podremos cruzar las plantas que más nos gustan y experimentar para ver qué sale de ellas. Con un poco de suerte crearemos cruces muy sabrosos y potentes; con mucha suerte crearemos cruces asombrosos por su potencia, sabor y producción; y con mala suerte simplemente tendremos algún cruce distinto al resto, que seguro estará genial a la hora de fumárselo. No hay nada que perder y mucho que ganar, así que vamos a explicar cómo reproducir de forma casera nuestras plantas de marihuana para obtener semillas regulares o feminizadas. En otro número explicaremos cómo hacer autoflorecientes (ya que conlleva un poco más de lío). Pero primero, y para hacerlo bien, vamos a ver cómo seleccionar los parentales adecuados para realizar un buen cruce.

Cogollo preparado para ser polinizadoCogollo preparado para ser polinizado

Seleccionando parentales

            A la hora de seleccionar las plantas que vamos a cruzar para obtener semillas (denominadas parentales), debemos tener en cuenta factores tan importantes como el olor (tanto en crecimiento como en floración), el sabor al fumarla o vaporizarla, la producción, la potencia, el efecto y, por supuesto, la cantidad de tricomas/resina que ofrece.

            El olor es una característica que pocos cultivadores aprecian de buenas a primeras, quizás los más veteranos y experimentados sepan de lo que hablo. Durante la etapa de floración es realmente sencillo apreciar los olores en los cogollos y valorar si el olor es de nuestro agrado o no (también su intensidad). Pero… ¿y durante la etapa de crecimiento? ¿Cómo se valora eso? Tan sencillo como esperar a que la planta tenga un mínimo de un mes de vida. Frotaremos los dedos en su tallo (sin dañarla) y analizaremos el olor que ha quedado en nuestros dedos. Las plantas con un olor más intenso y penetrante durante la etapa de crecimiento son mucho más interesantes que las que no ofrecen olor o tiene una calidad cuestionable. Por lo general, son mejores plantas para elegirlas como parentales, siempre que durante la etapa de floración se confirme la intensidad y calidad. Es totalmente indiferente si huelen a piña, fresa, pino o tierra. Cada cultivador tiene sus gustos y elegirá el olor que más le guste, valorando principalmente la intensidad y duración del mismo.

            El sabor de los cogollos, una vez cosechados y curados, también define a un buen parental. Todos los cultivadores experimentados sabemos del enorme error de los cultivadores más noveles que sólo buscan cogollos gigantes sin prestar atención al resto de cualidades. Un buen sabor es, sin lugar a dudas, muchísimo mejor que una buena producción, siempre que vaya acompañado de una buena potencia y efecto. Es una característica súper importante que no debemos olvidar.

            El efecto que ofrecen determinadas plantas, así como la potencia y durabilidad del mismo, son características primordiales. Una planta sin potencia ni efecto, por mucho sabor y olor que tenga, no sirve para nada. Obviamente, el efecto está marcado por la genética: las variedades índicas ofrecen efectos más relajantes, mientras que las variedades sativas ofrecen efectos más enérgicos (seguimos hablando en términos generales). De los híbridos ni hablo porque puede salir cualquier cosa. La potencia o intensidad del efecto es sumamente importante. No me gustaría fumar una planta que tenga un efecto muy placentero pero que su intensidad sea muy leve. Lo mismo con la durabilidad, de qué sirve un buen efecto si no perdura en el tiempo… al menos un poco.

            La cantidad de resina que ofrece una planta es un factor muy importante ya que, por lo general y al margen de algunas excepciones, a mayor cantidad de resina mayor intensidad y durabilidad del efecto. Todos sabemos que la resina es el nombre que se otorga al conjunto de tricomas que cubren nuestra planta; y que dentro de esos tricomas están los terpenos y cannabinoides, encargados del olor, sabor y efecto de la planta.

            La producción es un factor a tener en cuenta pero que no debe acaparar nuestra atención por completo, ya que una planta muy productiva pero sin el resto de características mencionadas no sirve de nada.

            Sabiendo las cualidades que debemos valorar a la hora de elegir los parentales de nuestro futuro cruce, podemos ponernos manos a la obra, eligiendo, por ejemplo, dos plantas altamente productivas para obtener así semillas que cuando sean cultivadas ofrecerán también plantas muy productivas… ¡Pues no! No cometas este error, céntrate en buscar dos parentales totalmente opuestos en características. Si, por ejemplo, tenemos un parental que ofrece grandes cogollos y una gran cantidad de resina, como alguna Critical, busca otro parental que ofrezca cualidades diferentes como un gran sabor y olor (a fresa, por ejemplo), como White Strawberry Skunk. Si cruzamos dos variedades que ofrecen grandes cogollos, vamos a obtener semillas que cuando sean cultivadas ofrecerán grandes cogollos, ¿pero dónde está la magia? Ya teníamos dos variedades muy productivas, ¿para qué queremos otra más? Es mucho mejor experimentar e intentar mejorar esas genéticas, para que además de productivas sean, por ejemplo, mucho más resinosas u ofrezcan un olor y un sabor especiales. Si tienes un parental que ya cumple con una o dos de estas características, no utilices otro parental que tenga las mismas características, busca uno diferente que pueda aportar algo interesante al cruce. A nivel personal, me gusta jugar mucho con los olores y sabores, también con los colores; por eso utilizo un parental púrpura de buen sabor y otro que aporte cosas diferentes como resina, producción, potencia y/o efecto.

Polen preparado para ser congeladoPolen preparado para ser congelado

Cómo hacer semillas

            Ahora que ya sabemos cómo elegir los parentales de forma correcta, vamos a ver cómo hacer esas semillas regulares, feminizadas o autoflorecientes.

Regulares

            Para hacer semillas regulares sólo necesitaremos un parental masculino y uno femenino, ambos seleccionados por nosotros bajo nuestros propios criterios. Si ponemos a florecer los dos parentales a la vez, veremos que la planta masculina crece y produce flores (masculinas, obviamente) mucho antes que la hembra. Esto es algo completamente normal. Simplemente esperaremos a que el macho esté maduro y soltando polen para sacudirlo por encima de la hembra, polinizándola. Si hemos elegido un macho de larga floración (sativa) y una hembra de corta floración (índica), por simple sentido común pondremos el macho a florecer dos o tres semanas antes que la hembra. Si ambos ejemplares tienen un ciclo de floración similar los pondremos a la par. No es necesario polinizar toda la planta si lo que queremos es obtener sólo unas pocas semillas. En este caso floreceremos los parentales por separado y, cuando el macho suelte el polen, lo recogeremos con cuidado. Con la ayuda de un pequeño pincel esparciremos ese polen en uno o dos cogollos de la planta hembra. De esta forma sólo polinizaremos una pequeña parte de la planta.

            Esta forma de reproducción es la más sencilla y natural, la que la naturaleza ha seguido durante milenios, aunque, en esta ocasión, con un poco de ayuda para seleccionar las partes que queremos polinizar. También podemos guardar un poco de polen en un envase seco acompañado de algún secante (como arroz) y congelarlo. De esta forma se conservará para futuras polinizaciones (como el polen de la BB F2 que podéis ver en la foto).

Feminizadas

            Si las semillas regulares no son una buena opción para ti, siempre puedes pasar al siguiente nivel, algo más complicado a primera vista pero que con un poco de maña y paciencia puede conseguirse fácilmente. Para hacer semillas feminizadas necesitaremos seleccionar dos parentales femeninos (hembras). Uno de ellos seguirá siendo y ejerciendo de hembra para la reproducción y el otro lo transformaremos, con la ayuda de la química, en un macho (lo revertiremos). Es importante que el ejemplar que vayamos a usar para ser revertido provenga de semillas regulares y no haya sufrido estrés previamente. Todas las semillas feminizadas provienen de parentales revertidos y eso deja cierto estrés genético, por lo que es mucho mejor utilizar un parental que no provenga de semillas feminizadas y así evitar ese estrés heredado.

            Para revertir una hembra y que dé flores macho vamos a necesitar la ayuda de un preparado químico conocido como STS o tiosulfato de plata. Este preparado es indispensable para que la planta hembra se revierta y nos dé flores macho. Aunque la planta se transforme en un macho, sus genes seguirán siendo de hembra, por lo que al cruzarla con otra hembra toda su descendencia (semillas) serán hembras. El STS es un producto que no se debe respirar (es cancerígeno), por lo que hace falta mascarilla y guantes para elaborarlo y aplicarlo. Necesitaremos comprar en la farmacia un paquete de barritas de Argempal (no necesitan receta) y también un bote pequeño de hiposulfito de sodio (o tiosulfato de sodio). Normalmente, el bote más pequeño es de 250 mg. Aunque la farmacéutica se quede con cara de sota, son productos que no necesitan receta y que puedes comprar en cualquier farmacia. También necesitaremos agua destilada, unos vasos de plástico y un pulverizador. Sobra decir que ya debemos tener guantes y mascarilla, que podemos encontrar en cualquier ferretería o incluso en los chinos.

Polinización manualPolinización manual

Cómo hacer STS y cómo aplicarlo
  1. Con los guantes y la mascarilla puestos, ponemos veinte mililitros de agua destilada en un vaso de plástico y diluimos en esa agua la punta de siete de las diez barritas que trae la caja de Argempal.
  1. En otro vaso de plástico ponemos treinta mililitros de agua destilada y añadimos 1,3 gr de hipolsufito de sodio (o tiosulfito de sodio) y removemos con algún instrumento no metálico. El metal puede dañar la formula, por lo que usaremos algo de plástico o madera para remover.
  1. Una vez que tenemos todo bien disuelto y mezclado, verteremos el contenido del primer vaso dentro del segundo vaso, removiendo lenta y constantemente mientras vertemos. Así tendremos 50 mililitros de agua destilada con sus añadidos, en un mismo vaso.
  1. Ahora pondremos en una botella o recipiente de plástico cuatrocientos mililitros de agua destilada y después verteremos el contenido del vaso preparado anteriormente y removeremos todo bien. Así tendremos 450 mililitros de STS concentrado. Como es muy concentrado y tóxico para las plantas, debemos diluirlo en una proporción de 1:4 antes de usarlo. De forma que pondremos en el pulverizador una parte de STS concentrado y cuatro partes de agua destilada (por ejemplo 100 mililitros de STS y 400 mililitros de agua destilada).
  1. Ya tenemos listo el STS dentro del pulverizador pero… ¿cómo lo usamos? Muy sencillo: el ejemplar que queramos revertir debemos pasarlo a floración antes que la hembra que vaya a recibir su polen (unas dos o tres semanas antes). Pondremos el parental en cuestión a florecer de forma normal, a 12/12 o a 11/13 (dependiendo de gustos y variedad). En su quinto día de floración aplicaremos de forma foliar una pulverización con el preparado de STS que tenemos en el pulverizador, dejando las hojas bien empapadas (es recomendable hacerlo justo en la fase de oscuridad para que se absorba lentamente, sin ventilación). Continuaremos con el proceso de floración normal hasta que lleguemos al décimo quinto día, o lo que es lo mismo, diez días después de la primera pulverización. Aplicaremos entonces una segunda y última pulverización de STS y dejaremos que la planta siga floreciendo normalmente. Sobra decir que todas las pulverizaciones deben hacerse con guantes y mascarilla.

            Y listo, tras tres semanas pondremos a florecer a la hembra seleccionada para producir semillas. Veremos cómo la planta a la que hemos aplicado el STS comienza a sacar flores masculinas. Cuando éstas estén maduras soltarán polen y con ese polen polinizaremos a la hembra. Una vez que la planta revertida haya soltado el polen debe ser completamente desechada. Es una planta tóxica y sólo podemos aprovechar de ella su polen. Nunca te la fumes, ni la uses para realizar ningún preparado, elimínala por completo. La planta polinizada creará semillas de forma normal pero con la diferencia de que serán feminizadas.

            Seleccionad bien vuestros propios parentales y aventuraros en el fantástico mundo de la cría de cannabis a nivel amateur.

 

Suplementos naturales para la tierra y la hidroponía

Cuando conocí la hidroponía, allá por el año 1989, en el mercado todavía existían pocos productos para este método de cultivo. Estábamos en California y creo que la única empresa que ofrecía estos productos en todo el continente americano era General Hydroponics. Nuestra línea de abonos estaba compuesta por Flora Series y reguladores de pH. En ese momento pensábamos que con eso era suficiente, y es que la fórmula de Flora Series era muy precisa y revolucionaria en aquella época.

por Noucetta Kehdi, GHE

Así es, desde que trabajo en el ámbito de la hidroponía he visto una gran cantidad de magníficas plantaciones cultivadas tan solo con esos productos, tanto en tierra como en hidroponía, entre ellas nuestra granja hidropónica White Owl WaterFarm en Sebastopol (California), donde cultivábamos en AeroFlos verduras y lechugas que vendíamos a los mejores restaurantes de la bahía de San Francisco. A pesar de ser los pioneros de la época, he de decir que hemos aprendido mucho desde entonces.

Gracias a los estudios y a las pruebas que hemos realizado, así como al desarrollo de los avances científicos, hemos descubierto que la tierra está compuesta por otros elementos, tan esenciales como las ya conocidas sales minerales, que no nutren directamente a la planta, pero sí intervienen en su salud. Hemos aprendido que cultivar una planta es al mismo tiempo un acto simple y un fenómeno de gran complejidad, pues más allá de las sales minerales existen numerosas interacciones naturales que hacen que una planta no sea tan solo más productiva, esté más desarrollada o contenga más principios activos, sino que también sea “más feliz”. Puede parecer una tontería, pero una planta hermosa y fuerte marca sin duda la diferencia. En ciertos momentos de su vida, con los aportes suplementarios necesarios, parece que la planta tiene más vigor y se desarrolla aún más.

Aportar los beneficios de la tierra a la hidroponía

Hasta que descubrimos la bioponía, es decir, la hidroponía biológica, nuestra última meta era aportar los beneficios de la tierra a la hidroponía. Tanto en la hidroponía, método en el que no utilizamos la tierra, como en suelo, en función de la fertilidad del terreno, a veces es necesario añadir elementos que faciliten el desarrollo, el crecimiento y la producción de los cultivos.

En un primer momento nos interesamos por el silicato, que se convirtió en elemento esencial para la hidroponía y que no solía estar presente en las fórmulas nutritivas. Después descubrimos los ácidos fúlvicos y húmicos, que han demostrado ser potentes estimulantes para el crecimiento. Poco a poco hemos ido añadiendo productos biológicos con el aporte de microorganismos, extractos de aceites esenciales, abonos de gusanos, de algas, de purín, etc.

En la actualidad, algunos de estos productos se utilizan poco o mal, pero su eficacia está probada, teniendo en cuenta que nuestros abuelos y las generaciones que les preceden los han utilizado con buenos resultados durante siglos. A continuación me gustaría hablar del purín de ortiga, de los extractos de humus de lombriz y de los extractos de algas, ya que son mis favoritos, aunque hay muchos más.

El purín de ortigas

El purín de ortigas, que solía fabricarse tradicionalmente en las granjas, forma parte de esos productos altamente eficaces que se han quedado un poco olvidados. Se trata de un producto fácil de hacer en casa, sobre todo si vivimos en el campo. Su preparación es muy sencilla: basta con poner en un recipiente (mejor si no es metálico) 1 kg de ortigas recién cortadas y troceadas y añadir 10 litros de agua. Para el purín se suele utilizar la ortiga verde. Debemos remover la mezcla con regularidad y dejar que fermente más o menos según la temperatura ambiente. La fermentación habrá terminado cuando no haya burbujas. Si queremos una receta más detallada, en internet hay muchas que explican el proceso paso a paso. El único inconveniente de hacer el purín de ortigas en casa es que se trata de un proceso largo y el olor es muy fuerte, por lo que mejor si podemos hacerlo en el campo o al fondo del jardín.

Sin embargo, se trata de un producto excelente y sería una pena no hacer uso de él. También se puede adquirir en viveros y tiendas de jardinería. La ortiga contiene un gran número de minerales, especialmente mucho hierro y silicio, así como nitrato, potasio y magnesio. Se suele aplicar en la primera etapa de crecimiento debido a su alto contenido en nitrógeno, que estimula especialmente el crecimiento. Como abono, se utilizan 2 litros por cada 10 litros para mejorar la productividad y aumentar la calidad de la cosecha. En una dosis más pequeña (1 litro por cada 10 litros), se utiliza como pulverización foliar y repelente contra pulgones y algunos ácaros, sobre todo cuando está bien fresca. También se usa para combatir las enfermedades criptogámicas que provocan los hongos como el mildiu, oídio, botrytis y marchitamiento fúngico.

Se puede recurrir a otros purines, igual de eficaces, como los purines de consuelda, de cola de caballo, de diente de león, de tanaceto y otros, cada uno con propiedades diferentes. El purín de consuelda contiene potasio y minerales. Fortifica las plantas y les permite luchar contra enfermedades y carencias. El purín de diente de león contiene potasio y silicio. El purín de cola de caballo contiene una alta cantidad de silicio y se conoce por ser un fungicida natural así como un buen repelente contra varios parásitos, en especial contra los pulgones.

Algunos jardineros alternan el uso de purín de ortiga y de consuelda, sobre todo como método de prevención: «Son fertilizantes: la ortiga aporta nitrógeno y la consuelda potasio. Estos “estimulantes” refuerzan las defensas de las plantas». Fuente: http://goo.gl/pn4tsY (en francés). Para más información consulte http://goo.gl/nkAhVu.

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Té de humus de lombriz

Los tés o extractos de humus de lombriz tienen su origen en los abonos de desechos orgánicos de las lombrices, que dan nombre a este proceso. ¿Por qué las lombrices? Estos pequeños animales son capaces de digerir una cantidad impresionante de desechos orgánicos (por ejemplo: todos los desechos vegetales que se quedan en la cocina) en un muy poco tiempo y lo convierten en un abono ligero y muy nutritivo. El humus de lombriz, así como el líquido que de él se extrae, tiene un alto contenido en nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio. Además, nutre la planta y le aporta un suplemento de microelementos beneficiosos. Asimismo, contiene una gran diversidad de microorganismos, bacterias y hongos, y mejora la fertilidad del suelo además de permitir a la planta luchar contra enfermedades e infecciones, estimulando la actividad microbiana en la zona radicular. También acelera la germinación, refuerza y protege las raíces y mejora el sabor y el aroma de los frutos. El líquido, a veces denominado té o extracto de lombriz, permite añadirlo a una solución hidropónica, especialmente después de haberlo filtrado.

Al igual que ocurre con el purín de ortigas, podemos fabricar el extracto de humus de lombriz en nuestra propia casa, tanto en la ciudad como en el campo, e incluso en la cocina. De hecho, se venden pequeños compostadores de lombrices fáciles y listos para usar, que también empiezan a existir a nivel comunitario y colectivo. Asimismo, al menos en Francia y Bélgica, hay lugares privados donde los que se inician en este ámbito o los que necesitan más lombrices pueden ir para abastecerse de las lombrices de la variedad correcta. Se utilizan lombrices comunes, de la variedad Eisenia (andrei, hortensis y foetida), que parece resistente, muy eficaz y que se adapta a condiciones climáticas muy diversas. En la tierra, suelen encontrarse en la superficie, en los 20 primeros centímetros, donde viven en silencio y oscuridad, a temperaturas cercanas a los 20°C.

Los que quieran podrán adquirir fácilmente un compostador de lombrices listo para usar o, si lo prefieren, pueden fabricarlo ellos mismos. Para obtener más información, en Google hay un sinfín de explicaciones sobre ambas posibilidades. No es difícil, pero es necesario seguir las instrucciones y ser limpio y metódico ya que es fácil hacer mal el abono y encontrarse lleno de pequeños insectos, drosophilas, larvas de suelo y otros, o directamente matar las lombrices. Sin embargo, afortunadamente, al igual que el purín de ortiga, también podemos comprar en las tiendas extractos de lombriz ya preparados, fáciles de utilizar y eficaces. Como ocurre con el purín de ortiga, sería una pena no utilizar este producto. Los beneficios de ambos son conocidos desde hace mucho tiempo, además de ser ecológicos y estar catalogados como productos éticos y sostenibles. Los extractos de lombriz se pueden utilizar tanto en cultivo en tierra como en hidroponía, con el método de irrigación y sobre todo con la pulverización foliar.

Extractos de algas

Un alga es una planta como cualquier otra, que contiene elementos beneficiosos tanto para el consumo humano como para el cultivo de plantas. Su utilización para enriquecer las tierras agrícolas se remonta años atrás, en especial (obviamente) en las zonas cercanas al mar. Según la región, se recogían algas pardas, rojas o verdes, o todas en el mismo lugar. Las algas son muy útiles y ricas en diferentes elementos. Poco a poco, esta utilización se fue haciendo tan popular que en el siglo XII hubo que regularla para permitir a los agricultores de los diferentes municipios costeros tener acceso de forma equitativa. Más tarde se descubrieron otras utilidades de las algas en diferentes sectores de la industria, especialmente en el de la cosmética, la alimentación, los biocarburantes y la química verde. La demanda aumentó y la recogida se transformó en grandes cosechas a gran escala. Se suele pensar que las algas son una materia renovable y que, por tanto, se pueden utilizar en abundancia, pero no es tan sencillo. Algunas variedades, como el alga parda Ascophyllum nodosum (es un alga perenne que puede vivir durante muchos años, los tallos podrían llegar a los 25 años y las matas, capaces de regenerarse por su base, podrían vivir varios siglos) de una gran riqueza, crece de forma muy lenta. Así pues, es preciso recogerlas con mucha prudencia. En http://goo.gl/DKnw1I (en francés) podrá encontrar información sobre la recolección de las algas. Por ejemplo, se recomienda no arrancar el órgano de fijación, sino dejar el pedúnculo sobre su apoyo para favorecer el rebrote, así como cortar la planta con cuchillo para permitir que se recupere rápidamente y conservar las especies.

¿Por qué las algas? Al provenir de mares y océanos, han acumulado una gran variedad de elementos beneficiosos para la planta: un 70% de materia orgánica que puede descomponerse y el resto de sales minerales nutritivas (más de 20) como nitrógeno, potasio, calcio, hierro, magnesio, azufre, zinc, cromo, níquel, yodo, etc. y, por supuesto, sodio. Además, recomendamos a los que recogen algas en las playas que las laven con agua fresca y las enjuaguen para quitarles la sal antes de ponerlas en su huerta. Extendidas en el suelo, se descomponen rápidamente y liberan estos elementos que pueden aprovechar las plantas.

Además de su función como abono gracias a su riqueza en sales minerales, oligoelementos, vitaminas y aminoácidos, también desempeñan la función de bioestimulantes, es decir, estimulan el crecimiento favoreciendo la absorción de elementos nutritivos. También son estimulantes, es decir, activan el sistema de defensa natural de las plantas y refuerzan su resistencia ante insectos y enfermedades. Las algas permiten un abundante desarrollo radicular y un crecimiento prolífico, además de mejorar el rendimiento de sus cultivos. Se pueden utilizar en la solución nutritiva como abono, pero también en la pulverización foliar, durante toda la vida de la planta.

Evidentemente, para los que no vivan cerca del mar pero quieran probar los beneficios de las algas, hay un gran número de empresas que las fabrican y podrán encontrarlas en todos las growshops que ofrecen una amplia gama de productos naturales de calidad. El purín de ortiga, los extractos de humus de lombriz y los extractos de algas son tres suplementos naturales muy satisfactorios que se pueden utilizar para cultivos en tierra, fibra de coco y en aeroponía. Se trata de productos ecológicos y normalmente biológicos. La primavera ya está aquí, es el momento de pensar en las nuevas cosechas y en estos productos simples y eficaces que traerán la felicidad a las plantaciones, tanto en huertos exteriores como en un pequeño jardín hidropónico en el tejado.

Si desea más información, no dude en ponerse en contacto con nosotros a través del correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..»>Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

 

El fascinante mundo de las Purple

Todos los amantes de la marihuana nos solemos quedar atónitos cuando apreciamos la belleza de nuestras plantas en plena floración, más aún cuando en nuestro jardín habitan cogollos con tonalidades tan sorprendentes y llamativas que centrarán prácticamente toda nuestra atención: las Purple.

por Josetxo

Old BlueberryOld Blueberry

    La inmensa mayoría de las plantas de cannabis que conocemos hoy en día, en todo el planeta, presentan un patrón muy clásico en lo que a colores del follaje y fruto se refiere. Un verde de mayor o menor intensidad para el tallo, ramas y hojas, proporcionado por la propia genética y/o la cantidad de nutrientes asimilados (principalmente nitrógeno). Sin olvidar el blanco puro o blanco hueso que suele predominar en los cogollos, debido a las tonalidades de cálices y estigmas.

    Pero un pequeño porcentaje del total de las variedades conocidas a nivel mundial se resiste a seguir las reglas como si fueran borregos, ofreciendo unas tonalidades increíblemente hermosas que las hacen resaltar sobre el resto brutalmente: las Purple.

    Dentro de lo que podríamos denominar una línea de color inusual y altamente atractiva, no sólo existe el llamativo púrpura. Colores tan peculiares como el rojo, el rosa o el naranja también tienen lugar en muchas de las variedades Purple.
    
¿A qué denominamos exactamente variedad Purple?

Hay quienes piensan que las Purple son sólo aquellas plantas que presentan colores morados en sus cogollos durante la etapa de floración. Otros prefieren pensar que las Purple son aquellas variedades que durante la etapa de floración presentan colores púrpura, rojizos u oscuros en las hojas, principalmente las que rodean y crecen entre los cogollos, pero sin necesidad de que el cogollo sea rojizo o púrpura.

    Lo cierto es que cualquier planta que presente esas hermosas tonalidades, ya sea en sus hojas, en sus cogollos o en ambos simultáneamente, merece ser llamada Purple. Desde las tonalidades más rojizas, casi fluorescentes, a los púrpuras más suaves o intensos, todas estas extraordinarias tonalidades están a nuestro alcance.

    Son muchas las personas que afirman que estos llamativos colores se obtienen cuando las plantas en floración se exponen a bajas temperaturas. Muchas otras defienden que el color es obtenido estrictamente de la genética de la planta. Lo realmente cierto es que todos tienen razón.

¿Por qué iba una planta a cambiar su color de verde/blanco a rojo/púrpura?

Existen varios factores involucrados en esta llamativa curiosidad, desde la actuación de pigmentos secundarios en hojas y cogollos, hasta la genética, sin olvidar la ayuda que aportan las bajas temperaturas en la mayoría de las variedades.

    Las plantas de cannabis de lo que podríamos denominar “color clásico” presentan un verde en sus hojas que se va degradando conforme avanza la etapa de floración. En ocasiones liberando preciosos tonos amarillos y en otras tonalidades más rojizas.

    Si estás pensando el motivo por el cual las hojas de tus plantas llegan más verdes que una lechuga al último día de floración, te puedo anticipar que es por un abuso de abono o por un sustrato excesivamente nutrido. Si por contra las hojas de tus plantas terminan con una decoloración tirando a amarillo o tonalidades rojizas, están aprovechando adecuadamente los nutrientes de las hojas (fósforo y potasio principalmente) y envejeciendo correctamente.

    El nitrógeno comienza a dejar paso a pigmentos secundarios que dejan de estar oprimidos por el intenso verde que proporciona. Algunos de estos pigmentos, como los carotenoides o las antocianinas, pueden aportar hacia el final de la floración colores tan variopintos como el amarillo, el rojizo o el púrpura, que pueden tomar tanto cálices como hojas cercanas a los cogollos.

    Una baja temperatura durante la última fase de floración ayuda a que las plantas adquieran esos bonitos y algo inusuales colores. Cabe recalcar que no todas las plantas de marihuana adquieren estos colores aunque se expongan a temperaturas bajas.

    El motivo de que una planta de “color clásico” pueda adquirir esa tonalidad mediante una exposición al frío es que en sus genes ya contiene parte de una Purple, lo que le permite crear esos pigmentos y ser receptiva a bajas temperaturas. Esa es la diferencia entre las plantas que reaccionan al frío, con esas llamativas tonalidades, y las que permanecen sin alterar su clásico color verde.

    Obviamente, no debemos confundir estos hermosos colores producidos por la energética y ayudados por bajas temperaturas, con los colores que se obtienen cuando una planta está sobrefertilizada o con carencias… esos son otra historia.

    Por otro lado, la genética no solo puede hacer que algunas plantas de cannabis muestren sus “cualidades Purple” con la ayuda del frío, sino que también proporciona plantas que, con total y absoluta independencia de la temperatura, durante la floración adquieren increíbles tonos rojos o púrpuras, tanto en sus hojas como en sus cogollos.

    Son las que vienen llamándose variedades Purple desde el inicio de los tiempos, cuando, por extraño que parezca, el mundo no conocía más de cuatro o cinco genéticas con estas características. El motivo por el cual estas plantas siempre desarrollan el color rojo o púrpura, en diferentes intensidades, en sus hojas o cogollos, es estrictamente genético. Esto significa que aunque sean cultivadas a 35ºC van a mostrar esos fascinantes colores.

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¿Por qué concretamente esos colores?

En realidad no se conoce el origen con certeza, pero muy probablemente sea una simple reacción de la propia planta ante medios externos. Entre los posible medios externos más razonables se encuentra la protección frente a rayos ultravioleta producidos por el sol, o simplemente la necesidad de ser más llamativa para atraer a insectos polinizadores. No olvidemos que la reproducción es el último paso natural del ciclo de vida del cannabis, en todos los sentidos.

    Sea como fuere, el resultado es que estas plantas presentan una genética diferente al resto, que les permite adquirir colores destacados y tremendamente llamativos. Dicha genética se ha ido reproduciendo de forma tanto natural, como artificial, hasta llegar a las decenas de variedades Purple disponibles hoy en día.

    El mito sobre las variedades Purple es algo que habita entre círculos cannábicos y redes sociales de forma muy habitual. Indica que las variedades Purple (las púrpura o rojas puras, no las que cogen color solo con el frío) son a nivel general más flojas en efecto que las variedades clásicas o verdes. Este mito es en parte cierto y en parte falso. Hace algunos años, antes de que existieran las semillas feminizadas y más bancos de semillas que bares, no había muchas variedades púrpura comercializadas y dar con landraces púrpuras era algo que sólo estaba al alcance de unos pocos afortunados.

    Lo cierto es que esas pocas variedades Purple de antaño predominaban mucho por su color, su sabor y/o su olor… pero poco por su efecto. Ojo, el efecto era cojonudo, pero en comparación con otras variedades de color común, algo más flojas y a veces bastante más flojas para ser sinceros. Pero en la actualidad existen decenas de cruces con variedades Purple que siguen conservando su color y tienen, además, una extraordinaria potencia que nada tiene que envidiar al resto de variedades.

Algunas variedades Purple    

Entrando un poco en materia sobre variedades, seguro que conocéis una que todavía hoy se comercializa y es muy famosa como variedad púrpura: la denominada simplemente “Purple”, del banco Dutch Passion. Ésta es una variedad que adquiere unos preciosos tonos rojo óxido, rojo vino o púrpura en sus cogollos y hojas cercanas. La Purple sólo está recomendada en cultivos de exterior, ya que en interior puede dar problemas. Es una planta generalmente alta, ramificada y muy llamativa visualmente. Sus cogollos tienen un olor y sabor afrutado, dulce y delicioso. Efecto no muy duradero pero bastante psicoactivo que te hará ver el mundo de otra forma.

    Otra de las variedades Purple que con más cariño recuerdo por destacar sobre el resto de forma espectacular, es una vieja selección de Blueberry de DJ Short. Esta selección es de hace muchos años, cuando Blueberry era auténtica, y no la extraña mezcla que se suele vender ahora. La Old Blueberry (como me gusta llamarla) ofrece cogollos con tonalidades más bien rojizas, como podéis ver en la foto, y aunque esta planta siempre adquiere estos llamativos colores, también es receptiva al frío, haciendo que el color sea mucho más intenso si la sometemos a bajas temperaturas a finales de la floración. De olor y sabor tosco y abrupto, tremendamente notable, rudo y profundamente terroso, con matices dulces a baya como jamás se han saboreado. Buen efecto duradero, capaz de dejar feliz al hombre con más tolerancia al THC. Sin duda, es la mejor Blueberry que he podido fumar.

UlduzUlduz

    Otra variedad muy destacable entre las Purple pero poco conocida dentro del mundo cannábico, es la Royal Ulduz de Lala Seeds. Una variedad principalmente sativa, capaz de ofrecer,  sin ninguna necesidad de climas fríos, unos colores fantásticos. Quizás no sea muy recomendable para interiores debido a que crece como una loca durante la etapa de floración, pero si el cultivador tiene un poco de maña podrá cultivarla sin problemas en indoor. Ofrece unos cogollos muy coloridos, repletos de resina y de tamaño medio/grande. Su olor es muy peculiar, algo entre flores frescas, fruta dulce y pequeños matices a madera. Una auténtica delicia tanto para el sentido del olfato como para el del gusto, ya que al fumarla no pierde mucho. La Royal Ulduz ofrece un efecto cerebral potente y de duración media, ideal para fumar a lo largo del día sin quedarse estancado en un sofá o embobado frente a cualquier cosa con luces (TV, PV, tablet…). Sin duda es una gran variedad Purple a tener presente.

    Podríamos estar semanas hablando de las diversas variedades Purple y sus respectivos sabores y efectos, pero como en todo… cada persona es un mundo y para gustos, colores. Aquí os dejo una pequeña recopilación de algunas variedades púrpura o rojizas que merece la pena probar.

•    Sand Storm: hay que cultivarla con delicadeza pero merece la pena.
•    Estrella Malva o Nube Roja: son un par de variedades no muy fuertes en efecto pero muy coloridas y de buen sabor.
•    Purple Widow: es relativamente reciente y ofrece buenos colores, sabor y efecto.
•    Sweet Purple: es una planta muy sabrosa, de colores marcados y efecto agradable y placentero.  

Éstas son sólo algunas de las muchas variedades Purple que se pueden probar de forma muy sencilla. Sus semillas están a la venta en la mayoría de growshops.

    Espero que si nunca habéis cultivado o probado una variedad Purple os haya animado a hacerlo. Son plantas realmente preciosas y la mayoría cuentan con un sabor muy agradable y efectos para todos los gustos. Mientras llega el próximo número de Cannabis Magazine, seguimos fumando…

 

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